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El polizón egipcio que llegó a Bilbao en la bodega de un avión pide asilo en España: “Mi vida corre peligro”

El joven se niega a firmar la orden de deportación y aduce motivos de “persecución religiosa” para pedir protección internacional

Un guardia civil en tareas de vigilancia en el aeropuerto de Loiu (Bizkaia).
Un guardia civil en tareas de vigilancia en el aeropuerto de Loiu (Bizkaia).
Mikel Ormazabal
San Sebastián -

“Tengo mucho miedo. Mi vida corre peligro y temo por ella. He recibido amenazas de muerte”. Un joven egipcio que viajó ayer martes escondido en la bodega de un avión procedente de El Cairo que aterrizó en el aeropuerto de Loiu (Bizkaia) relataba así a la Policía los motivos por los que huyó de su país. Las palabras del joven A. H., que tiene 25 años, las citaba hoy a este diario Javier Galparsoro, abogado de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), que le asistió en su declaración ante los agentes. El hombre dijo haber escapado de su país por razones de “persecución religiosa” y acababa de solicitar asilo en España, según el letrado. Cuando fue retenido en el aeropuerto, sin oponer resistencia, se negó a firmar la orden de retorno. No quiere volver a su país.

En los 44 años de desempeño profesional atendiendo a personas migrantes y refugiadas, Galparsoro no había conocido a nadie que hubiera logrado escapar de su país escondido en las tripas de un avión. El teniente jefe del aeropuerto de Loiu, José Ignacio Pinedo, confirma que es el primer caso de este tipo ocurrido en esta instalación. Según ha podido saber el servicio de investigaciones internas de fronteras de la Guardia Civil, esta persona egipcia trabaja en el aeropuerto de El Cairo y “tiene acceso a zonas restringidas” que le permitieron embarcar a hurtadillas en el avión que iba a volar hasta Bilbao.

Galparsoro asegura sobre su defendido: “Se encuentra bien, aunque un poco asustado. Está bien atendido en la sala de no admitidos [del aeropuerto de Loiu]. Está teniendo un buen comportamiento y refiere que huyó de su país por motivos de persecución religiosa. Ha pedido insistentemente que no le deporten a su país. Tiene miedo, teme por su vida si vuelve y asegura que estaba recibiendo amenazas de muerte”.

El joven egipcio llegó vestido con una camiseta y un pantalón. No llevaba ninguna pertenencia, salvo un teléfono móvil, señala el teniente Pinedo. “Un empleado de Iberia que iba a descargar las maletas de la bodega del avión observó que, al abrir la compuerta trasera del interior, salió corriendo una persona”, relata este mando de la Guardia Civil. Recorrió la plataforma para las aeronaves y llegó hasta la terminal. Los agentes y la seguridad privada del aeródromo dieron la alerta para tratar de detenerle. “Estaba bastante excitado”, asegura el teniente, por lo que fue asistido por una ambulancia, aunque no fue necesario su traslado a un hospital.

El polizón pasó a manos del servicio de Extranjería de la Policía Nacional y recibió asistencia de un abogado de guardia, así como del letrado de Cear. En un primer momento, los agentes le ofrecieron firmar una orden de retorno en el mismo avión en el que se había desplazado a El Cairo. Esa aeronave que llegó a Bilbao a las 14.20 tenía previsto retornar a la capital egipcia a las 15.30, aunque su salida se demoró porque hubo que realizar un doble registro de la aeronave antes de que embarcaran los pasajeros que iban a volar al país africano. Ante la imposibilidad de devolverlo a Egipto en ese vuelo, se barajó la posibilidad de enviarlo a su país en el vuelo directo programado para el próximo lunes.

La declaración del joven egipcio ante los agentes de la Policía y los abogados se realizó “en condiciones precarias”, dice Galparsoro, presente en ese momento. Se le tomó declaración con una intérprete jurada de árabe “a través de una llamada telefónica y con una mala conexión”, señala Galparsoro. Este abogado asegura que el ciudadano egipcio llevaba su pasaporte en el móvil y que todos los datos identificativos que había facilitado a la Policía “coinciden con la documentación” que lleva en su teléfono. No adujo razones políticas o bélicas para reclamar asilo en España, sino motivos de índole religiosa.

“En primera instancia, el mismo martes por la tarde, le presentaron una orden de deportación que traían preelaborada”, apunta. Él se negó a firmarla y solicitó recibir asilo en España. La Policía Nacional ha comunicado oficialmente esta mañana al abogado de Cear que el polizón quiere solicitar la orden internacional de protección, que se podría formalizar este mismo miércoles por la tarde. Esta petición la tiene que tramitar ante el Ministerio del Interior, que tiene cuatro días para resolver este caso. “Por mi experiencia y las características de este caso, hay muchísimas posibilidades que se le conceda el asilo”, confía el letrado.

A última hora de esta tarde, tras casi cuatro horas de gestiones, se ha completado la solicitud de asilo en frontera del polizón egipcio con la presencia de un intérprete de árabe en dependencias de Comisaría de Policía Nacional del Aeropuerto de Loiu. Ahora se pone en marcha el reloj para la admisión o no a trámite de la petición por parte de la Oficina de Asilo y Refugio, que dispone de un plazo máximo de cuatro días para resolver.

El procedimiento deportación queda paralizado hasta que Interior resuelva. Mientras tanto, el polizón permanece en la sala de retornados del aeropuerto bajo custodia y vigilancia de la Policía Nacional, sin poder abandonar las dependencias “aunque técnicamente no está detenido”, comenta el presidente del Cear. “El joven está tranquilo, en buen estado de salud, y sobre todo con una confianza ciega en Zehar Errefuxiatuekin y todo su equipo, de cara a la admisión de su petición y acogida inmediata, que está muy bien fundamentada y es exhaustiva y profunda”, añade. La petición se apoya en motivos de persecución por causas religiosas que el egipcio “ha explicado con detalle y precisión”: “Ha dicho textualmente que no quiere volver a su país y que por favor no sea deportado, porque allí le espera la muerte, la detención, la desaparición, la tortura o todo a la vez”.

El relato de sus circunstancias personales ha sido “muy impactante y emotivo”, ha comentado ante la Policía, y ha llegado a asegurar que “durante su infancia sufrió graves abusos sexuales”.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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