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Desarticuladas siete células de una mafia georgiana especializada en robar viviendas en Sevilla

La Policía Nacional ha detenido este verano a 22 miembros de estas bandas, que entran de madrugada en inmuebles cuyos inquilinos están de vacaciones

Cuatro detenidos en una de las siete operaciones contra la mafia georgiana en Sevilla. / MINISTERIO DEL INTERIOR
Cuatro detenidos en una de las siete operaciones contra la mafia georgiana en Sevilla. / MINISTERIO DEL INTERIOR
E. S.

Su modus operandi los delata cada verano. Aprovechan la noche para marcar las viviendas que creen que están vacías con un hilo de pegamento o silicona entre la puerta de entrada y el marco o en el bastidor. Si al cabo de varios días el pegamento sigue intacto, deducen que no ha entrado nadie en ese tiempo y que el inmueble no está ocupado porque sus inquilinos están de vacaciones, y proceden a asaltarlo de madrugada y a robar los objetos de valor. Se trata de grupos pertenecientes a mafias georgianas que operan por distintos barrios de Sevilla —aunque tienen ramificaciones en otras grandes ciudades— y que son mucho más activas en los meses de julio y agosto. Este verano la Policía Nacional ha desarticulado siete de estas bandas y ha detenido a 22 de sus integrantes, según el balance que han hecho los responsables del cuerpo este viernes. En total, se les atribuyen 27 robos con fuerza.

La investigación sigue abierta y la Policía no descarta más detenciones o la resolución de robos anteriores. De los 22 detenidos en julio y agosto, 10 han ingresado en prisión provisional. La última operación tuvo lugar el 23 de agosto, cuando la policía, en plena madrugada, impidió a seis miembros de una de las bandas forzar un domicilio. Entre los arrestados se encontraban dos miembros importantes de la organización, a quienes denominan Vor v Kazone, o ladrones de ley. Son sus tatuajes los que evidencian su pertenencia al clan mafioso y también su rango dentro del mismo.

Las mafias georgianas que operan en Sevilla —y que también están presentes en Madrid, Barcelona o Valencia― tienen estructuras férreas y se organizan de manera piramidal, según fuentes policiales. En la cúspide se sitúan los ladrones de ley, que para diferenciarse del resto se tatúan diversos símbolos. Los grupos se dividen en células de entre dos y cuatro miembros ―todos con edades entre 25 y 40 años― que eligen sus objetivos de manera aleatoria, puesto que, de acuerdo con las conclusiones policiales, no utilizan un patrón previo y roban en toda clase de edificios y barrios.

Infraestructura sofisticada

Detalle del hilo de silicona usado por las mafias georgianas para marcar las casas vacías. / MINISTERIO DEL INTERIOR
Detalle del hilo de silicona usado por las mafias georgianas para marcar las casas vacías. / MINISTERIO DEL INTERIOR

La infraestructura de la que se rodean es muy sofisticada, hasta el punto de que cuentan con una amplia cobertura para poder perpetrar los delitos: documentación falsa, nuevas identidades, vehículos acondicionados con recovecos y escondites en los que puedan ocultar su botín, herramientas para forzar las casas —siempre utilizando técnicas que no dejan rastro―, alojamiento —en muchas ocasiones, de carácter hostelero― y dinero de la organización, conocido como obschchak, para sufragar los gastos. Sus miembros son especialistas en distintas técnicas para la apertura de las viviendas, como el ganzuado, el impresioning (hacer una copia de la llave de la cerradura sin disponer de la llave), el bumping (la introducción de una llave especial que consigue que todos los pistones de la cerradura salten al mismo tiempo) o el resbalón (introducir una tarjeta entre el marco del pestillo y la puerta). En ninguno de los robos se ha atacado a personas, porque los ladrones se aseguran siempre antes de que no hay nadie en el interior de las casas.

La presencia de estas mafias en Sevilla empezó a detectarse en 2013, cuando la policía se percató de la actuación esporádica de organizaciones integradas por ciudadanos de países de Europa del Este que se dedicaban a robar pisos por toda la ciudad, sobre todo en verano. Además de la actuación de los agentes, la colaboración ciudadana ha sido esencial. En estos meses la Policía Nacional ha ido lanzando mensajes alertando de las formas en las que las bandas marcan las puertas, para que, si algún ciudadano las detecta al abrir su vivienda, se ponga en contacto con las autoridades, y si oyen ruidos o se percatan de la presencia de personas que no son vecinos del edificio a altas horas de la madrugada, den aviso.

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Sobre la firma

E. S.
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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