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España busca volver al Sahel con acuerdos bilaterales de cooperación militar tras la salida de la UE

La ministra Robles visita el lunes Mauritania mientras Defensa negocia un plan de instrucción de soldados malienses

Mercenarios rusos, en el norte de Malí, en una imagen distribuida por el Ejército francés, en 2023.
Mercenarios rusos, en el norte de Malí, en una imagen distribuida por el Ejército francés, en 2023.AP

Los militares españoles y los restantes europeos salieron de Malí el pasado 18 de mayo, dejando un hueco que han llenado las tropas rusas y los mercenarios de Wagner y abandonando a su suerte a una región convertida en epicentro del yihadismo, el narcotráfico y las mafias de la inmigración ilegal, que han lanzado una oleada sin precedentes de cayucos a Canarias. España se marchó del Sahel en contra de su voluntad, forzada por el veto de Francia a prorrogar la misión EUTM Malí de la Unión Europea, cuyos últimos 160 efectivos comandaba el general español Santiago Fernández Ortiz-Repiso.

Cinco meses después, el Ministerio de Defensa planea volver a la región, pero esta vez en el marco de acuerdos bilaterales de cooperación. La ministra de Defensa, Margarita Robles, viajará este domingo a Mauritania, donde se propone desarrollar la hoja de ruta acordada durante la visita que el presidente Pedro Sánchez realizó a Nuakchot en agosto pasado. Con Malí hay ya conversaciones para firmar un acuerdo entre los dos países que serviría como paraguas para un plan de instrucción de militares malienses por parte de sus homólogos españoles.

La cuestión es delicada porque se mantienen los dos principales motivos que justificaron el fin de la misión europea: el hecho de que el país esté gobernando por una junta militar golpista y su alianza con Rusia. Sin embargo, fuentes gubernamentales sospechan que los militares malienses están cada vez más decepcionados con sus aliados rusos. Por una parte, Moscú no disimula su intención de cobrarse con creces su ayuda a través de la explotación de los recursos naturales y minerales del país. Al contrario de lo que sucedía durante la Guerra Fría, la presencia en África de potencias como Rusia y China no responde a afinidades ideológicas o razones geopolíticas sino, de modo casi exclusivo, a los intereses económicos.

Además, el apoyo del Kremlin no ha dado los resultados esperados. Si hace unos meses parecía que la reconquista del norte del país podía ser un paseo militar, la realidad se ha demostrado mucho más dura. A finales de julio, una columna de militares malienses y mercenarios rusos cayó en una emboscada cerca de la localidad de Tinzaouaten, junto a la frontera con Argelia, que dejó más de un centenar de bajas. Y en septiembre pasado, la propia capital del país sufrió un doble ataque con decenas de muertos en la escuela de la Gendarmería y en el aeropuerto militar, donde tiene su campamento el contingente ruso. No solo los rebeldes tuareg controlan el norte del país, sino que la rama local de Al Qaeda da muestras de estar más fuerte que nunca.

El Ministerio de Defensa cree que es el momento de recuperar la cooperación con Malí, aprovechando la buena imagen que han dejado los militares españoles en el país. Al contrario de lo sucedido con Francia, las relaciones no solo no se han interrumpido en ningún momento, sino que se han mantenido en un marco de cordialidad. Un síntoma de ello es que el ministro maliense de Asuntos Exteriores, Abdoulaye Diop, acudiera el pasado 12 de octubre a la recepción ofrecida en su residencia por el embajador español en Bamako, Antonio Guillén Hidalgo, con motivo de la Fiesta Nacional, y que el evento fuera ampliamente recogido por la televisión local.

El acuerdo de cooperación militar entre los dos países ya se está negociando, según las fuentes consultadas. Se trata de compaginar las demandas de las Fuerzas Armadas malienses con lo que España les puede ofrecer. Las fuentes consultadas señalan que, en una primera fase, militares malienses podrían desplazarse a España para recibir formación y, más adelante, serían los españoles los que irían a Malí para completar la instrucción allí. Se regresaría así a un país donde España llegó a tener más de 300 soldados e instructores que, a lo largo de más de una década y en el marco de la misión de la UE, formaron a unos 20.000 militares malienses.

La idea, según las mismas fuentes, es empezar con especialidades poco controvertidas, como la desactivación de explosivos o la asistencia ante emergencias, para ir avanzando en función de los resultados. La cobertura para esta cooperación militar será un Memorando de Entendimiento (MoU por sus siglas en inglés) que no necesita ser ratificado por las Cortes, como los tratados internacionales.

Mucho más avanzada está la cooperación con Mauritania, país que Margarita Robles visitará oficialmente el próximo lunes. En su caso, existe un acuerdo de cooperación en el ámbito de la Defensa, de 1989; y la declaración conjunta que Pedro Sánchez y el presidente mauritano, Mohamed Ould Cheikh El Ghazouani, suscribieron el pasado 27 de agosto en Nuakchot incluía, entre sus puntos, “el desarrollo de capacidades [militares], la formación y la cooperación en el marco de las iniciativas multilaterales [así] como la participación en ejercicios conjuntos”.

Mauritania es el único país de la región que participa en el Plan de Acción de la Alianza Atlántica para el sur, aprobado en la cumbre de la OTAN en Washington en julio pasado. 22,5 de los 500 millones que la UE prometió a Nuakchot durante el viaje que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Pedro Sánchez hicieron en febrero a dicho país saldrán del Fondo para la Paz con el que se financia la ayuda militar a Ucrania y servirán para capacitar al Ejército maliense en la lucha contra grupos terroristas.

España nunca ha ocultado su preocupación por la amenaza que para su seguridad supone el crecimiento del yihadismo en la región. En la última reunión de ministros de la Coalición Global contra el Estado Islámico (ISIS), celebrada el pasado día 17 en el cuartel general de la OTAN en Bruselas, Robles subrayó la importancia de contrarrestar la “muy preocupante” expansión del ISIS e informó de la intención de España de tomar “el liderazgo la coordinación de la asistencia para la creación de capacidades en los países socios africanos del Sahel y el África Occidental” para luchar contra el mismo.



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