Las elecciones europeas de 2024, un nuevo examen en clave nacional para PSOE y PP
Los comicios al Parlamento Europeo serán decisivos para los equilibrios de poder y el futuro de la UE, en plena construcción
Con la formación de Gobierno de coalición en España liderado por el PSOE, la extrema derecha ha visto acotado su avance. La victoria en Polonia liderada por otra coalición, esta vez muy variada pero liderada por el conservador Donad Tusk —de la familia del PPE pero contrario a los pactos con los ultras—, frente a los ultraconservadores de Ley y Justicia (PiS), ha supuesto más respiros de alivio por el descenso de la ultraderecha anti-europea del PiS y Vox. Estos equilibrios, que se plasman en dos de los países más grandes de la UE, se someterán de nuevo a examen en las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2024. En ellas, las grandes fuerzas españolas, PSOE y PP, y sus políticas, se volverán a examinar. Los populares, que han llevado a las instituciones comunitarias su batalla contra la amnistía también tratarán de marcar la agenda europea.
Serán unos comicios decisivos para una Unión Europea en plena transformación, que tendrá que iniciar las primeras reformas internas para la próxima gran ampliación hacia el Este, que afronta otra ola de populismo que se nutre de los miedos y el hastío que han quedado tras la pandemia de coronavirus, de los efectos de una guerra en suelo europeo —la de Rusia contra Ucrania va camino de cumplir dos años sin horizonte de terminar a la vista— y en un contexto en el que la inflación ha agujereado los bolsillos de la ciudadanía.
En los comicios europeos del 6 al 9 de junio (en España se vota el 9) se conformará la Eurocámara. Después, cuando inicie el otoño y termine el mandato de la Comisión Europea comandada por Ursula von der Leyen, se repartirán los grandes puestos: la jefatura del Ejecutivo comunitario, el Consejo Europeo, el Parlamento (en julio) y las carteras para los comisarios. Y en todos ellos, y en los escaños parlamentarios, se trasladará ese reparto de poder que también marcará las políticas que llegarán a la vida de los europeos. Aún no hay nombres sobre la mesa para los grandes puestos. Tampoco Von der Leyen, que afronta un final de mandato muy convulso, ha revelado si se postularía de nuevo.
La cristiana-demócrata alemana, del Partido Popular Europeo pero alejada de la corriente del presidente del grupo y el partido, Manfred Weber, que no ha puesto pegas a que las formaciones nacionales pacten con la ultraderecha para gobernar en función de los casos (como el PP con los ultras de Vox), tendría que ganarse no solo a los partidos de la oposición, sino también a los suyos.
Actualmente, el PPE tiene la mayoría de la cámara pero la gran coalición que se formó con el grupo de los socialistas europeos y que permitió el avance de los valores europeos y cierta moderación en el debate frente a las posturas de la ultraderecha, y que en años mas recientes se apoyo en los liberales, está hoy prácticamente rota. Los populares (o al menos una buena parte de ellos y el grupo liderado por Weber) han ido avanzando hacia posiciones más conservadoras en algunas medidas sociales y en otros elementos, como ciertas reformas medioambientales, como la ley para la restauración de la naturaleza, que ha logrado salir adelante (aunque un poco menos ambiciosa) en la presidencia española del Consejo de la UE.
Los primeros sondeos para las elecciones europeas de 2024 apuntan a que, pese a cierto declive, el PPE se mantendría estable. Los analistas apuntan, además, que la extrema derecha, cuyo discurso está avanzando en países como Austria, Alemania y Francia, crecería de manera significativa. Y todo ello mientras sigue el debate dentro del grupo de los populares europeos de tratar de atraer a la ultra italiana Giorgia Meloni (que ahora está en la misma familia política europea que VOX) a una coalición como ya han hecho con el ultraconservador partido ODS de Petr Fiala, de República Checa, que irá en alianza con los partidos de la familia del PPE a los comicios a la Eurocámara. Mientras, los liberales de Renew, que esta legislatura han tenido la llave de muchas políticas, podrían perder espacio.
En las elecciones a la Eurocámara se volverán a trasladar muchos de los debates nacionales, pero más allá habrá otros, y muy decisivos, sobre la mesa: el apoyo a Ucrania, las políticas migratorias (uno de los temas más divisivos en el seno comunitario), la economía, la crisis climática. También la próxima ampliación y qué modelo de Europa desean los ciudadanos.
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