Viaje al corazón de Canadá: todo lo que tendrías que ver una vez en la vida
Canadá es un país para explorar una y mil veces, sus majestuosos paisajes invitan a quedarse para siempre, las costas, los parques naturales y esos lagos de aguas turquesas; también sus grandes metrópolis con una apabullante cultura e historia. Viajamos a su corazón para entender por qué será un destino imprescindible el próximo año
¿Buscando nuevas aventuras? Canadá es el país de América que lo tiene prácticamente todo para un viaje épico: desde las huellas de las influencias francesa e inglesa en la arquitectura y la lengua, hasta las huellas de las tradiciones autóctonas que dan forma a su identidad. Los colores y aromas de la gastronomía local, la calidez de sus habitantes y la infinita belleza de los entornos naturales nos acompañan mientras exploramos costas tan mágicas como la del río San Lorenzo.
Para conocer este destino en profundidad, ¿qué tal si preparas las maletas para 2025? EL PAÍS VIAJES junto con Álvaro Planchuelo, fotógrafo, escritor, arqueólogo, además de un aventurero nato, estarán guiando un viaje único del 2 al 13 de julio de 2025 para descubrir el país con profundidad. Consulta el itinerario y todos los detalles, y ¡únete ya a la aventura canadiense!
Toronto, siempre a lo grande
Ya nos dice mucho el lema de esta gran ciudad: Go big or go home (Hazlo grande o vete a casa). Sus deseos son órdenes. Toronto, la capital de la provincia de Ontario, es una vibrante metrópoli con más de dos millones de habitantes, la ciudad más grande de Canadá y que invita a ser descubierta con los cinco sentidos. Es imposible verla en unos pocos días, pero si no hay demasiado tiempo hay que quedarse con lo fundamental. Se puede empezar por el centro financiero, el antiguo y nuevo Ayuntamiento, la avenida University con sus hospitales más importantes e instituciones tradicionales, el Parlamento Provincial, el distinguido barrio Yorkville con sus tiendas elegantes, el barrio chino, el segundo en importancia de Canadá, y una parada de rigor ante la Torre CN, la estructura independiente más alta del hemisferio occidental, con sus orgullosos 553 metros y que es visitada por más de dos millones de personas cada año.
Si nos interesa la cultura, además de pasear por algunas de las zonas más interesantes de Toronto como Ontario Place y The Distillery District, también podemos visitar alguno de sus museos como el Royal Ontario Museum (ROM), el museo más visitado de Canadá, o el Art Gallery of Ontario (AGO).
Cataratas del Niágara: naturaleza en estado puro
Es posible que solo pienses en cataratas cuando leas “Niágara”, pero estás ante una de las regiones vinícolas más importantes del país. Unos 80 pintorescos viñedos y bodegas sorprenden a un viajero que solo espera encontrarse agua, que también la hay, por supuesto. A menos de dos horas en coche desde Toronto se encuentra la maravilla natural más famosa de Canadá: las cataratas del Niágara. Un impresionante torrente de agua procedente del río Niágara a 50 metros de altura que cautiva a todos los viajeros que llegan hasta aquí, ya sea realizando una de las rutas de senderismo, con catamarán o hasta en tirolina o helicóptero. Las formas para disfrutarlas son muchas y cada vez más sorprendentes.
Pero no son las únicas cataratas impresionantes en Canadá, también cerca de Quebec, a unos pocos minutos, se encuentran las cataratas de Montmorency, un espectáculo digno de contemplar a 83 metros de altura, tanto desde dentro de la ciudad como desde el parque Montmorency Falls (Parc de la Chute-Montmorency en francés). Puedes conocerlas desde la base o subir al teleférico para disfrutar de unas excelentes vistas.
Las cataratas de Shannon son otra joya más de Canadá, que encontrarás a una hora de Vancouver. Para acceder, es sencillo a través del telecabina Sea-to-Sky. Quizá no son como las Niágara, pero sí pueden ser una alternativa cuando ya has viajado al país más de una vez o vas a quedarte mucho más tiempo.
La región de las Mil Islas
La región de las Mil Islas es una de las más hermosas y románticas escapadas para realizar en el país. Las Thousand Islands, como se las conoce popularmente, son un paraíso y un destino popular para quienes buscan unas vacaciones al aire libre. Ubicadas a lo largo de la frontera entre el norte del Estado de Nueva York (Estados Unidos) y el sureste de Ontario (Canadá), las Mil Islas son una región de costas interminables, con una rica historia y una cultura única. Más de 80 kilómetros de aguas, donde antaño vivían piratas y contrabandistas, son ahora navegadas por locales que viven sobre ellas y que disfrutan de bahías serenas, y también por turistas que realizan excursiones guiadas para conocer las asombrosas historias que hay bajo ellas.
