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Fez, la gran medina del norte de África

Los puestos de cerámicas y especias de Fez el Bali, la moderna avenida de Hassan II, una universidad del siglo IX y la judería en un colorido recorrido por la ciudad marroquí

La mezquita Al Karaouine, en plena medina de Fez (Marruecos). 
La mezquita Al Karaouine, en plena medina de Fez (Marruecos). d. pearson (awl)
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Con más de un millón de habitantes, Fez es un importante centro espiritual de Marruecos. La medina, un vibrante zoco que mantiene su esencia desde hace siglos, atrae como un imán a los viajeros que cruzan el Estrecho para internarse en lo que parece otro mundo. Esta misteriosa urbe fundada en el siglo VIII y que posteriormente acogería a miles de árabes, judíos y moriscos expulsados de la península ibérica está convenientemente situada en el camino entre la costa y las montañas del Atlas. Y, además, es un destino tentador por sus vuelos de bajo coste: volar con Ryanair desde Madrid y Barcelona sale por unos 60 euros, ida y vuelta.

8.00 El mirador Borj Sud

Sobre una colina al sur de la ciudad, el mirador Borj Sud (1), construido en el siglo XVI por el sultán Ahmed al-Mansur, El Victorioso, es el enclave ideal para contemplar la medina de Fez desde lo alto, con una perspectiva única con las primeras horas de luz. Lo mejor para llegar es ir en un taxi, muy económico.

cova fernández

09.00 Desayuno en la Ciudad Nueva

Tras una primera panorámica urbana, el café Floria (2), en plena avenida de Hassan II (3), cuenta con una espléndida terraza y sirve unos completos desayunos a base de zumos naturales, frutas, harsha (el pan de sémola de trigo marroquí) y miel o mermelada, acompañado de un excelente café expreso o té a la menta. Una parada esencial para coger fuerzas antes de internarse en la ciudad amurallada.

La avenida de Hassan II, en pleno centro de la Ville Nouvelle (Ciudad Nueva), es la arteria más atractiva y moderna de la ciudad. Amplia, con un espacioso bulevar flanqueado por palmeras, en sus aceras se ubican tiendas de moda y una decena de estupendos cafés con grandes terrazas además del Floria, como el Bella Amore (4) o el café Monte Carlo (5). No puede haber mayor contraste entre la atmósfera que se percibe en esta zona de Fez y lo que el viajero se va a encontrar en cuanto bucee en su historia, que encuentra a unos cinco kilómetros de aquí.

La escuela coránica Bou Inania, en Fez. 
La escuela coránica Bou Inania, en Fez. alamy

10.30 La mezquita Al Karaouine

Fez el Bali, la fascinante medina, hunde sus raíces en el siglo XIII y hoy se incluye en la lista de lugares patrimonio mundial de la Unesco. Lo mejor es penetrar en este entramado de callejuelas, cul-de-sacs y zocos cubiertos por el arco de Bab Bou Jeloud (La Puerta Azul) (6) y descender por cualquiera de sus dos arterias principales y casi paralelas: Talaa Kbira y Talaa Sghira. Hay que pasearse oteando las tiendas de aceite de argán (ojo, no todos son auténticos), instrumentos musicales, la preciosa cerámica local, especias, verduras, espejos, dátiles y frutos secos, los cafetines y puestos de té… La aventura requiere varias horas, e incluye admirar desde uno de sus portalones, pues la entrada está vetada a los infieles, la mezquita Al Karaouine (7) y su universidad (8) adyacente, la más antigua del mundo según la Unesco y que atrae a teólogos islámicos y recitadores del Corán desde su fundación, en el año 859. Y también las madrasas (escuelas coránicas) de El Attarine (9), Bou Inania (10) o Acharatine (11), todas espléndidas muestras de arquitectura antigua islámica; los minaretes de mezquitas como la Chrabliyine o la zaouia (santuario sufí) de Mulay Idrís (12). Pero el lugar más fotografiado de este gran bazar al aire libre es el barrio de las curtidurías Chouwara (13), donde se tiñen las pieles con las que se elabora el prestigioso cuero de Fez.

15.00 Tajín y cuscús

El restaurante casero Berrada (14), a dos pasos de la madrasa El Attarine, lo gestiona una familia encantadora que en vez de ofrecernos la carta con el menú nos pasa a la cocina y permite elegir entre los platos del día que se están preparando: riquísimos tajines o cuscús, sopas harira, brochetas, platitos de lentejas o verduras cocidas… Más auténtico, imposible.

Tras la comida, a unos pocos metros espera el Museo Nejjarine de Arte y Artesanía de la Madera (15), contiguo al zoco de los carpinteros, en un antiguo funduq, fonda o caravanserai. Impresiona más por el edificio de varias plantas que por su contenido, aunque los objetos de madera, muebles, enseres, ventanas, portalones labrados, juguetes, ajuares de boda…, de uso cotidiano en el Marruecos rural son de un indudable interés antropológico.

 Puestos de especias, cerámica y babuchas se multiplican en Fez el Bali, la medina donde se concentran algunos de los edificios más importantes de la ciudad marroquí.
 Puestos de especias, cerámica y babuchas se multiplican en Fez el Bali, la medina donde se concentran algunos de los edificios más importantes de la ciudad marroquí.getty Images

17.00 En la Mellah

La Mellah (judería) (16) es donde se refugiaron miles de exiliados de Córdoba y Granada tras la Reconquista. Hoy apenas alberga a unas pocas familias judías, pero el legado sefardí se mantiene en las intrincadas callejuelas en las que se alzan algunas casas de balcones abiertos al exterior, algo excepcional en una ciudad musulmana tradicional, y, sobre todo, en las sinagogas Habarim e Ibn Danan (17). En esta última, del siglo XVII y cercana al cementerio hebreo, en un pasadizo subterráneo aún se puede ver el mikva, donde las novias celebraban su baño o abluciones rituales previas a la boda. El barrio de los judíos de Fez se asienta entre la medina y la Ciudad Nueva, y si se viene andando por el camino se pasará junto a los muros o el gran portalón de bronce del Palacio Real (18), del siglo XIV y uno de los más grandes y antiguos de Marruecos.

El gran portalón del Palacio Real de Fez.
El gran portalón del Palacio Real de Fez.Daniel Schoenen (getty images)

18.00 Tumbas centenarias

Desde la judería, un taxi nos acercará en pocos minutos al mirador junto a las Tumbas Meriníes (19), o benimerines, del siglo XIII y sobre una elevación al norte de Fez, para obtener la mejor vista (y la mejor foto, con el sol a nuestra espalda) de la ciudad amurallada y su medina en el crepúsculo.

De vuelta a la medina es una buena idea tomarse un descanso en un oasis en medio del bullicio del zoco: el jardín medieval del restaurante The Ruined Garden (20), donde tomar un rico té a la menta, con un pastelito árabe para los más golosos, o cenar en este local bastante más sofisticado que cualquier otro de su competencia en el corazón de la ciudad.

21.00 La plaza más vibrante

La placita que se abre en la medina nada más atravesar La Puerta Azul o Bab Bou Jeloud es la más animada para acabar la jornada en Fez con una cena tradicional. Restaurantes con sus terrazas para observar el ajetreo nocturno del zoco, como Jawharat, Fassi o Laglali, sirven excelentes brochetas o la exótica pastela de cordero y frutos secos. Y frente al último hay una bien surtida confitería árabe. Un dulce final.

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