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Sánchez rompe el hielo con la amnistía y defiende que “superaría las consecuencias judiciales” del ‘procés’

El presidente no se siente implicado por la propuesta de Sumar: “No es la posición del PSOE”

Von der Leyen felicita a Sánchez
Charles Michel, Pedro Sanchez y Ursula von der Leyen, este viernes en la cumbre de Granada.PACO PUENTES
Carlos E. Cué

Por si faltaban pruebas evidentes de que la negociación hacia la amnistía para el procés avanza a buen ritmo, además de lo que señalan en privado fuentes de todos los partidos implicados, Pedro Sánchez ha ofrecido una definitiva este viernes en Granada: ha roto el hielo y ha pronunciado al fin abiertamente la palabra amnistía, que llevaba dos meses evitando cuidadosamente, incluso el jueves, cuando ironizó con el hecho de que a la prensa le sorprenda que no la usara. El presidente en funciones ha decidido cortar esa polémica, que se estaba intensificando, y ha hablado abiertamente de amnistía, aunque no ha llegado a decir que el PSOE la haya puesto encima de la mesa de la negociación. Ha reconocido, en cambio, que hay “varias propuestas”, no solo la de Sumar ―que se ha conocido este viernes y que la formación de Yolanda Díaz ha enviado a los independentistas con un informe jurídico― sino también las de los independentistas.

Sánchez sigue cuidando las palabras sobre la oferta de los socialistas, ante el riesgo de que la negociación salga mal y tenga muy difícil una marcha atrás ante la prensa en una posible campaña electoral. Pero de su respuesta de este viernes se deducen dos cosas claras: que la amnistía es la clave de la negociación y el PSOE ya está claramente abierto a ella; y que son los socialistas los que llevan directamente los debates con los independentistas y, por tanto, no se sienten concernidos por los movimientos que pueda hacer Díaz, ya sea visitar a Carles Puigdemont o plantear a Junts una propuesta de redacción de ley de amnistía. Eso sí, Sánchez evita de nuevo criticar abiertamente a su aliada de coalición, y muestra que conoce de antemano todos sus movimientos, por lo que hay más coordinación entre ellos de la que podría parecer.

En un marco delicado para hablar de la amnistía, al lado de Charles Michel, presidente del Consejo, y de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea ―que aguantaban con paciencia las preguntas sobre política española en la rueda de prensa final tras la cumbre informal de la UE en Granada― Sánchez fue muy claro y no evitó para nada el asunto central del debate político español. Es más, por primera vez ofreció una explicación de lo que supondría la amnistía: un punto final a las consecuencias judiciales del procés. Y lo dijo en tono positivo, amparándola, aunque evitando mojarse del todo. “Conocemos la propuesta de Sumar como la de otros partidos en relación con la amnistía, que no deja de ser una forma de tratar de superar las consecuencias judiciales de la situación que vivió España con una de las peores crisis territoriales de la historia de la democracia en 2017″, arrancó Sánchez. “No es la propuesta del PSOE, no es la posición del PSOE”, remató, para dejar claro que los socialistas no se sienten condicionados por esta iniciativa.

Pero a partir de ahí defendió abiertamente que está haciendo lo que tiene que hacer: buscar una mayoría. “Los españoles han hablado, nuestro deber es tratar de lograr cuanto antes un Gobierno. Entiendo que me pregunten cuál va a ser el acuerdo. Estamos en plena negociación. No habrá acuerdo hasta que todo esté acordado. Esto se aplica en todos los órdenes de la vida en la política”, señaló mientras Michel y Von der Leyen sonreían escuchando en sus auriculares la traducción, tal vez porque esa frase, “nada está acordado hasta que todo está acordado”, es de las que más se usan en las negociaciones en Bruselas.

El asunto dominó buena parte de la rueda de prensa final de la cumbre, centrada también en la inmigración y las posiciones más duras de Viktor Orban, el primer ministro de Hungría, que llegó a decir que su país había sido “violado” por el acuerdo migratorio de todos los demás que ni Polonia ni ellos han suscrito. Sánchez insistió en que él está haciendo lo normal, lo que no logró Alberto Núñez Feijóo, es decir, buscar una mayoría. Cuando le preguntaron si enviará a alguien de la dirección del PSOE a reunirse con Carles Puigdemont, como publica este viernes EL PAÍS, Sánchez no contestó, pero tampoco cerró esa puerta. “Estamos en el proceso de negociación, los españoles ya han hablado. Este es el reparto de fuerzas que hay, ahora tengamos un Gobierno estable. ¿La noticia es que estoy negociando para mi investidura? Es lo lógico para cumplir con el mandato de los españoles”, se justificó. “Lo que voy a hacer son políticas de progreso y avances sociales. La situación en Cataluña está infinitamente mejor que en 2017. Cuando tengamos acuerdos, los daremos a conocer. Y serán públicos, sancionados por la mayoría del Congreso. Si la oposición quiere recurrirlos al Tribunal Constitucional, también se tendrá que pronunciar. Esto es plena normalidad democrática”, remató el presidente ante la mirada de sus colegas europeos.

Sánchez estaba visiblemente satisfecho por el resultado de la cumbre de Granada, que de nuevo le ha dado un gran protagonismo internacional, pero este momento clave de la presidencia española de la UE ha llegado en plena negociación de investidura, así que las dos cuestiones han competido en protagonismo. A partir de ahora, aunque tiene otros compromisos internacionales, como la cumbre ordinaria en Bruselas el 26 y 27 de este mes, Sánchez se dedicará de lleno a dirigir la negociación de la investidura. La próxima semana se verá con todos los grupos en el Congreso, menos con Vox.

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