La Mesa del Congreso unificará criterios sobre la corrección de errores en el voto tras el ‘caso Pujol’
La diputada del PP que recontaba los votos se negó a corregir el fallo de un diputado de Junts pese a que vio y escuchó el error y la rectificación
Después de tres jornadas de intensos y en ocasiones agrios debates, cuando acabó la segunda votación fallida de la investidura para presidente del Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, este viernes a las 14.19, los diputados de todos los grupos se arremolinaron en el patio central del Congreso para discutir sin ponerse de acuerdo sobre el voto nulo de un parlamentario de Junts, Eduard Pujol. No era un voto determinante, porque Feijóo volvió a perder, en este caso por 172 votos a favor de su investidura frente a 177 en contra, pero sí era un votante muy simbólico. Esa polémica protagonizó la segunda vuelta de este debate insulso. Hasta ahora esos fallos se solventaban “con buena fe” y la interpretación flexible de la Presidencia de la Cámara. Todo eso, en el contexto enervado actual, ya no vale. La Mesa del Congreso estudiará en breve cómo unificar un criterio para enmendar esos errores, ante próximas investiduras.
Las votaciones para los plenos de investidura son nominales, individuales y se formulan a viva voz desde el escaño. Cuando este viernes le llegó el turno al diputado de Junts, “Pujol Bonet, Eduard”, primero se levantó, dijo “sí”, se equivocó, rectificó, dijo “no” casi sin llegarse a sentar de nuevo, y sonrió para adentro. En los escaños de alrededor, donde había parlamentarios del PSOE pero también de su formación, se rieron, sin darle en teoría más trascendencia al fallo. La secretaria cuarta de la Mesa, la popular Carmen Navarro, que era la que estaba enumerando en ese momento en nombre de todo el órgano de gobierno de la Cámara el listado de diputados a votar, ratificó el primer voto, a favor de la investidura de Alberto Núñez Feijóo. En ese momento no hubo más polémica, pero el asunto se enredó al final de la sesión, en el recuento.
Los nueve miembros de la Mesa del Congreso, con su presidenta al frente, la socialista Francina Armengol, se congregaron alrededor del secretario general y letrado mayor de la Cámara para evacuar consultas. Y en la discusión no se pusieron de acuerdo. La Mesa se dividió entre los que interpretaron que el diputado Pujol había corregido inmediatamente su error y por tanto su voto a contabilizar debería ser un no, y la secretaria cuarta, del PP, y sus demás compañeros de partido, que se ratificaba en que ella había confirmado en voz alta en el pleno y validado el primer voto afirmativo. No hubo consenso. El secretario general revalidó, según fuentes socialistas de ese órgano, que se había escuchado claramente la reconsideración de voto de Pujol, pero Navarro y el PP no admitían esa visión ni ese nuevo voto. El debate se alargó bastantes minutos y la presidenta aceptó la recomendación de los letrados de que la competencia en ese caso era totalmente suya para resolver el desaguisado.
Armengol, según fuentes oficiales del Congreso, interpretó que había un empate entre las posiciones a favor y en contra de aceptar la corrección y optó por la vía más salomónica: certificó que el voto de Eduard Pujol sería nulo, tras concluir además que no variaría el resultado final. Ni afirmativo ni negativo ni abstención, que era en teoría lo que debía dirimirse. El PP protestó en ese momento y se multiplicó luego en los corrillos en considerar esa postura de Armengol como una “peligrosa interpretación” que podría conformar un precedente complicado para futuras votaciones. En las próximas semanas es más que probable que se vote en el Congreso la investidura de Pedro Sánchez, y un solo voto podría resultar clave. El Reglamento de la Cámara, de nuevo, no tiene una respuesta clara al respecto, porque hasta ahora este tipo de problemas se habían solventado “con buena fe”, como aclararon varios miembros de la Mesa. Esa época ya es pasado.
Imponer un criterio
Miembros del PSOE, Sumar y del PP en la Mesa entienden que habrá que despejar esta incógnita cuanto antes e imponer un criterio no tan interpretable como hasta ahora. La Mesa se reunirá de nuevo el martes y podría discutir el asunto. El PP también estudia qué acciones o recursos emprender. Entre los componentes del PSOE y de Sumar en ese órgano defendían la posibilidad de la corrección inmediata, en apenas 10 segundos, que existía hasta ahora, y que se puso en práctica el miércoles cuando un diputado socialista, Herminio Sancho, se equivocó al escuchar en vez de su apellido el de Pedro Sánchez cuando le citó la secretaria de la Mesa, Isaura Leal. Sancho cambió su voto del sí a Feijóo al no en muy pocos segundos y esa marcha atrás fue validada.
El diputado de Junts, este viernes, intentó la misma corrección inmediata, pero la secretaria de la Mesa del PP no se la consintió, en un acto que diputados del PSOE y de Sumar y fuentes de la Mesa catalogaron como de “mala fe”. Teresa Navarro, la aludida, confirmó luego en pasillos que había escuchado perfectamente primero el sí de Pujol a Feijóo y luego el no, que también lo había visto, pero que había decidido que no podía consentirse esa corrección porque podría abrir peligrosos precedentes de cara al futuro. Miembros de la Mesa del PP la respaldaron y señalaron que lo más arriesgado era el distinto criterio aplicado por la Presidencia el miércoles con el diputado Sancho y este viernes con Pujol. También denunciaron, sin más precisiones, que la Presidencia y los componentes del PSOE y Sumar en la Mesa habían recibido presiones, porque Pujol es diputado de Junts y ese partido es ahora clave para la futura investidura de Sánchez. Y demandaron a los diputados en general que presten más atención a su trabajo, que se apliquen, especialmente en una votación tan relevante como para elegir un presidente del Gobierno.
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