Mañueco mantendrá a Gallardo y no adelantará las elecciones
El barón popular quiere agotar la legislatura en Castilla y León
El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco (PP), da por zanjada la crisis con sus socios de Gobierno de Vox por el polémico protocolo antiabortista. El barón popular, que ha rectificado el plan inicial anunciado por sus aliados para obligar a los médicos a ofrecer a las mujeres que quisieran abortar a someterse a una serie de pruebas como escuchar el latido del feto, ha decidido mantener la estabilidad de su Gobierno a pesar de que la confianza en su vicepresidente, Juan García-Gallardo, de Vox, ha quedado muy tocada. Mañueco mantendrá a García- Gallardo en su puesto, sin destituirle, y tampoco adelantará las elecciones para hacerlas coincidir con las autonómicas y municipales de mayo, según fuentes de su entorno más directo.
A pesar de que la crisis con sus socios ha alcanzado momentos de mucha tensión esta pasada semana, el presidente de Castilla y León no ha valorado seriamente en ningún momento un anticipo electoral, según estas mismas fuentes. El barón popular es consciente de que es prácticamente imposible que el PP lograra una mayoría absoluta en las urnas en Castilla y León aunque contara con el tirón de las municipales y de una marca revitalizada con el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo. Por tanto, volvería a estar obligado a pactar con Vox. Así que romper ahora con el partido de Santiago Abascal y adelantar las elecciones solo le serviría para que los ultras le pusieran más caro su apoyo después de mayo.
Su planteamiento es “agotar el bono hasta 2026″ que logró en las elecciones de febrero de 2022, en las que se impuso a poca distancia del PSOE —con 31 escaños, por los 28 de los socialistas— y pudo gobernar tras pactar un Gobierno de coalición con Vox, que logró 13 de los 81 procuradores de las Cortes. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que ha estado en permanente contacto con Mañueco durante toda la crisis por el protocolo antiabortista, no le pidió que rompiera el Ejecutivo.
El presidente de Castilla y León tampoco tiene entre sus planes inmediatos destituir a su vicepresidente. El pasado jueves, Mañueco y García-Gallardo hablaron después de la polémica y recondujeron la situación. En el PP creen que, con las medidas antiabortistas, el dirigente regional de Vox ha querido ir más lejos incluso que la dirección nacional de su partido para ganar protagonismo interno en la formación ultra. Y, aunque la confianza en él está tocada, los populares prefieren mantenerle en su puesto y evitar una nueva crisis que provocaría su destitución.
García-Gallardo “tiene que hacer una reflexión”, afirman en el PP, donde avisan a sus socios de que “el Gobierno de Castilla y León no se va a utilizar partidistamente”, esto es, que a partir de ahora vigilarán a sus aliados.
El PP de Castilla y León está vinculado también a la política de pactos del partido en toda España con los ultras, que se resolverá tras las elecciones de mayo. Mañueco, calculan fuentes del partido en esa comunidad, tendría la posibilidad de romper con Vox e intentar gobernar en minoría —con 31 escaños de 81— después del 28 de mayo, en el caso de que el PP y Vox terminaran a la gresca sin acuerdos. Pero en caso contrario, y sobre todo, en vísperas de unos comicios donde el PP necesitará a los de Abascal en muchos territorios, una ruptura en Castilla y León sería contraproducente. “¿A las puertas de unas elecciones en las que vamos a tener que gobernar con ellos les echamos del Gobierno?”, se pregunta un dirigente del PP castellanoleonés. En Castilla y León, por tanto, el pacto con Vox se queda como está.
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