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Narcotráfico

Ocho loterías y la muerte del abuelo para blanquear dinero del narco

Cae el clan familiar de un lugarteniente de ‘Los Castaña’, en La Línea, tras lavar 3,4 millones de euros con testaferros, casas y negocios

Jesús A. Cañas
Agentes de la Guardia Civil durante uno de los registros realizados en La Línea de la Concepción (Cádiz) el pasado mes de octubre en las propiedades del 'Garrapi'
Agentes de la Guardia Civil durante uno de los registros realizados en La Línea de la Concepción (Cádiz) el pasado mes de octubre en las propiedades del 'Garrapi'A.Carrasco Ragel (EFE)

El Garrapi y los suyos tuvieron mucha suerte y una desgracia en los últimos 13 años de sus vidas. A esta familia de La Línea de la Concepción le tocó hasta ocho veces la Lotería Nacional, además de otros tantos premios de la ONCE. También se les murió un abuelo que, casualmente, tenía a su nombre la mitad de unas propiedades valoradas en dos millones de euros y atadas a una herencia de apariencia legal con un único beneficiario, su nieto. Tantas carambolas del destino se vuelven más sospechosas si, además, tu mote es conocido por todos los agentes del Campo de Gibraltar por ser lugarteniente del poderoso narco Antonio Tejón, Castaña. Y se hacen directamente delictivas si, supuestamente, sirvieron para blanquear 3,4 millones de euros de beneficios del hachís.

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Los investigadores de Ocon Sur, el grupo de la Guardia Civil creado para luchar contra el narco en Andalucía, llevaban tiempo detrás del Garrapi y los ocho miembros de su familia investigados ahora por blanqueo de capitales. Él, cuya identidad real no ha trascendido, llevaba al menos desde 2019, apareciendo en pesquisas que le implican directa o indirectamente al poderoso clan de narcotraficantes de los hermanos Castaña, Antonio e Isco Tejón. En febrero de ese año figuró entre los más de 30 sospechosos de la operación Trapera, en la que hicieron falta 500 agentes para desmadejar la red de colaboradores en el tráfico de drogas de los Tejón. Justo ese fue el punto de inflexión que marcó el inicio de la investigación Avus (abuelo en latín) contra el Garrapi y su gente, acostumbrados a un sospechoso alto nivel de vida, supuestamente sustentado en diversas inversiones inmobiliarias y negocios.

De los últimos 13 años de movimientos económicos investigados a la familia, a los agentes les ha llamado la atención el enriquecimiento súbito que experimentaron el abuelo y la abuela del Garrapi. Aunque carecían de recursos previos y de carnet de conducir, entre los dos tenían a su nombre propiedades por valor de dos millones de euros, de los cuales 400.000 euros correspondían a vehículos. También figuraba a su nombre una herencia “muy bien atada”, según explica uno de los investigadores, en la que el nieto y principal investigado aparecía como único heredero. Cuando el cabeza de familia falleció —la mujer seguía viva en el periodo investigado—, el lugarteniente accedió a la titularidad de parte de esos bienes “por encima de otros herederos por ley” que renunciaron a la legítima a su favor, según puntualiza la Guardia Civil.

Mucha suerte

Aunque esa supuesta táctica es la más peculiar, no es la única que Ocon y la Fiscalía Antidroga del Campo de Gibraltar le han descubierto a la familia. A nombre de hermanos, padres, cuñados y la pareja del principal sospechoso figuraba un pingüe capital constituido por 13 bienes inmuebles, ocho vehículos a motor y 17 productos bancarios que ahora están incautados y bloqueados, a la espera de juicio. Desde 2007, los agentes creen que el clan blanqueó dinero por valor de 3,4 millones de euros con actividad constante y diversificada en múltiples frentes. Como la tienda de comestibles que gestionaba la hermana del lugarteniente. O los 26 vehículos, algunos de alta gama, valorados en 440.000 euros, que la organización supuestamente había adquirido entre 2012 y 2018. Además, un solo año, al Garrapi y los suyos les tocó la Lotería Nacional ocho veces y varios cupones de la ONCE, hasta cobrar más de 400.000 euros.

La investigación contra el clan explotó el pasado 6 de octubre, cuando los guardias civiles se desplegaron por diversos puntos de La Línea en múltiples registros policiales. De todas las entradas, dos propiedades llamaron la atención de uno de los investigadores. Una, por su decoración plateada y cuajada “de brillantitos”, al más puro estilo de los narcos del Estrecho. La otra, por ser una construcción moderna recién levantada que destacaba sobremanera, en una esquina de una barriada tan desfavorecida en La Línea como San Bernardo. En los interiores, los vestidores aparecieron atestados de ropa de deporte de marca por estrenar, adquirida al contado en los viajes frecuentes que la familia hacía a tiendas de lujo de la Costa del Sol.

La casa de San Bernardo formaba parte de uno de los negocios que tenía la familia, basada en la adquisición de parcelas y edificios antiguos para construir edificios nuevos, valorados entre 150.000 y 200.000 euros y con los que blanquearon hasta dos millones de euros, según estima la Guardia Civil. Algunos de esos inmuebles adquiridos y reformados acababan posteriormente arrendados, “lo que proporcionaba ingresos blanqueados y periódicos a los miembros” del clan, según puntualiza el Instituto Armado en un comunicado publicado este sábado. La operación, dirigida por el Juzgado de Instrucción número 5 de La Línea, se saldó en octubre con la detención de siete familiares y la investigación de dos personas más. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando se ha culminado la investigación patrimonial contra el dispendio que el Garrapi y los suyos supuestamente fueron capaces de construir sobre los beneficios del hachís traído de Marruecos.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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