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Zapatero: “ETA nos amenazó con varias bombas si yo no le cogía el teléfono a Thierry. Decidimos no hacerlo”

El expresidente relata en el libro ‘Crónica de la España que dialoga’ cómo el rey Juan Carlos intentó convencer a Rajoy de que apoyara su diálogo con los terroristas

José Luis Rodríguez Zapatero, durante la entrevista este lunes en su despacho de la calle Ferraz de Madrid.Foto: CLAUDIO ÁLVAREZ | Vídeo: CARLOS MARTÍNEZ
Carlos E. Cué

A sus 63 años, y casi 13 después de haber salido de La Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero es el expresidente con mayor tirón electoral para su propio partido. Acaba de publicar Crónica de la España que dialoga (Navona), un libro de conversaciones con el exdirector de La Vanguardia Màrius Carol. En él, relata momentos muy tensos de su Gobierno, como la noche en que Alfredo Pérez Rubalcaba, en plena negociación con ETA, lo llamó para decirle que el jefe de la banda, Francisco Javier López Peña, alias Thierry, amenazaba con hablar con el presidente o hacer explotar varias bombas la mañana siguiente en distintos puntos del país. Zapatero y Rubalcaba decidieron rechazar el chantaje y aguantar, pensando que era un farol. Acertaron, pero sufrieron hasta comprobarlo.

Pregunta. Todo el libro va sobre el diálogo. Pero, ¿por qué a los electores les gusta tan poco? Los que pactan pierden elecciones.

Respuesta. Es diálogo es el valor esencial de la política. Con la elección de Trump, la polarización se ha extendido a todo el mundo. Hoy tenemos un momento en el que el diálogo y la solución pacífica a los conflictos han pasado a un plano menor. Y es muy preocupante. Para mí, el diálogo es, ante todo, un fin en sí mismo.

P. ¿Se puede dialogar en Cataluña sobre un referéndum pactado basado en el artículo 92 de la Constitución?

R. En nuestro sistema constitucional, es evidente que la soberanía no es cuestionable. Pero, además, un referéndum divisorio no soluciona ningún problema. Porque quien pierde hoy puede querer la revancha mañana y tenemos el conflicto abierto. Hoy, creo que es factible y posible un reconocimiento de la singularidad de Cataluña, de la potencialidad del autogobierno, de la historia. Y hablar de financiación.

P. ¿Se está hablando de eso en Suiza?

R. Todavía es muy prematuro. En esta primera fase, el entendimiento se ha centrado en la amnistía como una condición, en mi opinión, imprescindible, porque es muy difícil hacer un diálogo político si hay pendientes procesos penales, sentencias, cárceles. El derecho penal no resuelve un conflicto político.

P. ¿Está usted en el diálogo en Suiza?

R. No, no. Mi ayuda es siempre a petición de mi partido, del Gobierno, y es discreta. Y va a seguir siendo discreta y reservada porque es la única útil.

P. ¿Las elecciones catalanas pueden tumbar la legislatura?

R. Mi opinión es que la legislatura pervivirá más allá del resultado de esas elecciones.

P. Usted pensó en 2006 que con el Estatut se resolvía el problema. Y luego llegó 2017. Sánchez ahora cree que la amnistía lo arreglará. ¿Y si se vuelve a complicar?

R. Este es un conflicto que data de más de dos siglos. Cuando aprobamos el Estatut, pensé que eso daría estabilidad para Cataluña, al menos durante dos generaciones. Podría haber sido así si no hubiera sido por la sentencia del Tribunal Constitucional.

P. Cuenta en el libro que, en plena negociación con ETA, el jefe de la banda, Thierry, llegó a amenazar con matar a miles de personas en varios atentados si usted no le cogía el teléfono. ¿Cómo fue esa noche?

R. Fue una noche difícil. Me llamó Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro de Interior, diciéndome que estaban en una negociación y que se bloqueaba. Que Thierry exigía hablar conmigo y que, si no, tenían puestas varias bombas en España y que a primera hora de la mañana explotarían. Y con Rubalcaba, en la última conversación que tuvimos, en torno a las tres de la mañana, decidimos que no, que no me iba a poner al teléfono con Thierry.

P. Arriesgándose a que atentara.

R. Mi pálpito y el de Alfredo Pérez Rubalcaba era que no era posible eso. Pero obviamente se corrió un cierto riesgo.

P. Dice que acabarán reconociendo a Sánchez lo que está haciendo Cataluña, como le pasó a usted con ETA. ¿Le pidió perdón Rajoy por aquella frase de “usted traiciona a los muertos”? En el libro se intuye que sí.

R. Perdón, no, pero de alguna conversación que he tenido aislada, pues es evidente que Rajoy en aquella frase se equivocó. Por supuesto que a Pedro Sánchez se le reconocerá el esfuerzo que está haciendo con Cataluña; no tengo ninguna duda.

P. Cuando esté fuera de La Moncloa.

R. Pues es normal. Las tareas políticas necesitan su tiempo. Cuando estás más lejos del poder, la gente te escucha de otra manera.

P. Usted no salió de La Moncloa precisamente entre aplausos.

R. Eso ya es una costumbre, ¿no? Pero yo veo con satisfacción que los mismos que dicen que ETA sigue ahí, que ganó, ya no tienen que ir con escoltas. Ya nadie teme que vaya a haber una bomba, ya nadie es extorsionado. Me siento muy satisfecho de eso.

