Un testigo del rescate de los 12 desaparecidos del barco gallego que naufragó en Terranova: “No encontramos nada, de momento somos incapaces”
El ‘Villa de Pitanxo’ contaba solo con dos balsas salvavidas, que ya han sido localizadas en aguas canadienses, por lo que se teme que el resto de los tripulantes hayan quedado atrapados en el buque hundido o que hayan caído al océano
La tragedia que el martes asoló a la comunidad pesquera gallega, con el naufragio en aguas de Terranova (Canadá) del Villa de Pitanxo, un barco congelador de 50 metros de eslora con 24 tripulantes a bordo, está a punto de escribir su peor final. Las autoridades canadienses han anunciado este miércoles la suspensión definitiva de las labores de rescate debido al mal tiempo. Continúan desaparecidos 12 tripulantes, después de que los buques que contribuyen en la búsqueda rescataran ayer a tres personas y localizaran 9 cadáveres. Salvamento Marítimo y los servicios de rescate canadienses cifraron el martes por la noche en 11 los desaparecidos y en 10 los muertos, pero un día después corrigieron las cifras. La situación de la mar es arbolada, un término marinero de la Escala Douglas —un baremo para clasificar los diferentes estados del océano— que describe que esta está picada, con olas que este miércoles han alcanzado los siete metros de altura. Roberto Sotelo, capitán del barco de bandera española Rio Caxil, uno de los que participan en las tareas de auxilio a 450 kilómetros al sureste de la isla canadiense, ha explicado por teléfono a EL PAÍS que la labor a la que se enfrentan es extremadamente complicada: “El mar está muy revuelto, está muy mal. Llegamos aquí ayer [el martes], y estamos aún con las labores de búsqueda”, narra el patrón, que el martes tuvo contacto visual con los tres rescatados por el navío español Playa Menduiña Dos. “Sé que estaban en shock por lo que ocurrió”, añade.
Al estado del mar se unen las bajas temperaturas, que han alcanzado los siete grados bajo cero —con una sensación térmica de menos 17 grados— y un viento de 30 nudos desde el oeste (56 kilómetros por hora). La única nota positiva en cuanto a la meteorología ha sido la visibilidad, que ha mejorado con respecto al martes, cuando había mucha niebla. Sotelo explica las complicaciones que también tuvieron por la noche, cuando los navíos abandonaron la zona por la mala visibilidad y el miedo a que el aparejo del Villa de Pitanxo, que todavía no ha sido localizado y del que se desconocen los motivos del naufragio, chocara y se envolviera con las hélices de los otros buques: “Si eso pasa, ya te quedas sin máquina, no te puedes mover”. Con la mar embravecida, la situación está estancada y no hay avances: “El mar fai ovellas [hace ovejas, en castellano, una expresión marinera para referirse a la espuma blanca que crea el choque intenso de las olas]. No encontramos nada, de momento somos incapaces”, cuenta Sotelo.
Los supervivientes del barco arrastrero gallego, con sede en Marín y construido en 2004, son el patrón del buque, Juan Padín Costa (53 años), su sobrino, Eduardo Rial Padín (42), y un joven natural de Ghana, Samuel Kwesi Koufi (no ha trascendido su edad), cuya mujer y cinco hijos permanecen en África. Los dos primeros viven en Cangas do Morrazo y el tercero reside en Marín, localidades ambas de la comarca de O Morrazo (Pontevedra). El martes, Padín, que fue rescatado por el buque Playa Menduiña Dos junto a sus dos compañeros, pudo hablar con su familia por teléfono para avisar de que él y su sobrino eran dos de los supervivientes. El Playa Menduiña Dos está volviendo a trasladarse este miércoles a la zona del naufragio para tratar de encontrar a los desaparecidos, es decir, los tres supervivientes están en uno de los barcos que están ayudando a localizar a sus compañeros. Las esperanzas, no obstante, son remotas. El martes, la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba, informó de que el Villa de Pitanxo contaba con cuatro balsas salvavidas y que habían sido localizadas dos de ellas. Sin embargo, el arrastrero cuenta con dos —una estaba vacía y en la otra estaban los tres supervivientes en estado de hipotermia con cuatro de los fallecidos—, por lo que los expertos temen que los 12 desaparecidos hayan quedado atrapados en el buque hundido o que hayan caído al mar, como ha pasado en otros naufragios.
