Villarejo intenta anular sus propios audios en el primer gran juicio contra él
La defensa del comisario trata de expulsar la principal prueba de la vista oral
José Manuel Villarejo ha tratado este lunes de anular los audios que él mismo grabó durante años y que ahora se han convertido en la principal prueba contra el comisario jubilado, para el que la Fiscalía pide más de 100 años de cárcel en el primer gran juicio celebrado contra él en la Audiencia Nacional. Durante la tercera sesión de la vista, que se encuentra todavía inmersa en la fase de cuestiones previas, la defensa del antiguo agente de la Policía Nacional ha considerado que esos archivos —que se intervinieron principalmente durante el registro de su vivienda y sus oficinas— deben expulsarse del procedimiento.
En opinión del abogado de Villarejo, Antonio García-Cabrera, estas grabaciones se están utilizando ahora de forma “ilícita” contra su cliente. Porque, según mantiene el letrado, se captaron por parte de Villarejo durante el desarrollo de sus funciones como comisario y, por tanto, “están hechas desde la autoridad de un policía” y no pueden esgrimirse contra él. Pero incluso si el tribunal no acepta esa premisa, el defensor ha argüido que el comisario las “realizó” como abogado —el antiguo agente también está colegiado como tal— y “estarían amparadas” por el secreto profesional.
Una vez concluya la fase de cuestiones previas, el tribunal tiene la opción de pronunciarse sobre la nulidad de las grabaciones, aunque también tiene la posibilidad de hacerlo en la sentencia que dicte tras la vista oral. Una decisión que no solo condicionará el desarrollo del juicio, que sienta en el banquillo a 27 personas por tres líneas de investigación del caso Villarejo (las conocidas como Piezas Iron, Land y Pintor), sino también el del resto de la treintena de piezas separadas del macrosumario en el que se investiga la trama policial orquestada por el comisario jubilado.
La defensa de Villarejo también ha aprovechado este lunes su turno durante la fase de cuestiones previas para sacar buena parte de la artillería. García-Cabrera ha calificado la investigación judicial como una “causa viciada y preparada”, urdida por el CNI para tratar de “aniquilarlo”. Según el letrado, estas pesquisas se gestaron “al margen de toda legalidad procesal” para “perseguir” desde las instituciones del Estado a una persona que se ha declarado como “el enemigo”. “El juez de instrucción no ha velado, además, por la igualdad de las partes. Villarejo se ha enfrentado a dos acusadores: la Fiscalía y el juez de instrucción”, ha cargado también el abogado contra Manuel García-Castellón, el magistrado de la Audiencia Nacional que lleva esta causa. “Resulta escandaloso juzgar a Villarejo cuando hay otros Villarejos”, ha añadido García-Cabrera.
La presunta “organización criminal”
Varias defensas han hecho hincapié también este lunes en que la Audiencia Nacional no debería enjuiciar esta parte del caso Villarejo al acusarse de delitos sobre los que, en su opinión, carecería de competencia. “Se produce una vulneración del derecho al juez predeterminado por la ley”, han repetido los abogados de distintos procesados, que entienden que la vista oral debería asumirla la Audiencia Provincial de Madrid. En ese sentido, el letrado del comisario jubilado Enrique García Castaño ha alegado que este juicio —que versa sobre Iron, Land y Pintor— “no se ha abierto por delito de organización criminal” que justificaría la intervención de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, sino sobre otros como cohecho y tráfico de influencias.
El abogado de García Castaño ha aprovechado este asunto para cargar contra la Fiscalía Anticorrupción: “No es solo que [la existencia de] esa organización criminal no esté probada, sino que ni siquiera se ha formulado acusación en este juicio” —sí se plantea ese delito en la línea de investigación principal del caso Villarejo, que aún se encuentra en fase de instrucción—. Es solo una “verbalización interesada del ministerio público para crear una macrocausa”, ha apostillado este letrado, que ha remachado: “La Fiscalía se ampara en esta vista en un futurible: que exista una organización criminal”. En la misma línea, el defensor de Villarejo, Antonio García-Cabrera, ha dicho: “Esto está íntimamente vinculado a la pieza principal. Si son hechos cometidos por una organización criminal hay que juzgarlo aquí, pero si no, hay que mandarlo inmediatamente a la Audiencia Provincial”.
García-Cabrera no solo rechaza que Cenyt, el grupo de empresas encabezado por Villarejo, fuese una “organización criminal”, sino que considera que su cliente se encuentra indefenso en este juicio al no poder abordar este asunto. “Es imposible juzgar aquí a Villarejo aisladamente [de la pieza principal]”, ha apuntado el letrado, que sostiene la tesis de que los mandos policiales conocían y amparaban los negocios privados del comisario jubilado. Según ha dicho, esas actividades tenían como objetivo dar cobertura a sus funciones como agente encubierto, “sin las cuales no se hubiera podido realizar”. Y, por tanto, si “Villarejo estaba obligado a mantener una estructura empresarial al servicio de la seguridad del Estado para darle cobertura”, no podía formar una organización criminal. En este sentido, el letrado ha planteado suspender esta vista oral hasta que, al menos, se enjuicie la parte principal del caso en el que se atribuye este delito.
El primer gran juicio a Villarejo se ha adentrado este lunes en su tercera sesión. Pero todavía continúa en su fase de cuestiones previas, que comenzaron el pasado 13 de octubre con el primer intento del comisario jubilado de suspender el inicio de la vista oral. En la segunda jornada, las defensas del abogado Rafael Redondo, principal socio del antiguo policía, y de Gemma Alcalá, esposa del principal acusado por la trama, dedicaron su turno a cuestionar la validez legal de los audios del propio Villarejo. Estas grabaciones constituyen una de las principales pruebas incorporadas al sumario y, de hecho, el letrado del comisario jubilado Enrique García-Castaño también ha insistido este lunes en esa misma línea y ha pedido su nulidad: “Las grabaciones que obran en el marco de esta causa habrían sido obtenidas subrepticiamente, sin que se hubieran salvaguardado las garantías”.
Esta tercera sesión ha dejado, de nuevo, la imagen de Villarejo sentado junto a su abogado, y no en el banquillo de los acusados. El gran protagonista de la trama ha hecho valer su condición de letrado y tiene previsto incluso tomar la palabra para defenderse a sí mismo, aunque el tribunal no se lo ha permitido este lunes. “Yo también hablaré en nombre de mi defendido, un tal Villarejo”, ha ironizado el comisario jubilado antes de entrar en la Audiencia Nacional. “Algún villarejólogo ha dicho que, durante mi última comparecencia en el Congreso [en la comisión de investigación abierta sobre el caso Kitchen sobre el espionaje al extesorero del PP Luis Bárcenas], yo tiraba cacahuetes [para desviar la atención]...”, se ha defendido Villarejo de las críticas vertidas contra él por sus grandilocuentes declaraciones: “Yo creo que soy un cacahuete andante”, ironizó.
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