Pilar Llop, una jueza en lucha constante contra el machismo
La nueva ministra de Justicia, que deja la presidencia del Senado, ha dedicado su vida a luchar contra la violencia de género
Pilar Llop (Madrid, 47 años), magistrada especializada en violencia de género, resume qué le ha llevado a entrar en política durante una ventosa tarde del mayo de 2019. La nueva ministra de Justicia evoca el último 19 de marzo, día del padre, cuando la voz de Ángel Gabilondo suena al otro lado del teléfono para pedirle que se sume a su lista electoral de la Comunidad de Madrid. Recuerda, ya que está dando un mitin, la capacidad transformadora de los votos y los Parlamentos. Y sobre todo habla con fiereza de un combate que está en el corazón de su vida. “El machismo es una enfermedad que tenemos en nuestra sociedad y la vacuna es el socialismo”, grita. “¡El PSOE es la vacuna!”, exclama. Y advierte: “No vamos a dejar que haya más manadas [en relación al grupo de jóvenes que violaron a una chica en sanfermines en 2016], ni tampoco manadas políticas”.
Ese compromiso cimenta las bases de la carrera política de Llop. Hasta ese mitin de 2019 llegó tras haber sido jueza especializada en violencia de género y delegada del Gobierno para luchar contra esa lacra. Inmediatamente se convirtió en diputada regional, fue elegida senadora por designación autonómica y llegó a la presidencia de la Cámara alta. Allí se distinguió por su mano firme, además de por no morderse la lengua.
—Gracias, señora presidente, le soltó en un pleno Jacobo González-Robatto, de Vox, igual que si no existiera la palabra “presidenta”.
—Gracias, señora senadora, le contestó la cuarta máxima autoridad del Estado, sin torcer el gesto, cuando el representante del partido de extrema derecha termina su intervención.
Madre de una niña, e hija de taxista y peluquera, algunas miradas del PSOE madrileño se dirigieron hacia Llop esta primavera, cuando se empezó a buscar un nuevo referente en la región. A alguien que sustituya a Gabilondo. A una candidata de rompe y rasga. Pero Sánchez tenía otros planes.
Primero, que Llop siga al frente del Senado, para lo que debe repetir como diputada regional, manteniendo su doble vida: unos días preside los plenos de la Cámara alta, y otros acude a la Asamblea como diputada rasa. Y luego, que deje las Cortes para ser la nueva ministra de Justicia.
La decisión subraya de nuevo la confianza que tiene el presidente en la magistrada. Y pone a Llop frente a un reto mayúsculo. La nueva ministra recogerá su cartera tras largos meses de negociaciones infructuosas entre el PP y el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). En plena tramitación de la ley de libertad sexual. Y con la reforma del Código Penal, que incluiría la de los delitos de sedición y rebelión, además de los de opinión, pendiente.
Llop abandonará ahora la presidencia del Senado, un puesto en el que tendría que haber sido ratificada dado que es senadora por designación autonómica, y que queda vacante. La nueva ministra dejará también la Asamblea de Madrid, lo que no quiere decir que abandone la política regional. El PSOE busca candidato para las elecciones autonómicas de 2023. Y el ministerio de Justicia ofrecerá ahora a Llop la oportunidad de darse a conocer aún más, abriendo la posibilidad de que vuelva a la política regional de cara a los próximos comicios, replicando la exitosa operación de Illa en Cataluña.
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