El urbanismo a la carta vuelve a Marbella
El ayuntamiento y la Junta de Andalucía impulsan un hotel en suelo no urbanizable y otro en zona inundable mientras se redacta el nuevo plan urbanístico para el municipio
El 23 de noviembre, Elías Bendodo, consejero de Presidencia e Interior y hombre fuerte de la Junta de Andalucía, viajaba a Marbella para expresar el apoyo del gobierno autonómico a la construcción de tres nuevos hoteles de lujo en la ciudad. En un acto junto a la alcaldesa, Ángeles Muñoz (PP), Bendodo explicó que los establecimientos iban a formar parte de la denominada “Unidad Aceleradora de Proyectos”, donde unos “project managers” impulsarán dichas iniciativas privadas. “Andalucía tiene un plan”, subrayaba Bendodo, quien destacaba que los proyectos suponían una inversión de más de 400 millones de euros y crearían 1.670 puestos de trabajo. Lo que no especificó es que el suelo para uno de esos hoteles está calificado como no urbanizable por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) vigente. Ni que otra de las iniciativas está prevista en suelo inundable. “Estamos cansados de tanto humo”, asegura Javier Lima, presidente de la asociación vecinal Marbella Activa.
Tras los desmanes de los años del gilismo, Marbella intentó poner orden en su caótico entramado urbano con un nuevo PGOU, que se aprobó en 2010. Cinco años después, el Tribunal Supremo declaró su nulidad y la ciudad tuvo que desempolvar el plan de 1986, previo al plan ilegal que permitió a Jesús Gil y a Juan Antonio Roca hacer un suculento negocio con el suelo marbellí, y todavía en vigor. El ayuntamiento lleva más de un año trabajando en un nuevo plan urbanístico para una “ciudad jardín, moderna y verde”, según la alcaldesa.
Este documento no estará aprobado antes de 2022, según las previsiones del Ayuntamiento. Mientras tanto, el gobierno local mira al pasado o al futuro según le convenga, como ocurre con estos tres complejos hoteleros, valiéndose para impulsarlos de la calificación de hace 34 años o de la que tendrá en el futuro PGOU. El municipio defiende que las tres propuestas hoteleras “se ajustan al marco normativo ambiental y urbanístico” autonómico, estatal y europeo al incluirse dentro de la trama urbana, apostar por usos públicos o colectivos y respetar el medio ambiente. “Eso no significa que sean legales ni oportunas”, subrayan fuentes ecologistas, que denuncian que “el urbanismo a la carta en Marbella continúa mucho después de Gil o de Roca, ahora revestido de legalidad”.
El primer proyecto prevé un hotel de cinco estrellas con 250 habitaciones y una inversión de 134 millones de euros, por el que una gran cadena hotelera internacional ya ha mostrado su interés. Su edificabilidad es de 55.000 metros: la mitad se destinarán a uso hotelero y la otra mitad para un nuevo centro de exposiciones. Junto a la autovía A-7, la zona es codiciada desde tiempos de Jesús Gil por su cercanía a Puerto Banús. Su calificación de no urbanizable, como muestra la propia web municipal, ha sido siempre una barrera para la inversión privada y un escudo para quienes defienden su uso público. Fuentes municipales explican que serán recalificados al tratarse de un “vacío relevante” considerado, en el nuevo PGOU, como suelo urbano no consolidado. “Si el proyecto tiene nuestra ayuda es porque tiene todas las garantías jurídicas”, señalan desde la Junta.
Varios expertos urbanísticos señalan que, efectivamente, el cambio de calificación de suelo es “habitual” en el proceso de redacción de un plan general, aunque uno de ellos describe como “una barbaridad” las intenciones del gobierno local de Marbella, debido al enmarañado urbanismo de la ciudad. Los especialistas coinciden en criticar la unidad aceleradora. “Es una postura elitista de favorecer a los grandes capitales frente al resto de la población”, dice Antonio Vargas, antiguo decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga, quien subraya que la Junta tarda, de media, más de un año en responder los trámites ambientales de otros proyectos.
Vargas cree, además, que los nuevos usos hoteleros deben ir en equilibrio con el desarrollo de infraestructuras públicas en la ciudad. “Eso nos preocupa mucho”, explica Diana Castillo, portavoz de Ecologistas en Acción en Marbella. “La zona está saturada de hoteles, pero hay retenciones de tráfico crónicas y faltan infraestructuras como colegios y centros de salud”, dice Castillo, que habla de la “doble moral” del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, quien hace un año presentó en Doñana una “revolución verde” qué el mismo lideraría, aunque para entonces ya había eliminado la consejería de Medio Ambiente “y ahora sigue apostando por más ladrillo”.
“Construir ahí es sinónimo de inundación”
La portavoz ecologista tampoco entiende que desde la administración se promueva la construcción en suelo protegido o, como ocurre en el segundo proyecto, en suelo inundable. “Siete Revueltas resort” está diseñado sobre un terreno con forma de embudo al sur de la autovía y con salida directa a la playa. Un grupo inversor del reino de Baréin, según publicó el diario Sur, prevé construir ahí un hotel, 321 villas de lujo y un parque fluvial, a pesar de que el suelo —propiedad de un empresario sirio y de Tomás Olivo— es inundable, según el Estudio hidráulico para la ordenación de las cuencas de la Costa del Sol Occidental. Los residentes de la urbanización colindante Los Monteros consideran que “construir ahí es sinónimo de inundación”. En las alegaciones presentadas al proyecto, Marbella Activa también recuerda que la construcción “supone consolidar un apantallamiento costero evidente”, algo no permitido por el artículo 17 de la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA). En el anulado PGOU de 2010 se dibujaba ahí una gran zona verde.
“Cuando se mezclan hoteles y casas, la experiencia en la Costa del Sol nos dice que el uso residencial se acaba comiendo al hotelero”, critica Gonzalo Fuentes, responsable de Hostelería y Turismo de Comisiones Obreras en Málaga. Es también el modelo previsto en el tercer proyecto, un resort hotelero de lujo que la Junta de Andalucía denomina “Las Dunas Club” y en el que se invertirán 200 millones de euros junto a las dunas de Real de Zaragoza. El anterior alcalde de Marbella, José Bernal (PSOE), lo presentó en marzo de 2017 en Hong Kong, donde se firmó el acuerdo para un complejo con 200 habitaciones y un centenar de villas y apartamentos turísticos que construirá Platinum Estates y gestionará la cadena hotelera W.
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