A Barbate ya no le renta enterrarse en sagrado
El Ayuntamiento negocia convertir su cementerio parroquial en municipal tras las quejas por la subida de tarifas, mientras el Obispado asegura que solo quiere que las cuentas cuadren
El día a día de Carmen Tejonero y su madre cambió para siempre hace justo un año. La trágica muerte de su hermano Jose Antonio en un accidente las tiene ahora ancladas al cementerio parroquial de Barbate. Las mañanas son para Carmen, las tardes para su madre. “Es el único alivio que encontramos”, reconoce la joven sentada frente al nicho del joven. Pero el pasado 31 de agosto se encontraron “la crueldad” de la cancela cerrada, así que echaron el día apostadas en una loma desde la que se veía el interior. Ese cierre abrió la espita de un cabreo larvado entre los vecinos de Barbate, que acusan al Obispado de Cádiz —gestor a través de la parroquia de San Paulino— de subir las tarifas y de guiarse solo por criterios económicos. Hubo hasta una manifestación y pintadas contra el obispo de Cádiz, Rafael Zornoza. Mientras, la Iglesia, enfrentada también el Ayuntamiento barbateño, asegura que solo quiere que las cuentas cuadren.
“Todo ha subido. A nosotros, además, nos dieron solo 15 días para pagar los 2.000 euros [de la cesión] del nicho y se negaron a ponerle la lápida a mi hermano hasta que no diésemos el dinero. Antes daban más margen y se podía pagar poco a poco. Tendrían que tener más corazón”, se queja Tejonero dolida. A la familia le pilló recién aplicada la subida de precios que la parroquia de San Paulino de Barbate realizó en el verano de 2023 sobre unas tarifas que no actualizaba desde 2015. Fue entonces cuando un enterramiento en un nicho de segunda y tercera fila —como el de la familia Tejonero— pasó de los 1.857 euros a 2.079 euros, un 11,95% más, según las tablas de precios de los cementerios parroquiales aportada por el Obispado. La subida de esos ocho años fue menor que el 19% que creció el IPC, según datos del INE. “Solo se buscó un equilibrio. Son tarifas para que sean viables. Se ha creado una polémica que no tiene sentido”, se quejan desde el Obispado.
Pero la subida creó un resquemor inusitado entre los vecinos de Barbate, una localidad marinera de 22.500 habitantes que solo cuenta con el Cementerio Parroquial de San Paulino y en la que el culto a los difuntos tiene una raigambre mayor que otros municipios de su entorno. El incremento vino aparejado de más cambios, como el cobro de “partidas que antes no estaban”, como aseguran fuentes municipales y confirma una persona cercana al camposanto barbateño, que también pide anonimato y que refiere la creación de la tarifa de 100 euros por apertura o tabicado de nicho. Desde el Obispado niegan también que ese servicio sea nuevo y aseguran que se cobra desde hace años en todos los cementerios de su titularidad en la Diócesis de Cádiz. El alcalde de la localidad Miguel Molina afirma que todo se resume en el cambio de gestión que comenzó a operar en 2023: “Antes, el párroco era nuestro interlocutor. El Obispado entró en la gestión imponiendo cambios no aceptados por la ciudadanía”.
La Iglesia gaditana mantiene también cementerios parroquiales en Conil de la Frontera, Vejer de la Frontera, Benalup, Zahara de los Atunes, a los que hasta hace poco sumaba Facinas y Paterna de Rivera, ambos ya con la gestión cedida a sus consistorios. Todos son herencia de un pasado en el que apenas existían cementerios civiles y esos terrenos eran terrenos donde enterrarse en sagrado. “Ahora son otra cosa, suponen una complicación técnica que resta tiempo a la labor parroquial diaria”, explica la misma fuente del Obispado. Así que la institución comenzó a explorar nuevas fórmulas de gestión ante ese quebradero de cabeza. Incluso llegó a crear una empresa, Santa Marta Servicios de Administración, S.L., que constituida en mayo de 2019 con el sacerdote y antiguo ecónomo de la Diócesis, Antonio Diufaín, como administrador único, según aparece en el Boletín Oficial del Registro Mercantil del 3 de junio de ese año.
