Un hogar seguro para el arte expoliado
Nace en Roma el Museo de Arte Salvado con las obras recuperadas de robos, tráfico ilegal o damnificadas a causa de guerras y desastres naturales. Aquí reposan antes de ser devueltas a su sede original
Roma es una ciudad en la que todo cambia para seguir siendo ella misma. En plena vorágine política, con incendios por doquier y un verano donde el exagerado calor y la humedad reciben nuevamente al turismo masivo, acaba de inaugurarse el Museo de Arte Salvado. Un lugar que custodia obras y restos arqueológicos recuperados de robos, del tráfico ilegal de arte o damnificados a causa de calamidades naturales como terremotos o guerras. Un museo único en el mundo que nace como lugar de tránsito para mostrar las obras antes de ser devueltas a su sede original. Las piezas se remontan al siglo VII a. C. provenientes de la Etruria meridional y la región de Lazio. A destacar: la Giara de Cerveteri con la famosa escena de Polifemo derrotado por Ulises. “Es una de las muchas que el Comando Carabinieri trajo de EE UU. Los objetos de la exposición provienen de diversas culturas prerromanas insertadas en el centro-sur de Italia”, resume Massimo Osanna, director general de Museos del Estado. A su lugar de nacimiento volverán a partir del 15 de octubre, cuando el espacio expositivo cambiará con la idea de alumbrar nuevos tesoros italianos otrora sepultados entre legajos o vendidos ilegalmente a museos como el Getty de Los Ángeles, donde terminó un objeto arqueológico —robado por un tomb raider— por cuatro millones de dólares.
Ensalzar la protección y tutela del arte. Esta es la misión del Museo dell’Arte Salvata, situado en el Aula Ottagona (llamada Planetario) de las Termas de Diocleciano, uno de los cuatro espacios que conforman el sublime Museo Nazionale Romano. “Es necesario enseñar a la gente cómo se han recuperado estas obras”, reconoce el ministro de Cultura, Dario Franceschini. En su recuperación han sido clave la diplomacia, la red de arqueólogos de la Soprintendenza italiana, pero sobre todo el Comando Carabinieri TPC (tutela del Patrimonio Cultural) y los Cascos Azules de la Cultura, que evitan engordar el mercado negro y las casas de subastas, trufadas en ocasiones de falsas copias.
Testas votivas de necrópolis etruscas de Tarquinia, cerámica con barniz negro y figuras rojas (siglos V-IV a. C.) de la Magna Grecia… confluyen en este museo próximo a la estación de Termini. “El valor estimado de la exposición actual es de 50 millones de euros”, explica el comandante Roberto Riccardi. “Comenzamos en 1969 con la idea de proteger el paisaje artístico damnificado por la II Guerra Mundial, donde sufrimos daños en Pompeya, Florencia y también en puentes del Arno. Además, quisimos devolver a nuestro país lo robado por Hermann Göring. En 2016 nació la task force con la ayuda de la Unesco. Ambos cuerpos pertenecemos al Ministerio de Cultura y trabajamos en la identificación de robos en museos, iglesias, áreas arqueológicas, normalmente saqueadas por la noche”, afirma a El País Semanal. “En nuestra sede de Roma tenemos más de tres millones de bienes: libros, monedas, cuadros de Rafael, Tintoretto o Van Gogh… También uno de Artemisia Gentileschi, exportado ilegalmente en Austria. Quizá la próxima exposición sea sobre la Nativitá, con pesebres napolitanos del siglo XVIII. Hay que explicar al público que el arte no solo se crea y se muestra, sino que también se protege”. Solo Roma, con sus cicatrices y sus bellezas, podría ser el lugar escogido para abrir un museo único.
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