Viaje a uno de los museos más grandes y desconocidos del mundo: el MASS MoCA de Massachusetts
Sus 230.000 metros cuadrados, con siete edificios y 19 galerías, además de sus talleres y residencias artísticas, han convertido North Adams en un pueblo artístico. Tras la parada cultural, pueden visitarse granjas y hacer senderismo por multitud de rutas
Hay un destino fuera del circuito convencional para los amantes del arte y del turismo cultural. Se trata del Massachusetts Museum of Contemporary Art, más conocido como MASS MoCA. Cuenta con un espacio de 230.000 metros cuadrados (siete edificios y 19 galerías) que lo convierten en uno de los 20 museos más grandes del mundo. Considerando su magnitud y su obra, es también uno de los más desconocidos, con una media de 120.000 visitantes anuales en contraste con los casi ocho millones del Louvre, en París, o los siete millones del MoMa, en Manhattan. Lejos de ser un centro de arte tradicional, es un complejo de edificios que en el siglo XIX constituían originalmente la sede de Arnold Print Works Factory, una fábrica textil, y que luego cayó en manos de una compañía eléctrica antes de convertirse en una de las mayores cunas del arte contemporáneo. Fue diseñado por el estudio Bruner/Cott y, según Paul Goldberger, ganador del Pulitzer de arquitectura, “es la conversión más exitosa de un edificio industrial concebido para una función completamente diferente”.
El resultado es una liberación para los artistas: un espacio industrial que da cabida a instalaciones de gran escala que serían imposibles de realizar en un museo convencional. Aquí las obras de arte respiran a sus anchas con iluminación natural. Conviven piezas de Sol LeWitt y James Turrell, a la par que la de artistas regionales que se están abriendo camino. El apoyo al arte emergente es palpable en propuestas como AVNA, una original máquina expendedora de arte local que hay en su puerta.
El MASS MoCA es el tercer museo más grande de Estados Unidos, siguiendo al MET de Nueva York y al Art Institute de Chicago, pero, a diferencia de estos, su emplazamiento está lejos de las urbes (en torno a las tres horas en coche de Boston y Nueva York). Se encuentra concretamente en North Adams, un pueblo en los Berkshires, Massachusetts, con una población que no llega a los 13.000 habitantes y en la que se mezclan los jubilados con jóvenes artistas emergentes. Desde que el museo abrió sus puertas en 1999, ha sido el catalizador de una gran transformación, reinventando un pueblo que se ha convertido en una gran atracción turística y en la actualidad está considerado como uno de los lugares con mayor encanto de Nueva Inglaterra. De este exitoso proceso de metamorfosis y revitalización habla el documental Museum Town, que se estrenó en el 2018 y está narrado por la voz en off de Meryl Streep.
Y es que el MASS MoCA funciona como el centro neurálgico de North Adams. No es solo un compendio de galerías, sino que también ejerce como centro cultural ofreciendo talleres educativos en diferentes disciplinas y una programación que acoge tanto obras de teatro como conciertos, performances o espectáculos de danza. Su programa de residencias artísticas beca estancias de dos a ocho semanas a una docena de artistas y escritores por año. Un factor que ha contribuido a que North Adams se haya convertido en un pueblo artístico, al que muchas personas decidieron mudarse durante la pandemia seducidas por la naturaleza, el arte y una vida sencilla.
En North Adams se puede aprovechar lo mejor de cada estación. En invierno alcanza los -27 °C, y el pueblo queda sepultado en la nieve. Es momento para esquiar (Jiminy Peak Mountain Resort, Berkshire East Mountain Resort y Prospect Mountain Ski Area están a menos de una hora de distancia) o tirarse en trineo. El otoño es ideal para disfrutar del follaje de este valle rodeado de montañas y pueden visitarse granjas o hacer senderismo por multitud de rutas (Appalachian, Mount Williams, Mount Prospect…).
Además, a unos 15 minutos en coche está Williamstown, donde se encuentra el Instituto de arte Clark y el Williams College Museum of Art. Un pueblo apacible con un puñado de tiendas, iglesias históricas y restaurantes. Se caracteriza por la vida universitaria en torno a Williams College, que aunque no está dentro de la Ivy League es una universidad de prestigio, considerada la número uno de las artes liberales. Y una opción más: a solo media hora en coche está el monte Greylock (de 1.064 metros de altura), en cuya cima Henry David Thoreau pasó una noche en 1842, buscando restaurar su paz interior tras la muerte de su hermano. Una experiencia que el escritor describió en el diario que se publicó bajo el título Una semana en los ríos Concord y Merrimack: “A medida que la luz entrando por el Este aumentaba, se me iba revelando el nuevo mundo en el que había resucitado en la noche, la que quizá sería la nueva tierra firme de mi vida futura”.
Qué ver
El MASS MoCA no dispone de colección permanente, lo que supone el aliciente ideal para visitar este complejo periódicamente. Se puede ver de forma rotativa parte de la obra de Laurie Anderson y James Turrell, dos artistas norteamericanos consagrados que llevan exponiendo aquí desde su inauguración (con contratos de colaboración de 15 y 25 años, respectivamente). Uno de los aspectos más memorables del museo es que dispone de un edificio entero dedicado a la carrera de Sol LeWitt (1928-2007), pionero en el arte conceptual y el minimalismo. A lo largo de tres plantas y de 105 murales, uno puede admirar la evolución del artista estadounidense desde 1969 hasta el año de su muerte: de una primera etapa basada en la sutileza, a la última, donde predominan los colores intensos y eufóricos.
Y otra buena muestra del eclecticismo del museo es que desde 2011 exhibe más de 200 instrumentos musicales creados por el músico y académico estadounidense Gunnar Schonbeck, quien a lo largo de su vida construyó manualmente más de 1.000 instrumentos con los materiales más insospechados, bajo la premisa de que pudieran ser tocados por cualquiera independientemente de su nivel musical. Entre sus extraordinarias creaciones se encuentran banjos y marimbas de tres metros de longitud, xilófonos gigantes, ukeleles construidos con cocos y violonchelos con forma de triángulo. La instalación se llama No Experience Required (no se necesita experiencia) y tiene por objetivo que el público interactúe con los instrumentos. Para Schonbeck, que murió en 2005, cualquiera podía ser músico.
Dónde hospedarse
En los últimos años, se han abierto muchos establecimientos en North Adams, pero el que más ha dado que hablar ha sido Tourists, en el que suele resultar difícil reservar a lo largo de todo el año. Se trata de un hotel boutique minimalista que adapta el diseño típico de un motel al más puro estilo nórdico. Consta de 46 habitaciones con distintos tipos de diseño de interior, que rondan entre los 200 y los 400 dólares (de 186 a 372 euros) por noche. Desde que abrió sus puertas en el verano de 2018 ha atraído a North Adams a un tipo de público más moderno, adinerado, de perfil creativo y de gusto sofisticado. Los mismos dueños abrieron un restaurante, The Airport Rooms, cuyo look hipster contrasta con los restaurantes de la zona.
Como alojamiento alternativo pero que también constituya una experiencia única, está la posibilidad de alquilar uno de los 47 estudios de estilo victoriano propiedad de The Porches Inn.
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