La victoria de Feijóo y el fracaso de Iturgaiz cuestionan la estrategia y el liderazgo de Casado
El presidente de la Xunta mantiene acorralado a Vox en Galicia con un discurso moderado mientras el candidato vasco pierde casi la mitad de los votos y cede un escaño al partido de Abascal
Con un discurso deliberadamente diferente al de Génova, más moderado, Alberto Núñez Feijóo logró este domingo no solo su cuarta mayoría absoluta, sino dejar a cero a Vox y a Ciudadanos en Galicia. En Euskadi, con un candidato impuesto por Pablo Casado y una campaña hecha a su imagen y semejanza, el PP perdió cuatro escaños que en realidad son cinco porque tendrá que compartirlos con su socio de coalición, Cs, mientras Vox entra por primera vez en el Parlamento vasco. Los resultados cuestionan la estrategia y el liderazgo de Casado.
El candidato que escondía las siglas en los carteles, el que proclamó en cada mitin que “antes Galicia que el partido” y que desde la llegada de Pablo Casado a la presidencia del PP ha recriminado en numerosas ocasiones el discurso duro, próximo a Vox, de la dirección nacional, Feijóo, obtuvo un resultado inusual en la nueva política, aglutinando a todo el centroderecha. En el Parlamento gallego solo hay tres partidos con representación parlamentaria. En el Congreso de los Diputados están presentes 16 marcas políticas distintas.
El candidato que repitió el discurso en clave nacional de Casado, refiriéndose al Gobierno de coalición como “Frente Popular” y que proclamó su deseo de colaborar con Vox, Iturgaiz, perdió casi la mitad de los votos de 2016. Uno de los cuatro escaños que perdió el PP, lo ganó la formación de Santiago Abascal, que debuta en la Cámara vasca.
Las urnas gallegas y vascas examinaban también la estrategia nacional del líder del PP y los resultados cuestionan su eficacia y avivan el debate sobre su liderazgo. El sueño de Casado de “refundición” del centroderecha fracasa estrepitosamente en Euskadi, laboratorio del España Suma con Cs y da argumentos al sector crítico del PP, integrado en su mayoría por exgestores marianistas, que en cada una de las citas electorales ha señalado que para combatir a Vox no hay que acercarse a su tono y agenda, sino todo lo contrario.
La dirección nacional del PP empezó a poner la venda hace unos días, asegurando en privado que con Alfonso Alonso la herida habría sido mucho peor, y que la coalición con Cs es una inversión a largo plazo y con el ojo puesto en Cataluña. Iturgaiz culpó también al Gobierno vasco de la baja participación y de sus malos resultados. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, responsabilizó a Pedro Sánchez: “Ha dado alas al nacionalismo y ha sido el mejor agente electoral de Bildu”. El sustituto de Alonso estaba fuera de la política cuando recibió la llamada de Casado pidiéndole que asumiera la candidatura. Iturgaiz había decidido retirarse después de que el propio Casado lo relegara al puesto 17 de las listas europeas.
Fuentes del PP vasco, molestas por la imposición del discurso de campaña por parte de la dirección nacional, confían en que el resultado sea “un punto de inflexión”. “Tienen que darse cuenta de que o hacemos un discurso pegado a la tierra o en cuatro años el de hoy será un gran resultado”, decían. Las primeras declaraciones del secretario general no apuntan en esa dirección.
Así como el de Iturgaiz se interpreta como un fracaso compartido con Casado y contenido —fuentes de la dirección del PP aseguran haber “mantenido el tipo” porque la caída podía haber sido mayor—, la victoria de Feijóo es de Feijóo. El gallego rechazó la coalición con Cs que Casado impuso a Alonso en el País Vasco y en los mítines se ha jactado de que algunos duden si es del PP. Casado acompañó a Iturgaiz en seis actos de campaña y a Feijóo en dos.
El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, otro de los barones del ala moderada del PP, atribuyó la victoria de Feijóo al “equilibrio y la moderación”. También el propio presidente gallego: “Dije que prefería moderación frente a las posiciones intransigentes de izquierda y derecha”. El exportavoz del PP en el Parlamento vasco Borja Sémper, que dejó la política desencantado con el tono bronco, opinaba: “La valentía de la moderación y de serlo en tiempos de tipos duros no solo da resultado, es necesaria”. Preguntado por si le inquietaba ese análisis, García Egea repitió dos veces que se había impuesto “el modelo Casado-Feijóo”. Pero ambos coincidieron poco, también en la campaña.
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