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La belleza de los 15 Parques Nacionales de España Se celebra el centenario de la designación de los dos primeros Parques Nacionales de España, el de Picos de Europa y el de Ordesa y Monte Perdido, una iniciativa que ha llevado a la protección en estos cien años de un total de 15 enclaves naturales en todo el país Es el primer parque nacional de España, en la cordillera Cantábrica, entre Asturias, León y Cantabria; se creó el 22 de julio de 1918 y al principio se llamó Parque Nacional de la Montaña de Covadonga. Sus menos de 17.000 hectáreas iniciales suman actualmente 67.127 gracias a dos ampliaciones (1995 y 2014). Los Picos de Europa presentan la mayor formación caliza de la Europa atlántica. Entre sus riscos habita el rebeco; en sus bosques, corzos, lobos y, ocasionalmente, algún oso; en sus cielos reinan el buitre leonado y el águila real. Es uno de los más visitados. Sebastian Wasek/Getty Parque nacional desde el 16 de agosto de 1918 y patrimonio mundial desde 1997, Ordesa y Monte Perdido, en la comarca del Sobrarbe, Pirineo aragonés, es un paisaje de contrastes: aridez, nieve y ventiscas en las zonas altas; bosques y prados, cascadas y barrancos en los valles. Dominándolo todo, el macizo de Monte Perdido (3.355 metros de altitud), con las cimas de las Tres Sorores, desde donde derivan los valles de Ordesa, Pineta, Añisclo y Escuaín. David Santiago Garcia/Getty El mayor y más antiguo parque nacional de Canarias, patrimonio mundial desde 2007, es el más visitado de España y uno de los más populares de Europa. Cañadas del Teide se alza en el centro de Tenerife como una de las muestras de ecosistema volcánico más espectaculares del planeta. Conos y domos volcánicos, coladas de lava, pitones y cuevas conforman un extraordinario conjunto de colores y formas. Con especies vegetales endémicas y una importante fauna de invertebrados. iStock Enorme circo de cumbre de ocho kilómetros de diámetro con aspecto de caldera y desniveles de hasta 2.000 metros, en el centro de la isla de La Palma. Profundos barrancos y una red de arroyos y torrentes, de gran fuerza erosiva, cruzan la Caldera de Taburiente, que está rodeada de bosques de pino canario. Este espacio protegido de algo más de 4.600 hectáreas tiene una gran riqueza de flora y fauna, con muchas especies endémicas. Fakrul Jamil/Getty La primera parte de su nombre, Aigüestortes, significa en catalán “aguas tortuosas”, y hace referencia a sus meandros de alta montaña. San Mauricio, el más célebre de sus lagos pirenaicos de origen glaciar, a 1.910 metros de altitud, en el fondo de un circo glaciar, tiene una pequeña presa construida para aumentar su capacidad. Este parque nacional se reparte entre varias comarcas del Pirineo de Lleida, alfombrado de pino negro y silvestre, abeto, abedul y haya. David García Pérez/Getty Laberinto de tierra y agua, de enorme variedad paisajística, a caballo entre las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. Marismas, pinares, playas vírgenes de arena blanca, espectaculares acantilados y complejos de lagunas que dan cobijo a miles de aves. Destacan el sistema de dunas en movimiento que discurre entre Matalascañas y la desembocadura del Guadalquivir o la duna fósil del Asperillo, con más de 30 metros de altura. David Hosking/AGE Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, con algo más de 3.000 hectáreas, es el parque nacional más pequeño de España. Se trata de la última tabla fluvial de la llanura central de la península, una formación que se produce por el desbordamiento de los ríos Guadiana y Cigüela, favorecido por la escasa pendiente del terreno. Tras años de degradación por la sobreexplotación de sus acuíferos, este humedal prácticamente único en Europa parece más recuperado. Su característica cubierta vegetal es un paraíso para las aves acuáticas. María Galán/AGE De este lugar se dice que no es una tierra muerta, sino recién nacida. Único parque nacional de España eminentemente geológico, Timanfaya es una muestra de volcanismo reciente: las erupciones ocurridas entre 1730, 1736 y 1824, dieron lugar a sus características estructuras geomorfológicas, jalonadas por más de 25 volcanes. Y colonizadas por líquenes que pintan de blancos, amarillos y verdes los negros y rojizos de lapillis, arenas y rocas basálticas. Andreas Weibel/Getty Las nieblas que ascienden desde el océano y se pegan a las cumbres agrestes de La Gomera crean una envoltura húmeda y fresca que propicia la pervivencia de las selvas de laurisilva canaria: un ecosistema del Terciario ya desaparecido en el resto del continente europeo. El parque nacional de Garajonay, patrimonio mundial según la Unesco, ocupa cerca del 11% de la superficie de la isla, y alberga un gran número de especies endémicas, y espectaculares monumentos geológicos, como los Roques. Debe su nombre a dos jóvenes, Gara y Jonay, que, según la leyenda, prefirieron suicidarse a vivir separados. Sandra Ranzetti/iStock Parque nacional marítimo terrestre, que administrativamente pertenece a Palma de Mallorca, es un conjunto de islotes que, gracias a su aislamiento, conservan inalterado su ecosistema insular mediterráneo. Con flora endémica como el astrágalo de las Baleares, rubia, tragamoscas o hipericón balear. Este parque incluye colonias de aves marinas (ha sido declarado como ZEPA, Zona de Especial Protección para las Aves) y uno de los fondos marinos mejor conservados del litoral. O. Alamany & E. Vicens/Getty En junio de 1987, el Ministerio de Defensa compró la finca de Cabañeros, de 16.000 hectáreas, en pleno corazón de los Montes de Toledo, para hacerla zona de tiro. La presión social paró el proyecto y un año después Cabañeros se convertía en parque natural; en 1995 pasó a ser parque nacional. Situado entre las provincias de Toledo y Ciudad Real, es refugio de grandes rapaces, cigüeñas negras y varias especies en peligro de extinción. Valentín Rodríguez/AGE Es, con sus 85.883 hectáreas, el parque nacional más grande de España, y uno de los más visitados. Sierra Nevada, en Granada y Almería, es media y alta montaña mediterránea, con más de 2.000 especies vegetales (66 de ellas endémicas), anfibios, reptiles, mamíferos, insectos. Un extenso macizo montañoso con un relieve compacto del que destaca la cima más alta de la península ibérica: el Mulhacén, con 3.479 metros. La cabra montés es, quizás, la especie más característica de estas cumbres. Ethan Welty/Getty Cadena de islas que emergen del océano entre la ría de Arousa y la de Vigo. Archipiélago de Ons, islas Cíes, Sálvora, Cortegada. Sus fondos (de roca, arena o concha) guardan enormes riquezas ecológicas custodiadas por antiguos pecios marinos. En la superficie, acantilados, matorrales, dunas y playas. La diversidad de paisajes del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia favorece la vida: desde las algas (alberga más de 200 tipos) a las plantas adaptadas a vivir en las arenas de las dunas, pasando por peces, moluscos y aves marinas. María Galán/AGE Este auténtico santuario para la observación de aves que se alza en la provincia de Cáceres, atravesado por el Tajo y el Tiétar, fue declarado parque natural en 1979, tras años de lucha para evitar que las plantaciones de eucalipto terminaran con el matorral y el bosque autóctono mediterráneo. Otros de sus hábitats principales son las dehesas, los roquedos y las masas de agua (ríos y embalses). Sobrevolándolo todo, cigüeñas negras, alimoches, buitres o el águila imperial. En 2007, Monfragüe alcanzó la categoría de parque nacional. iStock El décimoquinto parque nacional de España se creó en 2013 y ocupa 33.960 hectáreas de la vertiente sureste de la sierra de Guadarrama, en el Sistema Central, entre Madrid y Segovia (Castilla y León). Es un ejemplo representativo de los sistemas naturales de alta montaña mediterránea. Lagunas y humedales y pastizales de alta montaña, quejigares y melojares, cascajares, pinares, sabinares y enebrales. Varias especies animales que lo habitan están en peligro de extinción, como el águila imperial, la cigüeña negra o el lobo. Roger Tidman/Getty