PP y Vox profundizan su alianza pese a la tensión de Abascal y Feijóo
Con la excepción de Baleares, donde los ultras apoyan desde fuera al PP, los cinco Gobiernos conjuntos sacarán adelante sus Presupuestos. Los barones temen que Vox se revuelva cuando se acerquen las europeas
El matrimonio de PP y Vox está —de momento— bastante bien avenido allí donde gestionan juntos, pese a lo que ha parecido por algunas escenas que se han vivido esta semana en el Congreso de los Diputados. En las cinco comunidades autónomas gobernadas por Ejecutivos de coalición de los dos partidos —Comunidad Valenciana, Aragón, Castilla y León, Murcia y Extremadura— la alianza se profundiza con la aprobación de los primeros Presupuestos conjuntos, que todos los Gabinetes van a sacar adelante en las próximas semanas. Con una excepción, Baleares, porque los ultras apoyan desde fuera al PP y están haciéndoselo pagar dinamitando varias partidas y obligándolo a claudicar ante varias exigencias ideológicas. Pero Vox funciona con un doble juego —tensión en el Congreso, donde Santiago Abascal salió este martes al ataque contra Alberto Núñez Feijóo, y estabilidad en los pactos autonómicos— que mantiene en alerta al PP. Los populares observan a su socio en retroceso electoral y temen su reacción. “De aquí a marzo tendremos tranquilidad, pero cuando se acerquen las europeas de junio, Dios dirá”, advierte un presidente popular que tiene a Vox dentro de su Gobierno.
El PP interpreta la arremetida de Abascal contra Feijóo esta semana como un síntoma de debilidad. El líder de la extrema derecha dedicó la mitad de su tiempo de intervención en el debate sobre la ley de amnistía en el Parlamento a descalificar al PP como un “simulacro de oposición” que “no está a la altura”, e incluso sacó a relucir la fotografía de Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado, uno de los asuntos que más incomoda al líder del PP porque le afecta personalmente. El discurso de Abascal indignó a la dirección nacional del PP. “Vox se equivoca”, dijeron fuentes de la dirección popular en cuanto Abascal se bajó de la tribuna. “Tiene que decidir a quién le hace oposición”, se quejó el PP.
El PP cree que el líder de Vox yerra atacando a Feijóo, “de la misma forma que en su día Pablo Casado se equivocó cuando atacó a Abascal de forma personal en la primera moción de censura de Vox”, analiza un presidente autonómico popular que los tiene como socios. “Hay una parte del electorado de PP y Vox muy unido. Si Abascal se mete con el PP, pierde las zonas fronterizas con nosotros. Él piensa que sacudiéndonos puede recuperar votos, pero la gente de derechas no quiere que nos peleemos”, interpreta.
Los populares consideran que Vox está en una “estrategia defensiva” propia de un partido que va a la baja en las encuestas. Según el barómetro de diciembre de 40dB. para EL PAÍS, Vox resiste como tercera fuerza, en apretada pugna con Sumar, al obtener el 11,5% de los votos y 30 diputados, pero baja nueve décimas y pierde tres representantes en el Congreso respecto al 23-J. “Lo hemos visto antes con Ciudadanos y Podemos, cuando un partido va perdiendo tiende a radicalizarse para mantener su suelo electoral”, sostiene otro presidente del PP que cogobierna con Vox. “Están desorientados. Las municipales les fueron bien, pero las generales mal. Han perdido a cabezas como Iván Espinosa de los Monteros, y en la estrategia de agitar la calle contra la amnistía les hemos comido la tostada”, apunta otro de sus colegas.
El retroceso electoral de Vox, aunque todavía tímido, va en paralelo al avance del PP, que desde julio ha encadenado subidas todos los meses. Según el mismo sondeo, el PP alcanzaría hoy el 35% de los votos, casi dos puntos más que en las elecciones, y 147 escaños, diez por encima de los que tiene ahora. “Estamos en un proceso de ensanchamiento del PP”, defiende otro barón del PP. “Pero yo tengo serias dudas de que Vox vaya a desaparecer”, advierte. “La pregunta es, ¿qué es Vox?”, inquiere. “Gente cabreada. Y ahora, con este Gobierno, están más cabreados”.