Para que una isla sea considerada como parte de esta región debe permanecer sobre el agua los 365 días del año y sostener un árbol vivo. Esa no es la única curiosidad, hay más. ¿Sabías que muchas de estas islas no están abiertas al público? Por ejemplo, se puede llegar a las islas Wolfe, Howe y Simcoe (Canadá) en ferry y también al parque nacional de las Mil Islas (Canadá) que son un grupo de 21 islas a lo largo de la 1000 Islands Parkway (Ontario), que también están abiertas al público. Estas islas y sus mansiones y curiosidades en el nacimiento del río San Lorenzo son una excursión imprescindible en el corazón de Canadá.
En 1938 se creó precisamente el primer puente que une las islas de Estados Unidos y Canadá, y es todo un símbolo de la buena sintonía que ha habido entre ambos países. Por tanto, los viajeros pueden acceder en coche a las rutas panorámicas que discurren paralelas al río San Lorenzo, como el Seaway Trail (Ruta 12) en Nueva York y la 1000 Islands Parkway (Autopista 2) en Ontario.
Quebec, la ciudad más antigua de Canadá
La provincia de Quebec no tarda en cautivar a los viajeros. Un viaje hasta aquí ofrece la oportunidad de experimentar la magia de ciudades como Montreal y Quebec, ambas son centros cosmopolitas con el encanto francés de antaño. Esta provincia histórica tiene mucho más, también en clave natural: desde el poderoso río San Lorenzo y la encantadora región de Charlevoix (imprescindible para ver ballenas) hasta las impresionantes montañas Laurentinas. Es también tierra de indígenas, de hecho, una de las comunidades más importantes es la de los innu. Podrás aprender de estos verdaderos expertos en la pesca de langosta, disfrutar del avistamiento de ballenas y el kayak de mar a lo largo de las orillas del río San Lorenzo.
Si nos centramos únicamente en la ciudad de Quebec, la más antigua de Canadá, seguramente nos quedemos sorprendidos, por algo forma parte de la lista de ciudades patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Sus murallas, iglesias y calles adoquinadas son realmente auténticas, y nos demuestran que lo nuevo puede casar perfectamente con lo viejo. Aquí no hay que perderse un paseo por una de sus calles más antiguas y transitadas, la Rue Sous le Fort, con vistas al gran Château Frontenac. Desde Quebec merece la pena conocer la bucólica Île d’Orléans y la costa de Beaupre con su camino real y sus antiguas casas rurales, y el magnífico cañón de Santa Ana, que con su bella cascada es un decorado natural imprescindible. Hay que apuntar también en la lista la magnífica basílica de Sainte-Anne-de-Beaupré.
Ottawa, la gran capital
Ottawa no es solo la capital de Canadá y la cuarta ciudad más grande del país, sino que es mucho más, es una ciudad verde, tanto que dispone de más de 3.000 hectáreas de parques y zonas de juego, además de una ciudad cultural e histórica, tan solo hace falta acercarse a uno de sus lugares más emblemáticos para entenderlo. Parliament Hill no es solo la sede del Gobierno del país, sino también un centro cultural y comunitario cuyas actividades se llevan a cabo en un entorno increíble. Por ejemplo, puedes practicar yoga durante el verano, también disfrutar del espectáculo de luz y sonido, que durante 30 minutos proyecta una hermosa y atractiva historia sobre los propios edificios del Parlamento, asistir al cambio de guardia o visitar la Cámara de los Comunes o el Senado de Canadá, ahora ubicados en la antigua estación de tren de Ottawa, a unos pasos de la colina.
Ottawa también es famosa por el Canal Rideau, un hermoso espacio que durante el invierno se convierte en una pista de patinaje sobre hielo con más de siete kilómetros de longitud. Cuando ya la ciudad recibe a la primavera y al verano este espacio cobra una vida distinta, con agua y muchos ciclistas en sus alrededores.
Y, por supuesto, ninguna visita a Ottawa está completa sin pasar un rato por el barrio del mercado ByWard, que ha sido un centro gastronómico durante casi dos siglos. Los agricultores y comerciantes de artesanías han vendido sus productos en este mercado desde 1826 y, naturalmente, también hay excelentes restaurantes donde pasar a la acción.
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