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10 sitios alucinantes para comer en la nieve

De una pizza de longaniza por 17 euros a un menú 'gourmet', gastronomía de todo tipo en mitad de las pistas para los aficionados al esquí

Restaurante La Glera, en en El Portalet (Valle de Tena).
Restaurante La Glera, en en El Portalet (Valle de Tena).

No importa si nuestro presupuesto da para un bocadillo o para una gran comilona. Las estaciones de esquí –sobre todo las grandes- han descubierto en la gastronomía una fuente de ingresos y se esmeran para ofrecer al cliente una experiencia agradable que le invite a volver. Mucho más si la comida o la cena al calor de una chimenea, en plena montaña, se completa con un paseo en trineo de perros o una bajada nocturna esquiando con antorchas. Las diez sugerencias de este reportaje prometen hacer de un día en la nieve algo especial.

1. Aislados en la montaña

La Glera (Formigal)

Hasta esta cabaña plantada a 2.000 metros en El Portalet (Valle de Tena) solo se puede llegar esquiando, de día, o a bordo de una máquina pisapistas, de noche. Este pequeño restaurante y su terracita están completamente aislados en mitad de laderas nevadas y con vistas impresionantes sobre cumbres de tres mil metros. Comerse aquí una sopa montañesa, un chuletón a la brasa o unas chuletillas de cordero, con una copa de champán, es un lujo que hay que ganarse: para llegar a mediodía, los esquiadores se tienen que dejar arrastrar por una máquina hasta lo alto de la pista Pipos y después deslizarse por ella. Por la noche, incluso con mal tiempo, una máquina pisapistas sube desde el aparcamiento de Anayet a grupos de 10 a 14 personas.

Excursión en motos de nieve en La Partacua, en el Valle de Tena.
Excursión en motos de nieve en La Partacua, en el Valle de Tena.

2. A lomos de una moto de nieve

La Partacua (Valle de Tena)

La aventura da hambre y esta experiencia provoca ambas cosas. La Partacua, en invierno, es un territorio inhóspito de lomas nevadas por el que deslizarse conduciendo una moto de nieve estimula los sentidos y el estómago. La propuesta dura una hora, incluye aproximación en todo terreno, nociones básicas para manejar la moto, excursión y comida; en una carpa los fines de semana. Sobre la mesa, productos de la zona y de temporada, carnes, hortalizas, quesos.

Moto biplaza (1 hora) más comida en la carpa, 85 euros por persona los fines de semana. Reservas en +34 693 695 580 y tenapark.com.

Pizzería El Bosque, a 2.100 metros, en Cerler.
Pizzería El Bosque, a 2.100 metros, en Cerler.

3. Una pizza de longaniza

Cerler (Benasque)

En la montaña, un bocado simple puede parecer un manjar. Sobre todo si se toma en una encantadora cabaña al borde de un bosque de pino negro y con un horizonte de montañas espectaculares como La Maladeta y el Aneto, gigantes del Pirineo. La pizza artesana de longaniza de Graus es la estrella de la pizzería El Bosque, a 2.100 metros en la estación de Cerler, en el sector conocido como Rincón del Cielo. Se puede comer en el interior, servido en mesa, o en terraza si el tiempo invita a disfrutar del entorno. Hay también postres caseros.

Hospital de Benasque (Huesca).
Hospital de Benasque (Huesca).

4. Diez siglos ofreciendo refugio

Hospital de Benasque

Como en otros lugares del Pirineo, la Orden religioso-militar de San Juan de Jerusalén levantó en el siglo XI en este remoto rincón del valle de Benasque un hospital para ayudar a caminantes y peregrinos a cruzar la frontera. Un camino tortuoso lo enlazaba –y enlaza aún– con otro establecimiento similar en el valle francés contiguo de Luchon. Diez siglos después se levanta en este mismo lugar un acogedor hotel y restaurante a donde ahora llegan amantes de la naturaleza, con permiso de los aludes que a veces barren la carretera. Un pequeño centro de interpretación ilustra a los visitantes sobre la historia del hotel. En el exterior hay un circuito de 30 kilómetros para hacer esquí nórdico (adultos, 8,50 euros; niños, 5,50).

Terraza del Moët Winter Lounge, en la estación de Baqueira.
Terraza del Moët Winter Lounge, en la estación de Baqueira.

5. Lujo y exclusividad

Moët Winter Lounge (Baqueira)

Es el local con más glamour de las pistas del valle de Arán: gastronomía exquisita, champán y música en directo en un rincón de gran belleza. Se puede comer a mediodía (72 euros por persona) o cenar; en este último caso se cierra todo el local en exclusiva para grupos de 15 o más personas. El menú de noche cuesta 115 euros por persona e incluye nueve entrantes (tataki de atún, jamón ibérico 5 Jotas, croquetas de ceps de Arán…), chuleta de buey a la parrilla, dos postres y Moët Chandon Grand Vintage. Se puede añadir el acompañamiento de un DJ en directo. También es posible contratar un trineo tirado por caballo para llegar desde el aparcamiento en Orri hasta la cabaña. Durante el día se pueden aparcar durante unos minutos los esquís para tomar en su terraza exquisitas tapas de temporada con una copa de champán, cava o vino.

