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El falso lama de Murcia se enfrenta a una segunda denuncia por estafa

Antiguos miembros de la organización consideran que fueron sometidos a presiones psicológicas para hacer donaciones y trabajar para la organización

El líder espiritual de la fundación, J. M. C., este miércoles a su llegada a los juzgados de Cieza. EFE/Marcial Guillén
El líder espiritual de la fundación, J. M. C., este miércoles a su llegada a los juzgados de Cieza. EFE/Marcial GuillénMarcial Guillén (EFE)
Virginia Vadillo

El líder espiritual de la Fundación Mahasandhi, en Abanilla (Murcia), J. M. C. R., que fue detenido en noviembre de 2023 por supuestos delitos de asociación ilícita, contra la salud pública por el manejo de sustancias estupefacientes y contra el medio ambiente por el supuesto uso de mercurio en sus rituales, se enfrenta ahora a un segundo procedimiento judicial por estafa. Dos personas que abandonaron la fundación y que dieron pie a la operación policial que acabó con la detención del “lama de Murcia”, se han querellado ahora contra él, después de que no se aceptara su personación como víctimas en el procedimiento abierto anteriormente.

Tanto los dos denunciantes como el líder espiritual y su número dos en la entidad budista, A. M. S., han pasado este miércoles por el juzgado de instrucción número 7 de Cieza, que ha asumido el caso. Los dos miembros de la organización han llegado acompañados por sus abogados, con el rostro descubierto y aparente tranquilidad, aunque no han querido hablar con numerosos periodistas que esperaban a las puertas del juzgado. Sí han respondido a las preguntas de la jueza y de su abogado, Pablo Martínez, que ha defendido su inocencia ya que, según ha insistido a los medios de comunicación, todas las personas que participan en las actividades organizadas por la entidad espiritual lo hacen voluntariamente y sin ningún tipo de coacción.

De hecho, JMCR, que se hacía llamar entre sus fieles “Trascendencia Total”, se encuentra actualmente en libertad a la espera de juicio y la fundación ha continuado ofreciendo venta online de productos y cursos, y una decena de personas siguen residiendo en sus instalaciones, que se ubican en una finca de unas diez hectáreas de superficie que cuenta con casas-cueva, un recito de meditación con dos edificaciones con grandes cúpulas y diversos espacios administrativos y de tienda, entre otros.

Según ha explicado una de las denunciantes, que se identifica con el nombre ficticio de María, todo el complejo ha sido levantado con las aportaciones de los seguidores, a los que el falso lama instaba a hacer continuas donaciones. “Decían que todo se hacía sin lucro económico, pero todo se pagaba. Después de los talleres, se invitaba a comprar productos en la tienda, se indicaba cuál debía ser la donación mínima. Todo era falso desde el principio”, ha explicado la mujer, que aportó unos 50.000 euros a la organización. En el caso del segundo de los denunciantes, la aportación económica fue mucho mayor, superando los 250.000 euros.

Además, los seguidores más fieles, como fueron sus casos, aportaban también su trabajo, siempre sin cotizar ni contrato y sin contraprestación económica alguna. María estuvo una década vinculada a la fundación y llegó a dejar su empleo para dedicarse plenamente a las labores que le encargaba el lama, desde trabajos administrativos a impartir cursos de ayurveda. Asegura que fue también una de las personas elegidas por el falso lama para “purificar mercurio”, lo que hacían sin ningún tipo de medidas de seguridad. También pagó y construyó su propia casa cueva, que cedió gratuitamente a la organización cuando la abandonó. Su salida de Mahasandhi se produjo en 2016, cuando el líder espiritual le dijo que había roto unos votos tántricos, lo que motivó que ella comenzara a investigar sobre esa filosofía para “enmendar” su error. Es entonces cuando, consultando documentación externa a la fundación, se da cuenta de que JMCR cumple con todas las características con que se define a los falsos lamas. Así lo trasladó a la número dos de la organización y, a raíz de ello, la aislaron de su hija, que continúa vinculada a la fundación y la “invitaron a irse”.

María insiste en que las personas que permanecen en la organización no tienen capacidad crítica, ya que están sometidas al consumo de sustancias estupefacientes, realizan largas y duras jornadas de trabajo a las que se suman pocas horas de sueño, una alimentación deficiente, con amplios periodos de ayuno, además de otras prácticas como votos de silencio y situaciones de aislamiento y silencio.

Por eso, su objetivo con este procedimiento es el de promover que ninguna persona se vuelva a ver envuelta en este tipo de situación y que las personas que siguen vinculadas, como su hija, sean “verdaderamente libres” para decidir. “Ahora dicen que son libres, pero yo también me he sentido libre en esa situación, y no es verdadera libertad”, defiende.

Para su abogado, Carlos Bardavío, los denunciantes estuvieron sometidos a una situación de “presión coercitiva” y “manipulación psicológica” por parte del líder espiritual, lo que permitió que fueran estafados, ya que los convencieron de entregar su patrimonio aduciendo a que, de otra manera, tendrían malas experiencias. En su opinión, hubo un claro control de la personalidad de estas víctimas, que podría considerarse un delito de coacciones, además del supuesto de asociación ilícita.

Los dos querellantes tendrán que someterse, a petición del juzgado, a un examen médico-forense para determinar su estado de salud mental, antes de decidir si se abre juicio oral.

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Sobre la firma

Virginia Vadillo
Es la corresponsal de EL PAÍS en la Región de Murcia, donde escribe sobre la actualidad política, social y medioambiental desde 2017. También trabaja con la Agencia EFE en esa comunidad autónoma. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo de Agencias por la Universidad Rey Juan Carlos.
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