Linares no logra salir del largo túnel
El estallido social que brotó en la ciudad andaluza hace un año da paso a una crisis política que atenaza su desarrollo
La cafetería La Galería bulle a media mañana entre la clientela que acude a desayunar a este coqueto establecimiento convertido también en sala de exposiciones. “La gente parece que tiene ahora algo más de ilusión, aunque las peleas políticas no benefician nada”, señala Agustín Blas, el dueño de este bar donde en febrero de 2021 saltó la chispa de un estallido social que marcó a Linares (56.525 habitantes, Jaén) durante una larga temporada.
La brutal paliza por parte de dos agentes de la Policía Nacional a un hombre y a su hija derivó en graves incidentes y cargas policiales que dejaron una veintena de heridos. Una violencia “inusitada” por parte de los funcionarios y de los ciudadanos, en palabras del juez que archivó las diligencias abiertas por presunto uso desmedido de la fuerza por los antidisturbios. En cambio, se está a la espera de fijar el juicio por la agresión de los dos policías, suspendidos de empleo y sueldo desde entonces.
Esos episodios no hicieron más que encubrir el polvorín social en el que estaba instalada la ciudad, que sufre la mayor tasa de paro juvenil del país y arrastra una crisis casi permanente desde que en 2011 cerró sus puertas la factoría automovilística Santana Motor. La ira vecinal se amortiguó en pocos días, pero ahora ha irrumpido una crisis política que ha vuelto a dividir a la sociedad linarense.
Este viernes debía haberse debatido en el Ayuntamiento una moción de censura contra el Gobierno de Ciudadanos y PP, pero un juez ha suspendido cautelarmente el pleno para estudiar la condición de dos ediles del PSOE (partido que ha promovido la censura), que podrían estar incapacitados para participar en la sesión. El verano pasado el partido independiente Ciudadanos Independientes por Linares Unidos (CILU) abandonó el Ejecutivo local del que formaba parte desde 2019 y dejó en minoría a Cs y PP (que suman 10 concejales), frente a los ocho del PSOE, dos de IU y tres de CILU, que había acusado al alcalde de Ciudadanos de provocar una parálisis e inestabilidad en la ciudad. Si la moción de censura prospera, el secretario municipal del PSOE, Javier Perales, se convertirá en alcalde.
En paralelo, un tribunal con jurado acaba de declarar culpable por malversación de fondos públicos al alcalde hasta 2019, el socialista Juan Fernández, acusado de asignarse durante al menos siete años una paga de 1.700 euros mensuales, adicional a la que ya recibía como regidor.
“Yo creo que la moción de censura se tenía que haber presentado hace un año, que era cuando la gente estaba quemada, pero a un año de las próximas elecciones no sé yo si es lo mejor, ahora se ve un cierto halo de esperanza en la calle”, reflexiona Raquel Pantoja, una de las 150 personas que se quedaron en la calle hace un año tras el cierre de El Corte Inglés, al que se sumó la marcha de Zara.
Sobre las calles más céntricas y peatonales de Linares abundan los locales comerciales con carteles de “Se vende” y “Se alquila” y hay demasiados símbolos que están cayendo. Uno de los últimos ha sido el mítico Hotel Cervantes, con 103 años de historia. “Cada día vamos a peor. Ahora no vienen clientes de los pueblos. Creo que montar una tienda ha sido la peor decisión que podía haber tomado”, se lamenta Mercedes Lechazo, otra ex empleada de El Corte Inglés que el verano pasado abrió una tienda de ropa para bebés.
Linares, que llegó a ser no hace tanto el principal foco industrial del norte de Andalucía, ha perdido 828 habitantes el último año (casi 6.000 en la última década) y la cifra de parados (casi 7.000) sigue al alza, aunque de manera desigual por cuanto el 60% del paro tiene rostro de mujer. Desde 2008, cuando la última crisis económica, se han perdido casi 500 empresas, según datos de la Fundación Estrategias.
En medio de este panorama social y económico tan desalentador, el Ejecutivo andaluz reunió a su Consejo de Gobierno en Linares el pasado 7 de febrero para anunciar una lluvia de millones en distintas infraestructuras. En concreto, una inversión de 203 millones para la provincia de Jaén (que en febrero fue la tercera con mayor tasa de paro del país), de los que buena parte de ellos iban para reflotar el tejido industrial de Linares.
Los anuncios de la Junta han sonado bien a la población si no fuera porque la visita del presidente Juan Manuel Moreno y de todo su Gobierno se produjo días después de trascender la moción de censura contra Cs y PP, las mismas formaciones que sustentan el Ejecutivo andaluz. “Linares se está convirtiendo en una especie de Cataluña del sur de España por la fractura entre la sociedad por culpa de los políticos, y hay también mucha desconfianza por los anuncios de inversiones que suenan a humo, como ocurrió con el anterior plan Linares Futuro. Hay demasiado hartazgo”, indica un empresario del sector digital que reclama anonimato.
“No avanzamos, llevamos tiempo caminando en círculo, cual pescadilla, y los inversores no llegan por falta de infraestructuras, y las infraestructuras no se acometen por falta de inversión pública y privada, y urge que dejemos de mordernos la cola, y que nos pongamos a nadar hacia delante”, sostiene Javier Saigner, un abogado que impulsó la plataforma vecinal Todos a una por Linares y que ahora es la principal cara de la candidatura Levanta Jaén, que concurrirá a las próximas elecciones andaluzas bajo el paraguas de la marca de la España vacía. Y no será la única, porque la división interna en el movimiento vecinal ha provocado que también dé el paso Jaén Merece Más.
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