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Crónica
Texto informativo con interpretación

Las instituciones se salvan del choque partidista

Sánchez cortó cualquier duda en el PSOE sobre el encargo del Rey a Feijóo. El PP abandonará la ensoñación de recuperar el diálogo con la derecha nacionalista catalana

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, este domingo, acompañado por el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, Cuca Gammara  y Mariano Rajoy, en la inauguración del curso político del PP ante el Castillo de Soutomaior, en Pontevedra.
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, este domingo, acompañado por el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, Cuca Gammara y Mariano Rajoy, en la inauguración del curso político del PP ante el Castillo de Soutomaior, en Pontevedra.Lavandeira jr (EFE)
Anabel Díez

Un mes por delante para el cruce de estrategias de alto riesgo en el que los principales actores, PP y PSOE, persiguen la derrota del otro. Alberto Núñez Feijóo, líder de los populares; Pedro Sánchez, de los socialistas; su socio en una eventual legislatura, Sumar; los nacionalistas... Todos jugarán un papel muy activo en el que todos se asomarán al abismo. Hasta el Rey podría haber estado en el disparadero. No habrá apreciaciones disonantes públicas del PSOE, tampoco de Sumar, sobre la decisión del jefe del Estado de encargar a Feijóo que intente sumar una mayoría, aunque no en todos los ámbitos se entendió esa designación. Feijóo no tenía esa mayoría cuando habló con el monarca y hay muchos datos para concluir que tampoco la tendrá cuando su candidatura se vote el 27 de septiembre. Pero Sánchez transmitió de inmediato que el Rey actuaba con toda corrección.

Los temores a un forcejeo entre partidos e instituciones sobre quién podía presentarse a la investidura, que pudieran llevar el país a la zozobra, quedaron disipados. A la institucionalidad ha contribuido la presidenta del Congreso, Francina Armengol. Ni la menor presión de la tercera autoridad del Estado a Feijóo para que se presentara ya esta semana. El líder del PP necesitaba 10 o 12 días, no quería empezar su ronda oficial —la oficiosa y real está ya hecha— durante la semana ya concluida, sino tomarse un tiempo antes. Así las cosas, Armengol decidió llevar la convocatoria al 26 del próximo mes. Todo para evitar que en el supuesto de repetición electoral los ciudadanos fueran llamados a las urnas en plenas Navidades.

El porqué Felipe VI propuso a Feijóo es un interrogante que bambolea en las filas del PSOE, de Sumar y de los nacionalistas. En los primeros, de forma muy contenida, una vez que la cúpula del PSOE defendió que el Rey tenía todas las prerrogativas para proponer a Feijóo. Se acabó el calentar motores antes de la ronda de consultas con la apreciación de que el líder del PP no debía hacer la pantomima —ahora se recupera el término— de comunicar al Rey que estaba en condiciones de ir a la investidura. Los distintos interlocutores consultados coinciden en que el monarca tenía poco margen para actuar de manera diferente. Sánchez comunicó a Felipe VI sus altas probabilidades de conseguir una mayoría, una determinación y un escenario nada descabellado pero sin certezas; solo 154 votos frente a los 172 seguros de Feijóo.

Tan reales son esos datos como el terremoto político que habría de producirse para que el candidato del PP consiguiera los cuatro votos que le faltan para la mayoría absoluta. Las peligrosas aproximaciones del PP a que quizá podrían venir de socialistas tránsfugas se han transformado en una apelación genérica a que el PSOE apoye a Feijóo, que nadie toma en serio. En los aparentemente irreales caladeros para conseguir esos cuatro votos se invoca el diálogo con Junts. Así, por unos días, Carles Puigdemont dejará de ser “el prófugo” y aunque es él quien decide qué y con quién se pacta en Madrid, la referencia será Junts, antes Convergència Democrática de Catalunya, pactista por naturaleza con los gobiernos de España. La ensoñación anida en muy pocas cabezas de la cúpula del PP, pero no es un invento. Ensoñación o espejismo según el cual se podría volver al fructífero diálogo de antaño del centroderecha nacional y el nacionalista. No improvisó el vicesecretario institucional del PP, Esteban González Pons, cuando afirmó que Junts “es un partido cuya tradición y legalidad están fuera de toda duda”.

El silencio hasta ahora de los de Puigdemont a esta invitación ha provocado desconcierto en las filas de los dos partidos. Puigdemont puede entrar en una dinámica diferente al ser reconocido como interlocutor de quienes aspiran a gobernar España. Esta es la hipótesis de interlocutores de Junts que también le han hecho llegar a Feijóo. El deterioro de imagen que puede sufrir el líder popular al mantener la puerta abierta a hablar con el independentismo afín ideológicamente en el terreno económico —PNV y Junts— se paliará con creces si la invitación a conversar se traduce en un rechazo antes de empezar o tras una primera aproximación.

Sánchez lo intentará con seguridad y el PP dictará sentencia condenatoria de inmediato. El líder socialista será culpable de vender a España, en tanto que Feijóo se erigirá como paladín de su defensa. Aunque el PP no entrará en matices en su condena, los socialistas pondrán límites a las conversaciones con Junts, que, por su lado, también lleva adelante Sumar, de manera autónoma, así como con ERC, pese a que no sea del agrado del PSOE. Más allá del encargo del Rey a Feijóo, sin publicidad e incluso con secretismo, por razones prácticas y por respeto a los procedimientos, las negociaciones en torno a la investidura de Sánchez, hasta que Feijóo culmine la suya, serán incesantes. Sea lo que sea cómo termine, el partido empieza ahora.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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