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La familia de El Albondiguilla declara que el exalcalde del PP llevaba una “doble vida”

El hijo y la exmujer acusan a González Panero de utilizarlos para los negocios de la trama Gürtel

J. J. Gálvez
Arturo Gonzzlez Panero
A la izquierda, el exalcalde de Boadilla, Arturo González Panero, a su llegada a la Audiencia Nacional el pasado 17 de noviembre.FERNANDO VILLAR (EFE)

Arturo González Panero, más conocido por el despectivo mote de El Albondiguilla que le puso Francisco Correa, “llevaba una doble vida”. De cara a la opinión pública, este dirigente del PP de Madrid era el honesto alcalde de Boadilla del Monte, uno de los municipios más ricos del país, con esposa y tres niños. Pero en realidad, según han asegurado este jueves su exmujer y uno de sus hijos en la Audiencia Nacional, Panero era un político corrupto que manejaba miles de euros en mordidas a espaldas de su familia, a la que usaba para sus tejemanejes mientras disfrutaba de los regalos de la trama Gürtel y de sus amantes.

La novena sesión del tercer gran juicio al PP por Gürtel se ha centrado en la figura del exregidor, que afronta una petición de la Fiscalía de más de 40 años de cárcel. Los testigos que han desfilado ante el tribunal han trazado un perfil del expolítico muy desfavorable para sus intereses. Durante su declaración como acusado, Panero ya insistió en que se encuentra muy arrepentido por participar en la red corrupta, pero la Fiscalía se mostró muy escéptica. De hecho, su confesión por escrito no llegó hasta el pasado 2 de noviembre, más de 12 años después de estallar el caso Gürtel y cuando apenas faltaban dos semanas para el comienzo de esta vista oral —él alega, en cambio, que comenzó a colaborar con la justicia hace ya dos años con declaraciones en las investigaciones que permanecen abiertas—.

Elena Villaroya, exmujer de Panero, ha descrito a su exmarido como la persona que llevaba “todos” los asuntos económicos de la familia. Un hombre que, según ella, llegó a engañarla para poner una cuenta en Suiza a su nombre. “Para la declaración de la renta, mi marido hacía continuamente fondos de inversión o de pensiones para luego desgravarse. Así que un día vino a casa y me dijo: ‘Mira Elena, para luego desgravarnos he abierto un fondo de pensiones’. Me dijo: ‘Firma donde están las cruces”.

—¿Usted sabía de qué eran los documentos que firmó? —le ha preguntado a la exesposa el presidente del tribunal, el magistrado José Antonio Mora Alarcón.

—No —ha contestado ella.

Según ha insistido Villaroya, ella y sus hijos nunca supieron nada de los sucios negocios del regidor con la trama hasta que explotó el escándalo. “Mi nivel de vida era muy normalito”, ha dicho la exmujer, que se separó en 2010, un año después de que estallara Gürtel. “Arturo mantenía todo esto oculto”, ha repetido. Antes, su hijo ha contado: “Nunca hacíamos un viaje extravagante. Íbamos a Murcia”.

“Mi marido estaba llevando una doble vida [...] Encontré unas fotografías fechadas en 2006 [con su amante]. Habían estado en París, en Cuenca, en la Copa América, en todo”, ha remachado luego la exesposa.

El vástago del exregidor también ha relatado cómo su padre llegó a pedirle en 2012 que le consiguiera un teléfono de prepago que después usaría presuntamente para una de las operaciones de blanqueo de dinero. El chico, que entonces tenía 17 años, se lo compró a un compañero de instituto por 50 euros: “Yo no pensé para qué era, ni se lo pregunté. Mi padre solía comunicarse con sus abogados con otros teléfonos. Yo no sé si era para hablar con sus abogados, para hablar con alguna otra amante que tuviese...”.

Fausto G., el compañero que le consiguió el móvil al hijo, ha confirmado este jueves la venta: “Llegó al colegio y dijo: ‘Pago 50 euros por un teléfono antiguo con una tarjeta y que esté desbloqueado’. Yo dije que se lo traería al día siguiente. Y cogí un teléfono que había por casa”. El móvil era de su hermana, que acabó imputada en el caso Gürtel sin saber por qué. Fausto G. también relató las “presiones” que recibió de Panero antes de declarar en la Audiencia Nacional como testigo: “Me encontré a Arturo padre en los juzgados de paz de Boadilla. Él entraba y yo salía. Me dijo: ‘¿Tú eres Tito, el amigo de mi hijo?’. Creo que fue la semana antes de ir a declarar a la Audiencia. Me dijo: ‘Mejor que no digas nada y así todo tranquilo. Porque, si pasa algo, caeremos todos en la mismo bola’. Imagino que sabría que ya estaba citado”.

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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