Un incendio arrasa la mayor parte del asentamiento chabolista de Palos: “La mayoría ha decidido que se va”

Un nuevo incendio en el asentamiento chabolista de Palos de la Frontera (Huelva) ha vuelto a poner en vilo la pasada noche a sus habitantes. Unas 200 chabolas, un 85% del total de las infraviviendas, han quedado arrasadas por el fuego, que se inició alrededor de las 11 de la noche del domingo. El fuego ha dejado un pequeño número de heridos leves, y algo menos de un centenar de personas se han quedado sin un techo ―aunque sea de plástico― y han perdido la documentación y el poco dinero que habían ahorrado, para ellos incluso más importante que tener un lugar para dormir. Una mujer que vivía en el poblado ha sido detenida como presunta autora del incendio, aunque fuentes de la Guardia Civil confirman que este no fue intencionado. “En ningún momento quería prender fuego”, aseguran.

El poblado de Baldifresa empezó a construirse a principios de los 2000 coincidiendo con la expansión del cultivo intensivo de frutos rojos. Aunque en plena campaña fresera sus habitantes pueden superar el millar, a mediados de junio las ONG contabilizaron unos 200 moradores, muchos de los cuales se afanaban en levantar nuevas infraviviendas, con esqueletos de palés de madera, después de que otro incendio, en mayo, arrasara el 70% de las chabolas. Ahora, de acuerdo con los cálculos de Accem Huelva, sus habitantes no superaban el centenar. “Son los que viven todo el año, el ejemplo de la cronificación del chabolismo”, explica su responsable, Paco Villa. “Muchos han pasado la noche en un parque cercano y ahora buscan reubicación”, indica Villa, que añade que la mayoría de los pobladores ya ha decidido que se va a ir a otro sitio: “Llevan dos incendios seguidos y no aguantan más”.

El espacio para construir cada vez es más reducido, porque desde hace dos años el Ayuntamiento ha prohibido edificar sobre la tierra quemada, lo que llevaba a los temporeros a erigir sus casas casi pegadas entre sí. Ellos mismos reconocían en junio que en el siguiente incendio esa proximidad haría que las llamas se propagaran con más facilidad y rapidez. Eso es exactamente lo que ha sucedido la pasada noche. Villa corrobora los efectos del último incendio. “Han quedado en pie una veintena de chabolas, las que estaban en las zonas más en el exterior”. Las llamas han acabado con el 85% de las infraviviendas, que ocupaban cinco hectáreas, según ha confirmado el delegado del Gobierno, Pedro Fernández. La supuesta responsable ha pasado a disposición judicial y se le tomará declaración mañana, indican fuentes judiciales.

“Los equipos de bomberos se han preocupado de que las llamas no se propagaran, pero en estas intervenciones deberían estar atentos también a tratar de preservar en lo posible los enseres de la gente ”, indica José Miguel Morales, director general de Andalucía Acoge. A lo largo de la noche, varios de los vecinos del poblado han sido atendidos por los servicios sanitarios por quemaduras, heridas leves e inhalación de humo. “Acabo de dejar a una mujer en el centro de salud porque tenía todavía problemas para respirar”, indica Pepa Suárez, portavoz de la Asociación Multicultural Mazagón.

El Ayuntamiento de Palos no ha confirmado si va a habilitar algún lugar para asistir a todos los temporeros que han perdido su hogar y su documentación. En anteriores incendios, el Consistorio no ha prestado ninguna ayuda. . “De momento no ha puesto ningún dispositivo”, corrobora Villa.

En el asentamiento de Palos no se han perdido vidas, pero sus habitantes lo han perdido todo, y para quien apenas tiene nada, eso supone mucho. No es solo una mísera casa con un esqueleto de palé forrado de cartón y plástico; son los ahorros —porque la mayoría no puede disponer de cuenta corriente―, los permisos de trabajo y de residencia y el pasaporte. Por la mañana, el miedo había dado paso a la desesperación. “Hemos asumido que en el sector agrícola andaluz hay trabajadores que viven en una situación infraprecaria”, sostiene Morales.

El incendio de Palos es la cruz de una realidad que lleva enquistada en Andalucía más de 20 años, pero que empieza a revertirse por parte de las administraciones. El último ejemplo es la presentación del I Plan Estratégico para erradicar los asentamientos irregulares en Andalucía, cuya formulación aprobó el Consejo de Gobierno de la Junta el pasado mes de julio, que la mañana de este lunes se ha presentado en Huelva durante la reunión del Foro Andaluz para la Integración de las Personas de Origen Migrante, en el que además de la Consejería de Inclusión Social, han estado presentes representantes de los Ayuntamientos de Palos, Moguer y Lepe (donde, junto con Lucena del Puerto, se extienden los asentamientos chabolistas onubenses), de la patronal y los sindicatos del sector agrícola, y de entidades sociales.

Compromiso político y social para poner fin a los asentamientos

Con esta iniciativa, la Junta pretende erradicar los asentamientos y prevenir la creación de nuevos poniendo en marcha alternativas habitacionales adaptadas a los perfiles de los residentes y de los municipios en los que residen, otorgando a los ayuntamientos herramientas e instrumentos para acabar con su presencia “Desde la consejería consideramos la colaboración entre administraciones y de todos los agentes implicados fundamental para poder buscar soluciones y tomar medidas”, ha señalado el viceconsejero, José Repiso, que ha presidido la reunión, que también ha demandado la implicación del Gobierno central, como en el caso del protocolo de colaboración firmado entre ambas administraciones y los consistorios de Lepe y Moguer para construir albergues y viviendas en julio de 2022, y al que se ha sumado Lucena del Puerto.

“Es la primera vez en 30 años que la Administración andaluza reconoce que es competente en materia de asentamientos”, señala Morales, que ha estado presente en el Foro. “El enfoque nos parece correcto”, abunda, algo que corrobora, Villa, que también ha participado en el encuentro.

Ambos son optimistas, pero advierten de que lo necesario es que “el plan tenga un impacto real”, como sostiene Morales. Y ese impacto real pasa por que la iniciativa, cuando se redacte, “aterrice en lo local”, añade Villa. Esto supone una implicación clara por parte de los ayuntamientos.

Una de las prioridades es atender a los que residen todo el año en los asentamientos. Morales va más allá y reclama que los temporeros que viven en las chabolas tengan reconocido su derecho al empadronamiento. “Los ayuntamientos tienen que reconocer que son sus vecinos, muchos llevan más de 10 años viviendo en ellos, y que necesitan servicios, entre ellos la prevención de incendios”, sostiene, apuntando al incendio de la pasada noche en Palos.

Andalucía Acoge incluirá, cuando le corresponda intervenir en el proceso de participación para la redacción del plan, la necesidad de que se reconozca la existencia de municipios de especial incidencia agrícola para que durante las campañas puedan reforzar algunos de sus servicios públicos, “como pasa con los de especial incidencia turística”.