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha comparecido este mediodía en Marín, donde ha subrayado la dificultad de hallar a los desaparecidos: “Estamos ante un doble dolor, el dolor de no saber cuál es la situación de este familiar, el dolor de no saber en qué día voy a tener confirmación, y el dolor también, y tenemos que anticiparlo, de personas que probablemente tarden mucho tiempo en aparecer”. En otros naufragios graves que ha sufrido la flota gallega a lo largo de las últimas décadas, los servicios de rescate no lograron localizar a gran parte de la tripulación. Feijóo ha dicho que esta tragedia es la peor que sufre la comunidad pesquera en Galicia desde 1978, cuando en enero de ese año el pesquero Mabel naufragó en las inmediaciones de las islas Cíes, a la entrada de la ría de Vigo. El suceso, que terminó con nueve supervivientes y 27 muertos, muchos de los cuales jamás se llegaron a encontrar, provocó manifestaciones de cientos de personas en Marín y A Coruña para protestar por la falta de seguridad de los marineros, una de las profesiones de mayor riesgo, según reconoce la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El dirigente gallego también ha señalado que los tres supervivientes están “conscientes y orientados”, y ha puesto de relieve la dificultad de sobrevivir en una zona tan gélida: “La esperanza nunca se pierde, pero las condiciones de la mar son como son, y la temperatura del agua es conocida. Por tanto, las tres personas que se mantuvieron en la balsa con vida hay que reconocer que son personas muy fuertes, muy fuertes, porque es muy difícil permanecer con vida dada la situación de la temperatura y el riesgo de hipotermia”. Y ha añadido: “Estamos hablando de un rescate a muchas millas de España, en aguas NAFO [acrónimo de la Organización de Pesquerías del Atlántico Noroeste], a una temperatura del agua que en cuanto cae una persona, resiste muy poco tiempo”.
Antes de llegar a Marín, Feijóo ha ofrecido una declaración en Santiago de Compostela para anunciar que la Xunta ha decretado tres días de luto oficial en la comunidad: “Recordaremos así a los que perdieron la vida en el mar y asimismo rendiremos tributo a la gran comunidad marinera, que nos ofrece a diario el tributo insuperable de su trabajo y de su sacrificio máximo”.
Según datos de Salvamento Marítimo español, que está en contacto con el Centro de Coordinación de Rescate con base en Halifax (Canadá), en la zona han estado este miércoles el buque de la costa canadiense Cygnus, que está al frente de las labores de rescate, en las que también han participado hoy los buques Nexus (canadiense), los españoles Rio Caxil y Playa de Menduiña Dos y los portugueses Franca da Morte, Lutador, Pascual Atlántico y Novo Virgem da Barca. Canadá también ha movilizado un avión de la guardia costera para seguir la búsqueda desde el aire. Sin embargo, en la noche de este miércoles, el Centro de Coordinación de Rescate Halifax en Canadá ha anunciado que no seguirá con los rastreos debido al mal tiempo. El cónsul general de España en Montreal, Luis Seco, se ha trasladado a San Juan de Terranova para ofrecer apoyo y asistencia.
El Villa de Pitanxo, con base en Marín, llevaba 24 tripulantes a bordo, de los cuales 16 tienen nacionalidad española, cinco son peruanos y tres ghaneses. El barco, que estaba faenando en los caladeros de la NAFO en busca de fletán, emitió dos alertas a las 5.24 del martes (hora española). Estas fueron recibidas en el Centro Nacional de Coordinación de Salvamento Marítimo (CNCS) de Madrid, pero a pesar de que las autoridades intentaron contactar con ellos, nadie respondió. La señal de la caja azul del barco —el sistema de posicionamiento, que se comunica con la estación que lleva el seguimiento del buque, muy parecida a la caja negra que utilizan los aviones— se perdió poco antes de las seis de la madrugada. El pesquero, propiedad del armador gallego Manuel Nores —dueño del grupo Nores—, forma parte de la Cooperativa de Armadores de Pesca del Puerto de Vigo (ARVI).
Minuto de silencio en el Congreso y en el Parlamento de Galicia
El Congreso de los Diputados y el Parlamento de Galicia han guardado este miércoles un minuto de silencio por las víctimas del naufragio durante la sesión de control al Gobierno. “España se levanta hoy consternada por el naufragio del pesquero Villa de Pitanxo en las costas de Canadá”, ha dicho Meritxell Batet, la presidenta de la Cámara baja. “El Congreso quiere unirse al pesar de los familiares y amigos de los fallecidos y desaparecidos en el accidente”, ha añadido.
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