Lío de iglesias, monseñores y arzobispos en un pueblo vacío de Granada

Estaba anunciado el obispo primado de la iglesia católica apostólica nacional para España y Portugal, monseñor Fernando García Serrano. Ante la imposibilidad de este de acudir, el celebrante acabó siendo el arzobispo Antonio Jiménez Aguado, de la iglesia veterocatólica de Santa Filomena, un grupo de iglesias cristianas que se separó de la Iglesia católica en el siglo XIX. La celebración del día de la Inmaculada, el ocho de diciembre, en el pueblo granadino y en reconstrucción de Tablate (ningún habitante por ahora) consistía en una romería, una misa y una comida compartida. El lugar de culto era la antigua iglesia del pueblo, ahora propiedad de un particular y desacralizada en 2022 por lo que, más allá de su arquitectura y su historia, ya no es una iglesia como tal. Nada de lo ocurrido el viernes ocho de diciembre en la iglesia y pueblo de Tablate tenía ninguna relación con la iglesia católica y, sin embargo, los nombres y títulos eclesiásticos, los ropajes e incluso la ceremonia emitían el mensaje contrario. Otro componente habitual, el fervor popular, quedaba reducido al que transmitían la docena de personas que aparecieron. Tan parecido era todo que la iglesia católica ha emitido un comunicado invitando “a los fieles de los pueblos vecinos a no dejarse llevar por la apariencia de dichas celebraciones” e invitando “a los párrocos de la zona a aclarar la situación para evitar la confusión de los fieles”.

Ibán de María Guardiola (Cieza, Murcia, 36 años) es el propietario de la iglesia y quien ha puesto en marcha la romería y la posterior misa. Guardiola explica que su intención era “recuperar una tradición”, la de mantener a la Inmaculada como patrona de este pueblo vacío, “y no entiendo por qué la iglesia católica se mete en esto. No tienen nada que ver con una iglesia que ya no lo es y que para nosotros es una especie de centro cívico que puede acoger actos de todas las confesiones”. Guardiola comenta y así lo atestigua la página de Facebook de la asociación Tablate Histórico, creada por él mismo, que todo lo que iba a ocurrir estaba perfectamente explicado con antelación y, en ningún caso, se mencionaba a la iglesia católica. Lo cierto es que el pueblo, que por ahora no es más que una serie de edificios derruidos sin habitantes, tiene ya una patrona “entronizada como Excelsa Patrona del municipio histórico de Tablate”, según sus promotores. El problema es ahora de homologación, ya que esa entronización está validada exclusivamente por la iglesia veterocatólica de Santa Filomena y quizá la católica no valide tal nombramiento.

En conversación con EL PAÍS, Guardiola no reconoce haber convocado personalmente a la iglesia católica apostólica nacional para España y Portugal primero y, en su ausencia, a la iglesia veterocatólica de Santa Filomena. Simplifica mucho lo ocurrido en este pueblo vacío y perdido en la entrada a la Alpujarra granadina en que esas iglesias “se brindaron a hacer el acto y lo han hecho de modo muy digno”. Es difícil, no obstante, pensar que estas entidades religiosas ―con sedes ambas en España pero procedencia de países latinoamericanos como Perú, Colombia, etc.― conocieran la necesidad de este pueblo de asistencia espiritual para la celebración de esta festividad.

El propietario de la iglesia explica también por qué no vino el representante esperado y la responsabilidad de la celebración cambió a otra entidad: “Iba a venir monseñor Fernando García pero tiene una madre de 95 años y no pudo. Lo sustituyó monseñor Jiménez Aguado”, dos personas, reconoce de “iglesias diferentes, ambas católicas y apostólicas pero”, insiste, “no romanas. No tienen nada que ver entre ellas ni con la archidiócesis de Granada. Tienen buena relación entre ellas y ya está”, concluye, sin querer entrar en detalles.

Las fotos de la celebración de la Inmaculada Concepción en Tablate muestran, a la vista de cualquiera, una romería y una misa de las tantas que se celebran en España: Un arzobispo, que casualmente resulta ser veterocatólico y no católico, que preside una pequeña procesión en la que cuatro mujeres trasladan por las terrizas calles del pueblo camino de la iglesia ―que resulta que no es tal― un pequeño trono, de apenas un metro cuadrado sobre el que viaja una pequeña imagen de la Inmaculada. Y en la iglesia, una celebración que pasaría por católica a la vista de cualquiera pero que resulta ser veterocatólica. Tantas similitudes no han gustado al arzobispo de Granada, que se ha visto en la necesidad de recordar que “sin entrar en el uso que dicho particular haga del antiguo templo, debemos advertir que el supuesto obispo que ha celebrado estos cultos no pertenece a la iglesia católica, ni representa a la Archidiócesis de Granada”.

Los asistentes a la misa, eso sí, no oirían ninguna mención al papa porque ninguna de las dos entidades religiosas convocadas ―la católica apostólica nacional para España y Portugal o la veterocatólica de Santa Filomena― reconocen el poder del papa sobre ellas. Esa es la diferencia fundamental, explica Ibán de María Guardiola, que renunció a la vida eclesial hace algunos años.

Ante el revuelo causado por el comunicado del arzobispado granadino, Guardiola ha remitido a iniciativa propia a este diario documentación que justifica “la legalidad del acto que se organizó”, aunque lo que en realidad aportan esos papeles es la inscripción en el Ministerio del Interior de la iglesia veterocatólica que, en España y siempre según esa documentación, está legalizada desde el 7 de noviembre de este año con el nombre de Asociación veterocatólica de Santa Filomena y sede en Adeje (Santa Cruz de Tenerife). Antes, no obstante, en diciembre de 2021, ya fue registrada en la Cámara de Comercio de Bucaramanga (Colombia), con el nombre de Asociación congregación sacerdotal Apostólica de Santa Filomena, una entidad sin ánimo de lucro que, no obstante, se integra en el epígrafe de Microempresas y antes, en 2019, en Albania, en este caso, según la página web de la confesión. El representante legal de la iglesia veterocatólica en Colombia es precisamente Antonio Jiménez Aguado, su arzobispo y celebrante de la eucaristía de Tablate. Jiménez Aguado se reconoce también como exorcista, aunque en esta faceta se autodenomina Chamuel.

A la iglesia católica granadina se le atragantan las desacralizaciones

La iglesia católica pasa por un momento en Granada en la que poco a poco va deshaciéndose de edificios de su titularidad y, previamente, desacralizándolos. Es el caso de la antigua iglesia de Tablate y, en Granada capital, del convento de las Vistillas. Un convento cerrado un par de años antes de la pandemia, en 2018 por 2,5 millones de euros a la organización New Kadampa Tradition- International Kadampa Buddhist Union (Nueva Tradición Kadampa-Unión Internacional Budista Kadampa), fundada en 1991 y con sede en Londres, dedicada a la difusión del budismo en su versión Kadampa. Hace apenas un par de meses se conoció la operación y el deseo de esta organización de convertir la ya exiglesia en un centro de meditación budista con el consiguiente enfado de parte de la comunidad católica granadina, poco dispuesta a aceptar ese giro de acontecimientos en un edificio católico de nacimiento.