Vista nocturna de la aldea de Montgarri, en el valle de Arán.
Vista nocturna de la aldea de Montgarri, en el valle de Arán.

6. Bajo las estrellas

Montgarri (Valle de Arán)

Montgarri es una aldea abandonada en el nordeste del valle de Arán en la que solo quedan algunas casas y una iglesia del siglo XVIII. En invierno solo se puede llegar caminando o deslizándose por la nieve; por ejemplo en trineo tirado por perros desde el Pla de Beret, a siete kilómetros de distancia. Aran Mushing ofrece una excursión de ida y vuelta en trineo de doce perros (con posibilidad de conducirlo) y cena en el refugio Amics de Montgarri por 195 euros, adultos, y 95, menores de 10 años. El menú incluye olla aranesa, chuletón de buey o magret de pato, postres y bebidas. Se sale a las ocho de la tarde y se regresa un poco antes de la medianoche. Si el tiempo acompaña, el trayecto bajo las estrellas, acompañados de los sonidos del trineo y de los perros sobre la nieve, resulta mágico.

Interior del refugio Niu de l’Àliga, en la estación de La Molina.
Interior del refugio Niu de l’Àliga, en la estación de La Molina.

7. A vista de pájaro

Niu de l’Áliga (La Molina)

Desde la cima de la Tosa d’Alp, 2.500 metros, las vistas sobre las comarcas de la Cerdanya, el Berguedà y el Ripollès no pueden ser más amplias; si además coincide con la puesta de sol la experiencia adquiere tintes sublimes. Pero hay que guarecerse pronto porque a esa hora y a esa altura la temperatura baja mucho. El refugio Niu de l’Àliga está ahí para reconfortar al viajero y darle de cenar al calor de la chimenea. La estación de esquí ofrece la posibilidad de subir en el telecabina Alp 2.500 y después llegar hasta el refugio en una máquina pisapistas. Y tras calentarse y reponer fuerzas quienes no teman la aventura pueden bajar esquiando a la luz de las antorchas acompañados por profesionales.

Xalet Igloo de Arinsal, a 2.400 metros de altitud.
Xalet Igloo de Arinsal, a 2.400 metros de altitud.

8. Asomados al snowpark

Xalet Igloo (Arinsal-Andorra)

Sol en la terraza (cuando lo hay, claro), música y ambiente joven; el renovado Xalet Igloo de Arinsal, a 2.400 metros de altitud, es un punto de encuentro para esquiadores, riders y sonowboarders que quieren tomar algo mientras disfrutan con las piruetas de sus colegas en el snowpark, a solo unos metros del restaurante. El edificio ha cambiado su aspecto exterior (piedra por madera) y también su carta: aseguran que ofrecen las mejores fondues de Andorra y también buenas carnes aunque tienen menús alternativos para quienes no quieran queso. Durante el día se llega hasta allí tomando el telesilla Les Fonts y por la noche una máquina pisapistas sube a los clientes para cenar.

Nomad Gourmet Food Ratrac, en Grandvalira (Andorra).
Nomad Gourmet Food Ratrac, en Grandvalira (Andorra).

9. Un restaurante correpistas

Nomad Gourmet Food Ratrac (Andorra)

Como tantas otras cosas, la moda de los restaurantes instalados sobre máquinas pisapistas comenzó en Estados Unidos y empieza a llegar ahora a nuestras montañas. En Soldeu el Tarter, en Grandvalira, uno de estos ingenios recorre cada día el dominio, se instala en una zona de la estación y despliega su terraza sobre la nieve. Y no se trata de comer un simple bocadillo; se ofrece una experiencia gastronómica gourmet con productos de hasta 28 marcas de renombre.

Terraza del restaurante Alcazaba, en Borreguiles (Sierra Nevada).
Terraza del restaurante Alcazaba, en Borreguiles (Sierra Nevada).

10. Más altos no hay

Borreguiles (Sierra Nevada)

En el corazón de la estación de esquí de Sierra Nevada, a 2.700 metros, están los restaurantes más altos de España. Para hacerse una idea de lo que significa esta altura basta tener en cuenta que el punto más alto al que se puede llegar con un remonte en los Pirineos es el Puig Falcó, 2.751 metros, en la estación leridana de Boí Taüll. En Borreguiles se pueden encontrar hasta cuatro locales para comer. El restaurante Borreguiles, que incluye un autoservicio y un bar para bocadillos; el Alcazaba, con servicio en mesa para degustar carnes al carbón y arroces (aquí también se puede cenar); el Nevasol, agradable cabaña de madera junto a la estación inferior del telesilla Veleta con una gran terraza-solairum, buffet y menús diarios, y la bocadillería El Campanario para un almuerzo rápido a base de hamburguesas y ensaladas en sus hamacas al aire libre.

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