Zapatero, este lunes durante la entrevista en Madrid.
Zapatero, este lunes durante la entrevista en Madrid. Claudio Álvarez

P. ¿El final sería ver al PSE gobernar con Bildu? ¿Cree que debe ser tratado como un partido más?

R. Si a Bildu se lo considera de alguna manera heredero de aquello que apoyaba la violencia, aunque es una exageración, pues ha recibido la promesa democrática: cuando dejen la violencia, se puede hacer política en las instituciones. Eso no supone, obviamente, que puedas compartir su proyecto político y que des lugar a que forme parte de un Gobierno. Pero el futuro dirá. Yo creo que el PSE tiene muy claras sus preferencias en este momento. Pero la democracia puede sentirse satisfecha consigo misma. Uno, por haber derrotado a la violencia política después de dos siglos de historia de España de dictadura, guerra civil, golpes de Estado, insurrecciones… de matar por política. Y también por haber permitido la participación de los que han cuestionado nuestra democracia.

P. Cuenta en el libro que el Rey intentó convencer a Rajoy de que bajara el tono y apoyara el diálogo con ETA. Incluso organizó una reunión a tres. ¿Cómo fue?

R. Sí, es verdad. Debo decir que el Rey, hoy emérito, siempre apoyó los esfuerzos por el fin de ETA a través del diálogo. Es así. En un momento dado, en una conversación con el Rey sobre la tensión con Rajoy, surgió la idea de reunirnos los tres. El diálogo fue bien. Debo decir que en privado, en el tema de ETA, Rajoy siempre fue más abierto, más comprensivo que con el Estatut de Cataluña. Lo que cuenta es el final. Rajoy, el 20 de octubre de 2011, dijo dos cosas: este es el final y no ha habido precio político. Pues ya está.

P. Pero le hicieron ocho manifestaciones.

R. El PP cogió conmigo la costumbre y tiene un training enorme [se ríe]. Yo le digo a Pedro Sánchez “oye, no te quejes tanto que a mí me hicieron más”. Y no pasa nada. Nos reímos de eso. Que la derecha le haya cogido el gusto a manifestarse, a mí me parece muy bien.

P. Dice en el libro que Estados Unidos es un país roto. ¿España también?

R. No, porque aquí no se ha cuestionado el resultado electoral. Es verdad que aquí hay síntomas preocupantes, discursos que navegan en la ilegitimidad del Gobierno. Pero mantener el respeto al resultado electoral es esencial. Y, luego, pertenecer a la UE es un gran factor de estabilidad.

P. ¿La izquierda necesita la autoestima que le da Zapatero?

R. Este Gobierno está haciendo recuperar la autoestima económica y social, primero en nuestro país y segundo en los gobiernos progresistas. Nunca trabajó tanta gente en España, nunca ha habido tanto empleo para las mujeres, tan baja temporalidad, nunca se ha subido tanto el salario mínimo, nunca ha habido tanta inversión en dependencia, en sanidad, nunca ha habido tanta cohesión social. Parece mentira que los presidentes anteriores no lo reconozcamos todos al unísono. Por primera vez en la historia, nuestra economía crece con músculo, exportando, de la mano de la digitalización de la sociedad, de la economía y de la transición energética. ¿Cómo no vamos a tener autoestima?

P. Cuenta en el libro que, el día siguiente de las elecciones, Sánchez lo citó en La Moncloa, le dio un abrazo y le dijo: “Nunca te agradeceré bastante lo que has hecho”. ¿Giró usted las elecciones?

R. No, yo contribuí de una manera espontánea. Cuando Feijóo le dijo en el Senado a Sánchez “usted trata mejor a los verdugos que a las víctimas”, me dije “esto no puede quedar así en la historia”. Por dignidad, por amor propio. Y ahí descubrimos la fuerza de un expresidente apoyando convencido a un presidente de tu partido.

P. Dice que Sánchez es de acero inoxidable.

R. Sí, completamente. Yo me considero una persona muy fuerte, aguanto el combate. Pero creo que Sánchez es todavía más fuerte y eso tiene una extraordinaria importancia. Porque el estado anímico de mucha gente depende del estado anímico del líder. Esto exige determinación, entrenamiento. Levantarse por las mañanas y, cuando arrecia fuerte, decir “tengo que salir aquí”. Y eso, en un contexto de polarización y de muy fuerte arremetida de la derecha, es algo que vale oro.

Zapatero, en un momento de la entrevista.
Zapatero, en un momento de la entrevista. Claudio Álvarez

P. ¿Por qué cree que la generación de Felipe González rechaza tanto a Sánchez?

R. No lo sé. Lo he pensado mucho. Yo siempre tiendo a entender a los demás. Es verdad que fueron una generación muy excepcional que hicieron la Transición, que es una obra extraordinaria, y la modernización de España y nuestra consolidación democrática. Y quizá eso lleve a pensar que ya ahí se acabó el tiempo y la historia y que nada podía venir después. Tiendo a pensar que puede ser eso. Ellos fueron muy buenos y quizá desde ahí juzgan. Pero me parece que es al revés. Nosotros, precisamente porque la lealtad es el gran valor del partido, no vamos a dejar de reconocer la tarea hecha por la generación de Felipe González, más allá de lo que opine ahora. Eso es lo que a mí me enseñaron los veteranos del PSOE. A reconocer a los compañeros.

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