Un etarra acusado de siete asesinatos prepara su vuelta legal a España tras 33 años huido en Cabo Verde

Félix Manzanos, integrante del ‘comando Donosti’ en los años ochenta, solicitó en febrero la expedición de un pasaporte tras haber prescrito sus delitos

Miembros de la Cruz Roja atienden a uno de los policías heridos en el atentado cometido en Errenteria (Gipuzkoa) que costó la vida a otros cuatro agentes el 14 de septiembre de 1982.EFE

El etarra Félix Manzanos Martínez, alias Rioja, acusado de siete asesinatos cometidos en la década de los ochenta, prepara su vuelta a España desde Cabo Verde, donde ha permanecido fuera del alcance de la justicia durante 33 años, según informan a EL PAÍS fuentes de la lucha antiterroristas. Manzanos acudió el pasado febrero a la Embajada española en Praia, la capital del país africano, a solicitar la expedición de un pasaporte a su nombre. La representación diplomática ya se lo ha entregado, según confirman fuentes del Gobierno, tras constatar con la Audiencia Nacional que los graves d...

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El etarra Félix Manzanos Martínez, alias Rioja, acusado de siete asesinatos cometidos en la década de los ochenta, prepara su vuelta a España desde Cabo Verde, donde ha permanecido fuera del alcance de la justicia durante 33 años, según informan a EL PAÍS fuentes de la lucha antiterroristas. Manzanos acudió el pasado febrero a la Embajada española en Praia, la capital del país africano, a solicitar la expedición de un pasaporte a su nombre. La representación diplomática ya se lo ha entregado, según confirman fuentes del Gobierno, tras constatar con la Audiencia Nacional que los graves delitos de los que estaba acusado ya han prescrito al haber pasado más de los 20 años desde que se cometieron. La reforma del Código Penal de 2010 que declaró la imprescriptibilidad de los delitos de terrorismo que hubieren causado la muerte de una persona no afecta a su caso. Según detalló en abril Etxerat, la asociación de familiares de presos de ETA, hay otro siete miembros de la organización sin causas pendientes dispuestos a volver: uno en Venezuela, tres en Cuba y otro tres en Cabo Verde.

Manzanos, de 67 años, está acusado de integrar, a finales de los años setenta, el comando Upo, que operaba en Bizkaia, donde él residía, aunque en 1980 pasó a la clandestinidad para integrarse en el comando Donosti. Durante su paso por este último, Rioja perpetró presuntamente cuatro atentados mortales. El más grave, el cometido el 14 de septiembre de 1982 en Errenteria (Gipuzkoa) contra una patrulla de la Policía Nacional en el que murieron cuatro agentes. Uno de ellos fue rematado cuando era trasladado a un hospital en un coche. Meses antes supuestamente había intervenido en los asesinatos de los guardias civiles Modesto Martín, perpetrado en marzo de aquel año, y José Fragoso, en febrero. También se le implica en el atentado que costó la vida, en octubre de 1983, a Cándido Cuña, un panadero afiliado a CC OO que fue asesinado porque acudía al cuartel de la Guardia Civil en Rentería a vender sus productos.

Tras la desarticulación, en junio de 1984, de uno de los dos grupos que formaban aquel comando con el arresto de uno de sus miembros y la muerte de otros dos, las Fuerzas de Seguridad perdieron el rastro de Manzanos. Este reapareció en 1989 en Argelia, tras el fracaso de las conversaciones que mantenían en aquel país la organización terrorista y el gobierno de Felipe González. Manzanos fue deportado en mayo de aquel año por las autoridades de Argel a Cabo Verde junto a otros nueve etarras. Desde entonces, ha residido en este país trabajando como taxista, aunque documentación intervenida en Francia en 2005 reveló que recibía apoyo económico de la organización terrorista.

Si se materializa la salida de Manzanos de Cabo Verde, ya solo permanecerán en este archipiélago tres miembros de ETA: Tomás Linaza, José Antonio Olaizola y Emilio Martínez de Marigorta. No obstante, por este archipiélago llegaron a pasar en los años ochenta hasta 19 presuntos miembros de la organización (algunos de los cuales obtuvieron la nacionalidad caboverdiana). De ellos, cinco huyeron posteriormente a Cuba, otros cinco ―los que tenían acusaciones legales más débiles― escenificaron su regreso en junio de 1996 con un acto en la catedral de Bayona (Francia) en el que participaron deportados a otros países; dos más ―José Miguel Bustinzar y Francisco Rementería― volvieron para reincorporarse a la actividad terrorista y tres fallecieron en las islas en accidentes o por enfermedad.

Manzanos sigue así los pasos que, en los últimos años, ya han dado otros miembros de ETA que, tras ser deportados o permanecer ocultos en otros países, optan por regresar a España de manera discreta tras prescribir sus delitos. Para hacerlo, habitualmente sus abogados se dirigen previamente a la Audiencia Nacional para recabar información sobre las posibles causas que tuviera pendientes. Si no existe ninguna, el etarra, como ha hecho ahora Manzanos, se dirige a la embajada de España del país de residencia y solicitaban la expedición de un DNI y un pasaporte. Al no existir órdenes en vigor de busca y captura ni otro impedimento judicial, la representación diplomática está obligada a facilitarles la documentación que les permite regresar.

El último retorno del que se tiene constancia es el del exmiembro de ETA y escritor Joseba Sarrionaindia, alias Sarri, que lo hizo en abril del año pasado. Condenado a 27 años de cárcel por su pertenencia a la organización terrorista y depósito de armas, Sarri alcanzó notoriedad tras fugarse, en 1985, de la cárcel donostiarra de Martutene escondido en los altavoces de un grupo que había acudido a la prisión a actuar. No volvió a ser detenido.

No obstante, en la actualidad hay aún cerca de 26 miembros de ETA en el extranjero buscados por hechos aún no prescritos. Las páginas webs de la Policía Nacional y la Guardia Civil aún muestran fotografías de algunos de ellos para solicitar la colaboración ciudadana para su localización. La de la Policía muestras las imágenes de Iñaki de Juana Chaos, José Luis Eciolaza, alias Dienteputo, y Oier Eguidazu. El instituto armado añade a estos nombres los de otros 10 presuntos etarras. De muchos se sabe su paradero, como el propio De Juana Chaos, al que se le sitúa en Venezuela. Este país sudamericano es, con 13 etarras, el país más habitual de los huidos, según datos de Interior, aunque su extradición se ve como algo imposible por las reticencias del Ejecutivo de Nicolás Maduro a entregarlos. En América también hay fugados en Cuba, México, Uruguay y Brasil. El resto se reparte entre Francia y Suiza, detallan estas fuentes.

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