Los tres tripulantes del narcosubmarino gallego se declaran culpables y aceptan un acuerdo con la fiscalía
Los otros cuatro acusados de colaborar en la logística del desembarco del alijo de 3.000 kilos de cocaína han negado los hechos, por lo que el juicio continuará hasta el viernes
Las dudas sobre si se celebraría el juicio por narcotráfico que ha suscitado mayor expectación, al ser el primer transporte de cocaína que se apresa a bordo de un narcosubmarino en Europa, han quedado despejadas al comienzo de la vista que arrancó este lunes en la Audiencia de Pontevedra.
Ha quedado claro que el piloto de navío, Agustín Álvarez, y los otros dos tripulantes Pedro Roberto Manzaba y Luís Tomás Manzaba, están dispuestos a contestar a las preguntas del fiscal y desvelar detalles de su travesía. Los tres acusados han reconocido los cargos y se declararon culpables de haber cruzado el océano Atlántico desde Brasil a bordo del semisumergible con 3.068 kilos de cocaína, y luego hundirlo en la ría de Aldán en la madrugada del 24 de noviembre del 2019.
Por el contrario, los otros cuatro procesados, Enrique Carlos Serantes y su hijo Iago, junto con Rodrigo Hermida y Yago Rego, acusados de colaborar en tierra en la llegada del narcosubmarino, han negado su participación en los hechos. Su cometido, según el fiscal, era salir al encuentro del narcosubmarino aguas afuera de las islas Cíes, en la ría de Vigo, con una embarcación deportiva para trasladar la tripulación a tierra, facilitándoles víveres y ropa, además de organizar la ocultación de la droga que sería transportada en una furgoneta.
Aunque el plan del desembarco del alijo previsto no era llegar a la ría de Aldán, el fuerte temporal de esos días y problemas en las comunicaciones obligaron a la tripulación a cambiar de ruta. En todo caso, el batiscafo sería hundido al llegar a su eventual destino, abriendo las válvulas que el semisumergible tenía en ambos costados del casco. Luego, unos buzos recuperarían los 153 fardos de droga para ocultarla en tierra.
La Fiscalía solicita 13 años y medio de cárcel, condena que sería rebajada si los acusados aceptaran los cargos. La división entre los imputados podría dar un vuelco a las estrategias procesales de las defensas si la tripulación admite la participación de los compañeros de banquillo que han negado los cargos, obligando así a la celebración del juicio hasta el viernes.
Pero el acuerdo ofrecido por el fiscal de rebajar a 9 años de presidio a los tres tripulantes y a 6 años para el resto de los implicados fue rechazado por los abogados de estos últimos. Así, a media mañana y tras un receso, el tribunal reanudó la vista con la declaración de los marineros que trajeron el narcosubmarino a Galicia, que contestaron sucintamente a las preguntas del Ministerio Fiscal.
Los tres solo declararon sobre cuestiones generales, alegando su temor a posibles represalias de los dueños del cargamento hacía ellos y sus familias, pero admitieron que estaban arrepentidos de haber aceptado el encargo. Agustín Álvarez, al que la fiscalía le atribuye la responsabilidad del navío, sin embargo, negó rotundamente que fuese el piloto, mientras el ecuatoriano Pedro Roberto Manzaba dijo que hizo el viaje porque necesitaba dinero para pagar el tratamiento de cáncer de su hijo de dos años. Este y su primo Luis Tomás fueron detenidos nada más llegar a tierra, aunque Agustín pudo huir y fue arrestado después en la casa donde se había refugiado, todavía con el traje de neopreno puesto.
El teniente de la Guardia Civil responsable de la investigación explicó que, en un principio, creyeron que se trataba de un transporte clásico de cocaína en base a informaciones de una “fuente viva”, dijo, en referencia a un colaborador infiltrado. En busca de un barco nodriza, la Policía Judiciaria de Portugal asumió la investigación y desplegó un operativo para detectarlo, hasta que se constató que se trataba de un semisumergible.
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