“La Guardia Civil se debe a las decisiones que adopten los poderes públicos”
El nuevo secretario general de la asociación más representativa del instituto armado analiza la convulsa situación del cuerpo
Juan Fernández (Barcelona, 1975) deja la portavocía de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que ostentaba desde 2015, para convertirse en secretario general de la agrupación reivindicativa más representativa del cuerpo en el que ingresó en el año 2000. Hijo de policía nacional y actualmente destinado en el destacamento de Tráfico de Mérida (Badajoz), asume su nueva responsabilidad cuando la cúpula del instituto armado se viene abajo entre ceses y dimisiones de coroneles y generales, en un auténtico pulso con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. La entrevista, por correo electrónico, se produce horas antes de confirmarse el tercer cese, el del número 3 de la institución y Mando de Operaciones, el general Fernando Santafé.
Pregunta. Llega al cargo con el río muy revuelto… ¿Qué opina del fulminante cese del coronel Diego Pérez de los Cobos?
Respuesta. El puesto que ocupaba Pérez de los Cobos es de libre designación por la alta responsabilidad que ostenta. El ministro del Interior ha manifestado que el cese del coronel no tiene relación con el informe de la investigación sobre la celebración de la manifestación feminista del 8-M, y la mera “pérdida de confianza” puede ser suficiente para la perdida del puesto. No obstante, son demasiados (el 11%) los puestos de libre designación en la Guardia Civil.
P. ¿Ha leído el informe enviado desde la comandancia de la Guardia Civil de Madrid a la juez Rodríguez-Medel?
R. Sí, lógicamente lo he leído. La Guardia Civil se caracteriza por realizar una exquisita labor en la investigación y persecución de los delitos. Si en este caso no se cumplen los requisitos mínimos de profesionalidad será la juez, el fiscal o el abogado defensor quienes valorarán la calidad de la investigación.
P. ¿Qué opinión le merece la propuesta del nuevo número dos (DAO), el general Pablo Salas tras la dimisión de su predecesor, Laurentino Ceña?
R. El general Pablo Salas no ha tenido contacto con los representantes de las asociaciones profesionales. Desconocemos su carácter o forma de trabajar, hasta ahora ha estado en destinos de investigación y asume una nueva responsabilidad, muy distinta a la que venía realizando. Estaremos muy pendientes de las decisiones que tome.
P. ¿Por qué cree que se han saltado el principio no escrito de respetar la antigüedad?
R. La dedocracia es lo que tiene, cuando te nombran estás muy contento y cuando te cesan pues no te gusta. Pero esto no debe ser motivo de desavenencias, la Guardia Civil se debe a las decisiones que adopten los poderes públicos y la obediencia a la cadena de mando nos afecta a todos los ciudadanos de uniforme por igual, por muy alto en el organigrama que se esté, el uniforme nos afecta a todos por igual.
P. Si tuviese que hacer un breve diagnóstico general: ¿En qué situación diría que se encuentra en este momento la Guardia Civil?
R. Ahora mismo, la Guardia Civil está a medio camino entre el cuerpo de seguridad pública que fue creado en el siglo XIX con un fuerte componente historicista, y la Guardia Civil del siglo XXI que ha de adaptarse a los nuevos tiempos, modernizar sus relaciones laborales y establecer vasos comunicantes con el resto de la sociedad. La AUGC viene desempeñado un papel fundamental para alcanzar el cuerpo policial moderno y democrático en su funcionamiento interno que merecen los ciudadanos y los guardias civiles.
P. El ministro del Interior anunció este martes que se liberaba el presupuesto para acometer el tercer tramo para completar la equiparación salarial, ¿Cree que es un modo de calmar las aguas?
R. Es algo que los guardias civiles y policías nacionales estábamos esperando. Ciertamente conocíamos que el ministerio estaba trabajando en ello, incluso mantuvimos una reunión previa en el mes de abril. Pienso que la aplicación del tercer tramo de la equiparación salarial obedece más al cumplimiento del acuerdo firmado por las organizaciones representativas que a silenciar una posible incomodidad dentro de algunos estamentos del cuerpo.
