Sánchez logra un amplio apoyo para prorrogar el estado de alarma pese a los duros ataques de la oposición
El PP exige banderas a media asta, funeral de Estado y un monumento a las víctimas
El estado de alarma seguirá en España hasta el 12 de abril con la población confinada y sin apenas actividad. El Congreso ha ratificado la prórroga del decreto que el Gobierno aprobó el día 14, con un amplio apoyo de derechas e izquierdas con 321 votos y la anunciada abstención de los independentistas (28). El presidente Pedro Sánchez insistió en que el país ha tomado las medidas restrictivas más duras ante una epidemia que no remite y pidió “tiempo, unidad y lealtad”. Pese a darle su apoyo, el líder de la oposición, Pablo Casado, le respondió con durísimos reproches.
El pleno especial sobre la crisis del coronavirus, que empezó con el debate de otros decretos a las tres de la tarde del miércoles y ha terminado con el apoyo a la prórroga del estado de alarma, se desarrolló en un hemiciclo casi vacío (solo asistieron 43 diputados) y con la percepción de que puede no ser el último en esas circunstancias. La epidemia sigue en auge en España y el pico mayor parece que todavía no se ha alcanzado.
El Gobierno decidió el martes proponer una prórroga inicial de dos semanas que Sánchez defendió en persona a última hora de la noche en el Congreso. El jefe del Ejecutivo detalló el gran número de medidas, planes y actuaciones acordadas hasta ahora y demandó varias veces “tiempo, lealtad y unidad” de acción, tanto a los partidos como a la sociedad, para afrontar esta etapa crítica e inédita. “Tiempo para adaptar el sistema de salud y para desarrollar una vacuna contra el virus”, señaló.
Sánchez sintetizó la situación de la prórroga en tres objetivos básicos: anteponer la protección a las personas más expuestas; blindar al máximo la capacidad de los profesionales del Sistema Nacional de Salud y proteger a toda la población sumando medidas generales a las básicas de higiene más personales.
El presidente reiteró en la Cámara la invitación que ya trasladó a los mandatarios autonómicos en las dos teleconferencias que ha mantenido con ellos en los últimos 10 días: “Trabajemos juntos. Pensemos en los enfermos y en sus familias. Pensemos en la angustia con que siguen la expansión de la epidemia los mayores y los más vulnerables. Pensemos en los sanitarios y en sus desvelos. Ahuyentemos cualquier pensamiento mezquino o egoísta”.
Anticipándose a las críticas que le iban a llegar, el líder socialista aprovechó su primera intervención para anunciar algunas cesiones a la oposición. Fue entonces cuando propuso convertir durante esta crisis la comisión parlamentaria de Sanidad en una comisión de seguimiento del coronavirus, con información permanente del comité de crisis y comparecencias semanales del ministro Salvador Illa. También estudiar todas las enmiendas y resoluciones que aporte la oposición. Pero nada de eso logró aplacar a la derecha.
El líder de la oposición, Pablo Casado, desgranó una intervención dura, seca, sin concesiones. El presidente del PP recordó que ha ofrecido al Gobierno todo su apoyo, pero a renglón seguido le reprochó que, frente a la cesión del mayor poder que se le ha otorgado nunca a un jefe del Ejecutivo, no lo haya, a su entender, sabido utilizar. “Le hemos dado todo lo que nos ha pedido, poderes máximos, pero la eficacia ha sido mínima. Esto no va bien”, espetó Casado. “¿Qué ha hecho para ejercer con eficacia el mando único?”, siguió el líder del PP, quien reconvino a Sánchez por que España sume ya el 16% de los muertos por la Covid-19 en todo el mundo.
Casado reclamó al presidente que, mientras dure la epidemia, las banderas oficiales ondeen a media asta y que piense para cuando acabe en organizar un funeral de Estado y erigir un monumento en Madrid en homenaje a sus víctimas.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, abundó en las mismas críticas de inoperancia al Gobierno y atacó en particular al presidente y al vicepresidente Pablo Iglesias, a quienes achacó haber hecho “todo tarde y mal”. Abascal advirtió de que el respaldo de su formación a esta prórroga podría ser el último similar: “Si no aprovecha estos 15 días para combatir la amenaza sanitaria y evitar la ruina económica no volverá a contar con nuestro grupo”.
La decisión gubernamental de prorrogar el estado de alarma era totalmente compartida por los diputados del PSOE y de Unidas Podemos, que ahora respaldan el primer Gobierno de coalición en el país desde la II República, pero también adelantaron su apoyo con distintos tipos de críticas el PP, Vox, Ciudadanos, PNV, Más País, Compromís, Navarra Suma, Teruel Existe, Foro Asturias, Coalición Canaria, Nueva Canarias y el PRC. Todas esas fuerzas suman 321 diputados y resultan un refuerzo mucho más que simbólico para el Ejecutivo en uno de sus momentos más críticos.
El portavoz de Podemos, Pablo Echenique, apuntó que ante un próximo escenario a peor podría resultar conveniente restringir aún más los movimientos de los ciudadanos, posición que suscribieron los portavoces de Más País, Íñigo Errejón (“habría que acometer con urgencia la decisión de parar el país, un confinamiento más duro, para que sea más corto”, defendió), de Compromís, Joan Baldoví, o del BNG, Néstor Rego.
Gabriel Rufián, de ERC, que abogó por la abstención, al igual que Junts per Catalunya, EH Bildu y la CUP, enfatizó que no es el momento de batallas políticas sino de ganar al virus, pero planteó, al igual que las otras formaciones independentistas, un confinamiento total: “O paramos el país o nos quedamos sin país, sea el país que sea para cada cual. Hay que endurecer las condiciones de confinamiento con vehemencia”. ERC y esos otros grupos, como también Más País, demandaron una mayor implicación de la banca, la patronal y las grandes empresas en la salida de esta crisis.
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