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Los porros ya cuestan a precio de oro

La marihuana y el hachís han llegado a triplicar su precio ante las dificultades para la distribución y el menudeo

Nacho Sánchez
Una mujer fuma un porro de marihuana, en una imagen de archivo.
Una mujer fuma un porro de marihuana, en una imagen de archivo. Vicens Giménez

Uno de cada diez adultos españoles consume hachís o marihuana cada mes, según el informe del Plan Nacional sobre Drogas del año pasado. Así, uno de cada diez adultos va a tener problemas para fumar esas sustancias en las próximas semanas. El estado de alarma en el que está inmerso el país ha marcado un hito en el mercado de las drogas. No hay libertad de movimientos, hace falta una justificación para estar en la calle y la distribución de mercancía genera numerosos problemas. Por eso el hachís y la marihuana cuestan hoy entre el doble y el triple que hace apenas diez días. Si entonces el gramo rondaba los cinco o seis euros, ahora supera los 10 euros con facilidad e incluso llega a 15. “Cuestión de existencias y oportunismo”, cuenta un vendedor.

Diversos grupos de Whatsapp en los que se realizan gestiones de compraventa de estas drogas ya lo van advirtiendo. “He comprado 50 euros de marihuana y me han dado la mitad de cantidad que el mes pasado”, se puede leer en un mensaje. El principal motivo que se apunta es la falta de mercancía: hoy es mucho más difícil mover tanto grandes cantidades de hachís o marihuana como pequeñas. Los narcotraficantes lo tienen complicado para alijar sin llamar la atención. De hecho, la Guardia Civil ha frustrado dos alijos en playas malagueñas desde que arrancó el estado de alarma hace nueve días, y fuentes policiales señalan que el narcotráfico “se está parando”. La situación excepcional y la falta de mercancía afecta a toda la cadena. Los intermediarios tienen que buscar fórmulas para proveer a quienes se encargan del menudeo del día a día. Y estos deben pasar más inadvertidos que nunca. “Antes había muchos jóvenes en la calle vendiendo. Ahora, obviamente, no se les ve”, cuenta un policía.

“Tiene sentido que suban los precios de las sustancias estupefacientes. La presión policial es alta y ya no es normal que ciertas personas paseen por la calle o que ciertos vehículos se muevan por la noche. La prioridad es garantizar lo establecido en el real decreto, así que se está presionando bastante en los movimientos y levantando muchas actas”, insiste el agente policial.

Ese es el miedo de quienes venden directamente a los consumidores: la multa esta vez no solo será por llevar alguna pequeña cantidad de hachís o marihuana; a ella hay que sumar sanciones desde 100 euros hasta un año de prisión por incumplir las restricciones del estado de alarma. Las ofertas para atraer clientes a una vivienda o la llamada teledroga son ya opciones prácticamente descartadas por arriesgadas. El peligro es mayor y, por tanto, el precio de venta sube. Ya sea en Andalucía —principal productor de marihuana en España— o en Madrid. Aunque hay drogas cuyo incremento ha sido menor. La cocaína está aguantando la crisis del coronavirus con apenas un pequeño incremento de entre el 10% y el 20%, pasando de 60 euros cada gramo a unos 70.

Para sortear las dificultades, compradores y vendedores agudizan el ingenio. La opción para quienes tienen perro es quedar en algún punto concreto del barrio con los canes y, sin policía a la vista, realizar el intercambio de manera rápida. Los aparcamientos de grandes supermercados son otra alternativa. Basta acercarse a la hora acordada, “comprar cualquier cosa para justificar, por si acaso”, y llevar a cabo la operación. Para quienes prefieren disminuir las posibilidades de una posible transmisión del coronavirus, ni se ven. Se acuerda el precio y la mercancía se esconde en algún punto concreto. El consumidor la recoge y realiza el pago por el móvil. “Así mantienes la distancia de seguridad sin problemas”, dice un vendedor, que explica que los gramos de cada operación han aumentado “porque así la gente se aprovisiona y no tiene que salir tantas veces a la calle”. La lógica es la misma que en las compras en los supermercados: comprar más para ir menos.

La vertiginosa subida de precios es una situación anómala en el mercado. Basta repasar las estadísticas del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones publicado por el Ministerio de Sanidad. El gramo de hachís ronda los cinco euros desde el año 2010. El de marihuana, también, aunque si se mira un periodo más largo se comprueba que su valor se ha duplicado desde el año 2000. Entonces costaba 2,49 euros hasta los algo más de cinco recientes, pero para lo que ha tardado dos décadas ahora apenas le han hecho falta unos días. Los datos muestran que la mayoría de las drogas mantienen precios muy estables en lo que llevamos de siglo XXI. El coronavirus ha alterado esa realidad.

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