P. La histórica reivindicación de la equiparación salarial unió a Policía y Guardia Civil, pero hizo surgir otras asociaciones y sindicatos dentro de ambos cuerpos, que han cobrado mucha fuerza, como Jupol y Jucil, ¿cómo ha afectado esto a la AUGC?
R. Más de 20 años llevamos luchando guardias civiles y policías nacionales por alcanzar la equiparación salarial con los cuerpos de seguridad autonómicos. El tablero de las asociaciones profesionales ha aumentado, consecuencia lógica del avance en derechos que poco a poco vamos alcanzando. Siempre será bien recibida la llegada de nuevas asociaciones que impulsen nuestras reivindicaciones.
P. ¿Se han reunido ya con la nueva directora general María Gámez? ¿Han acordado algo?
R. Sí, hemos mantenido varios encuentros con ella, pero la atención a la crisis sanitaria ha centrado todos los esfuerzos del cuerpo, y por tanto no hemos tenido tiempo de comprobar cuales serán sus propuestas para modernizar la Guardia Civil. Ya pronunció en su primer discurso la intención de avanzar en el aumento de la presencia de mujeres, que a día de hoy sigue siendo de un paupérrimo 7%, el cuerpo policial con menor presencia femenina. Pero desconocemos sus propuestas para regular la jornada laboral de los guardias civiles o la aprobación de una nueva norma que redistribuya de manera más ecuánime los incentivos económicos que percibe un guardia civil por su trabajo en horario nocturno y festivos.
P. ¿Cómo se ha vivido internamente en el cuerpo la pandemia del coronavirus?
R. Con mucho sacrificio. Las primeras semanas de la pandemia fueron momentos de tensión y nerviosismo. Los guardias civiles tenían que salir a patrullar sin el material de protección necesario y al finalizar el servicio regresar a sus domicilios sin saber si habían resultado contagiados. Pronto se disparó el número de contagios, llegando a los 14.000 infectados en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y las Fuerzas Armadas. Pero siempre estuvimos ahí, en primera línea junto a los sanitarios.
P. El ministro ha anunciado su voluntad de acometer una redistribución territorial de la Guardia Civil cuyo proyecto lleva años en el cajón y que puede aliviar uno de los grandes problemas de España, la despoblación. ¿Llegará ese día, cuáles son los principales obstáculos que encuentra ese proyecto?
R. Sin duda. Un nuevo despliegue operativo en la Guardia Civil debe llegar para potenciar la seguridad ciudadana. De hecho, hay propuestas que el Ejecutivo tiene encima de la mesa para acometer esta reforma. Urge una nueva redistribución operativa para lograr un mayor potencial de servicio.
P. Como secretario general de la AUGC, ¿Cuáles van a ser sus primeros objetivos?
R. La equiparación total y completa, en la esfera salarial y profesional, un nuevo modelo policial donde no se aplique la jurisdicción militar a ningún funcionario policial, y lograr el derecho de sindicación responsable en la Guardia Civil. Y no vamos a escatimar esfuerzos para que se reconozca y recupere el trabajo del sargento José Morata, expulsado de la Guardia Civil injustamente y sin las garantías procedimentales necesarias por alcanzar el derecho de representación que hoy disfrutamos los guardias civiles.
P. En los últimos tiempos, la AUGC ha cosechado algunos éxitos en los tribunales. ¿Cuál es el siguiente caballo de batalla?
R. La primera sentencia a nuestro favor fue en 1994, con nuestro nacimiento como organización, y no solo se legalizan las asociaciones en la Guardia Civil, sino que la Audiencia Nacional nos reconoce como “altamente saludables para la institución”; y recuerdo con mucha ilusión la sentencia del Tribunal Supremo, en 2017, para que se reconociera de forma definitiva el derecho de manifestación de los guardias civiles. Quizás, el caballo de batalla ahora sea la regulación de un sindicalismo, limitado y responsable, en la Guardia Civil.
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