El Obispado asegura que esa sociedad ya está extinguida, pero la figura de Diufaín —conocido también por mostrar su oposición pública a la decisión del papa Francisco de bendecir a parejas homosexuales— se ha mantenido como apoderado. “Él actúa en nombre de la parroquia. Los ingresos y gastos de personal del cementerio son de cada una”, añade la misma fuente. Pero esos argumentos, reiterados en sucesivos comunicados lanzados por la iglesia de San Paulino y el resto de templos con cementerios a su cargo, no terminan de convencer. “Los han convertido en una empresa y tiene que dar dividendos”, denuncia un sacerdote que pide anonimato y que critica que esa forma de gestión genera desapego, frente “al nexo de unión de la vida parroquial” del modelo anterior.
Ese mismo cura asegura que si el Obispado “puso el foco en los cementerios fue porque había dinero, por entrar en contacto con las administraciones locales para, en el caso de entregarlos, tener una compensación económica”. Al otro lado afirman que, cuando se llega a esos acuerdos, el dinero se destina a los templos a los que estaban vinculadoa y que, en la actualidad, los camposantos suponen a esas iglesias “unos costes muy elevados” por el sostenimiento de sueldos y el mantenimiento. “No se intenta hacer negocio, sino que las cuentas estén equilibradas”, añaden.
“Esto es nuestro”
Con el ambiente ya enrarecido y sazonado por comunicados previos enfrentados entre Ayuntamiento y parroquia, el cabreo en Barbate se hizo evidente este pasado 31 de agosto en el que Carmen Tejonero y su madre se quedaron en la calle. Los vecinos se manifestaron espontáneamente a la puerta del cementerio, que estuvo cerrado todo el fin de semana por descanso del personal, en una medida que no se recordaba en la localidad. Hubo llamadas a Molina, que aseguró no poder intervenir ante la decisión del Obispado, y pintadas contra el obispo Zornoza en la tapia del camposanto, ya borradas. A medidos de septiembre, aún quedaba una en un muro cercano en el que se leía: “Obispo fuera de Barbate. Esto es nuestro”.
Así que Molina se muestra ya decidido “sí o sí” a hacerse con la gestión del cementerio y se pone tope: inicio de 2024. En el Obispado no ponen pegas, pero recuerdan que, hace una década, la parroquia tuvo que invertir 500.000 euros en solitario para instalaciones —sobre monte público, con el permiso municipal—, después de ofrecerle al Ayuntamiento de entonces la explotación y que este la rechazase. Así que ahora la Iglesia gaditana deja entrever sus condiciones, no quieren una equivalencia de ese desembolso, pero sí “una compensación vía convenio” que ayude al sostenimiento económico de la parroquia. El alcalde prefiere no entrar en detalles, pero recuerda que su municipio está sujeto a deudas con el Estado y desliza la opción de que el acuerdo implique a otros espacios y terrenos de titularidad diocesana en el municipio para generar esa contraprestación.
Mientras, la vida sigue en el cementerio de Barbate, ajena a tanto tira y afloja de despacho. A los pies de Carmen Tejonero juguetea Pipo, el perro de su hermano, que la acompaña todas las mañanas. “Ahora dicen que lo mismo ya no puedo venir con él”, se queja apesadumbrada. “Ante cualquier cuestión que se les plantea dicen que ellos no son una ONG, esto antes no funcionaba así”, añade una fuente cercana al camposanto. A pie de nicho, todos mantienen la expectación de si acuerdo entre el Obispado y el Ayuntamiento llegará a firmarse para que aquello pase a ser un cementerio municipal. En Barbate, a pocos parece ya rentarles enterrarse en sagrado. El primo de Tejonero, que se cruza con Carmen mientras va a visitar a su primo y sus cuatro abuelos, no entra a vaticinar qué pasará, pero lanza al aire una advertencia bien clara: “Como me lo vuelva a encontrar cerrado, abro la cancela como sea y entro”. La joven a su lado se encoge de hombros. “Con eso no se juega”, zanja la barbateña, antes de sacar de su bolso un tarro con el que perfuma la lápida de su hermano para besarla y marcharse. Le toca el relevo vespertino a su madre.
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