La andanada de Abascal contra Feijóo el martes en el Congreso venía precedida de una estocada previa del líder del PP contra él. Feijóo había condenado las palabras del jefe de la extrema derecha en Buenos Aires, donde dijo de Sánchez que “habrá un momento en que el pueblo querrá colgarlo de los pies”. El portavoz del PP, Borja Sémper, que siempre va un paso más lejos en las críticas a los ultras, acusó a Abascal de “evocar la violencia” con esas palabras. Y en paralelo, Vox lanzó un ataque contra uno de los dirigentes más próximos a Feijóo, el vicesecretario Esteban González Pons, a partir de una información de OkDiario publicada este lunes que asegura que el hijo del vicesecretario, Esteban González Guitart, fue en 2017 apoderado de la energética rusa Gazprom mientras González Pons ejercía como eurodiputado. En la rivalidad entre ambos partidos ha entrado también el juego sucio.
El PP podría pasar también al ataque contra Vox para debilitarlo, pero se lo impide su alianza en el poder territorial. “Los Gobiernos conjuntos son nuestro talón de aquiles”, reconoce un dirigente de la cúpula de Feijóo. Los barones que comparten Gabinetes con la extrema derecha piden a su líder que, en vez de disparar contra Vox, los ignore. “La estrategia tiene que ser ignorar a Vox. Feijóo hizo bien condenando las palabras de Abascal sobre que la gente querría colgar a Sánchez por los pies, pero ahora, que vuelva a ignorarles”, insta este presidente autonómico al líder del PP.
Génova, por su parte, no ha dado indicaciones específicas del trato con los ultras en los Ejecutivos de coalición. “La instrucción es que los Gobiernos se dediquen a gobernar”, apunta otro barón. “Nosotros nos dedicamos a solucionar problemas, no a crearlos”.
Pese a la tensión creciente entre Abascal y Feijóo, los cinco Gobiernos autonómicos PP- Vox profundizan su alianza sacando adelante sus primeros Presupuestos. En las próximas semanas todos habrán aprobado las cuentas públicas sin mayores problemas, según fuentes de las autonomías, aunque en algunos lugares han tenido que ceder más que en otros. En Murcia, por ejemplo, el Gobierno reservará 100.000 euros en sus presupuestos de 2024 a “la defensa de la unidad de la Nación Española”, mientras recortará en unos 300.000 euros (el 25%) las subvenciones directas a la patronal y los sindicatos.
Baleares es la excepción a esa buena tónica. La debilidad del Gobierno de la popular Marga Prohens, que tiene el apoyo desde fuera de Vox, ha quedado en evidencia esta semana cuando sus socios externos le han dinamitado el Presupuesto. La ultraderecha tumbó este jueves las cuentas de tres consejerías, provocando una caída técnica del proyecto. Los ultras exigen la supresión de los 400.000 euros de subvenciones a patronales y sindicatos y la inclusión de una partida de 20 millones de euros para ejecutar su plan de segregación lingüística en las aulas que pretende separar a los alumnos en función de la lengua en la que estudien.
Cuando quiere, Vox demuestra que puede hacer claudicar al PP, así que los populares se mantienen en alerta ante la evolución de su socio en la nueva etapa. Los barones esperan una tregua hasta que se acerquen las elecciones europeas previstas para junio de 2024. Después vendrán las curvas. “Las europeas son el punto crítico para ellos. Así que vamos a tener tres o cuatro meses antes a Vox radicalizado por supervivencia”, calcula otro presidente que los tiene de aliados y que no descarta que la tomen con alguno de los Gobiernos que comparten. “En principio, desarmar Gobiernos les penalizaría. Pero un león herido podría decir: en este sitio voy a romper. Son bastante imprevisibles. Y además, la testosterona es mala consejera”.
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