Famosos que quieren hacer política
El púgil Manny Pacquiao aspira a presidir Filipinas: es el último caso de ‘celebrities’ con delirios de grandeza. Le preceden Caitlyn Jener, Kayne West, Matthew McConaughey o, salvando las distancias, Toni Cantó
El último en sumarse a la insólita liga de los personajes famosos que quieren convertirse en presidentes de gobierno ha sido la estrella del boxeo Manny Pacquiao. Considerado por los expertos como uno de los mejores púgiles de todos los tiempos, Pacquiao es el único de la historia que ha logrado nueve títulos mundiales en ocho categorías de peso diferentes. A sus 42 años, Pacquiao, que anunció su retirada de los rings en septiembre, hizo pública su intención de postularse para la presidencia de Filipinas en 2022, representando al Partido Democrático Filipino-Poder Popular (PDP-Laban). Se trata de la misma formación a la que pertenece el actual presidente del Gobierno del país, Rodrigo Duterte, que se convertirá así en su rival. Aunque no puede ser reelegido presidente, Duterte sigue siendo el favorito y se rumorea que podría mantenerse en el poder presentándose de forma indirecta a las elecciones, con su hija Sara Duterte-Carpio como aspirante a la presidencia.
“En mi vida me eché atrás ante una pelea”, aclaraba Pacquiao en el discurso donde anunciaba su candidatura. “Para los que se preguntan cuáles son mis méritos, ¿habéis experimentado alguna vez no tener nada que comer?”, lanzó entonces. Su historia sirve de inspiración para muchos filipinos porque no solo consiguió salir de la pobreza…, sino que ahora es multimillonario.
El pasado abril, otra celebridad, en este caso Caitlyn Jenner, exdeportista olímpica y figura televisiva integrante del reality televisivo Keeping Up with the Kardashians, anunció su candidatura como aspirante al cargo de gobernadora de California. Y hace apenas un mes se reavivaban los rumores que apuntaban a que el actor Matthew McConaughey podría presentarse a gobernador de Texas. “Soy agresivamente centrista”, declaró a Los Angeles Times.
Muchos son los famosos que ambicionan entrar en política. Unos con éxito, a pesar de la falta de experiencia. Otros, cosechando estrepitosos fracasos, como es el caso del rapero Kanye West y su inaudita y efímera carrera hacia la Casa Blanca. Entre los éxitos más memorables se encuentra el de Ilona Staller, aquel mito erótico de los años ochenta y noventa, conocida por actuar en películas porno bajo el nombre artístico de Cicciolina, que logró ser diputada por el Partido Radical Italiano. Igual de peculiar fue el caso de Arnold Schwarzenegger, que pasó de ser un icono en películas de acción hollywoodienses a gobernador de California entre 2003 y 2011, siguiendo los pasos de su ídolo (político) Ronald Reagan, que fue actor mediocre y luego presidente de EE UU y una de las figuras clave para entender la política en los ochenta.
En España tampoco faltan casos. Uno de los más recientes ha sido el del actor Toni Cantó, que ha desfilado por partidos políticos como UPyD, Ciudadanos y el Partido Popular.
La trayectoria de Pacquiao es diferente porque lleva en política desde 2010, cuando entró como congresista, siendo nombrado senador en 2016. En esos años fue aliado de Duterte, hasta que esta primavera comenzaron las discrepancias. Pacquiao criticó al presidente por no confrontar a China en relación con la presencia intimidatoria de 220 buques militares en el arrecife de Whitsun, sobre el que Filipinas tiene un derecho exclusivo de explotación y conservación de recursos. Posteriormente lo acusó de promover la corrupción en el país. Ahora es su oponente. El boxeador, convertido al cristianismo en 2012, utiliza con frecuencia la Biblia para justificar su defensa de la pena de muerte y su oposición al divorcio, al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo. Por su parte, Duterte está siendo investigado por crímenes contra la humanidad por la muerte de miles de personas, incluyendo a niños, en su “guerra contra las drogas”.
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