Desarticulada una banda que robaba cajeros de bancos tras arrancarlos con ‘camiones pluma’
La Guardia Civil atribuye a los siete detenidos 19 asaltos con un botín de medio millón de euros, e investiga su implicación en otros golpes similares registrados en años anteriores
Tan organizados como expeditivos. La Guardia Civil ha detenido a los siete presuntos integrantes de una banda especializada en arrancar cajeros de sucursales bancarias con la ayuda de camiones dotados de grúas hidráulicas ―los conocidos como camiones pluma― para posteriormente robar el dinero, según ha informado este martes el Ministerio del Interior. Hasta el momento, los investigadores les atribuyen 19 asaltos violentos a entidades de las provincias de Murcia, Almería, Valencia, Alicante, Tarragona y Barcelona ―el último, el pasado 19 de noviembre, tres días antes de su arresto― cometidos todos ellos en los últimos 10 meses. El botín supera el medio millón de euros. Se investiga, además, si están detrás de otros robos denunciados en los últimos años con un método similar y aún no esclarecidos.
El instituto armado considera al grupo ahora desarticulado como “la organización criminal más activa en este tipo de hechos de los últimos años”, según la nota difundida. En algunos momentos su actividad era tan frenética que llegaron a intentar cometer cuatro de estos robos en solo una semana, detallan fuentes cercanas a la investigación. Los arrestados, todos varones de nacionalidad albanesa, ya han ingresado en prisión acusados de los delitos de pertenencia a grupo criminal y robo continuado con fuerza por orden del titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Cartagena (Murcia). Algunos ya tenían antecedentes policiales por hechos similares.
La bautizada como Operación Plumajero se inició el pasado febrero tras la denuncia de un robo en una entidad bancaria situada en una pedanía de Cartagena (Murcia). Sus autores habían utilizado un camión pluma que habían sustraído poco antes y, tras llevarse con la ayuda del vehículo pesado el cajero a una zona apartada, lo habían abierto mediante el uso de radiales y robado los cerca de 45.000 euros que contenía. En el asalto, en el que utilizaron el vehículo pesado primero como ariete y luego para arrancar y llevarse el cajero, la entidad bancaria sufrió graves daños en la estructura del local.
Las posteriores pesquisas revelaron que se estaban produciendo robos similares en sucursales ―siempre de las dos mismas entidades financieras― en otros puntos de la costa mediterránea, con indicios de que todos ellos habían sido cometidos por la misma organización criminal. Por ello, la Guardia Civil creó un grupo de investigación formado por agentes de las provincias donde se habían cometido los robos y especialistas de la Unidad Central Operativa (UCO), que confirmó la existencia de la banda, el origen albanés de sus miembros y el “depurado” patrón de actuación que utilizaban, y que incluía importantes medidas de seguridad para evitar ser detenidos.
Las pesquisas revelaron que el grupo invertía más de 11 horas en cometer cada robo y que tenían una estructura fuertemente jerarquizada en la que dos de los ahora detenidos, los de mayor edad, ejercían de cabecillas ―y, por ello, siempre iban a los asaltos― mientras que el resto se iban rotando de dos en dos para participar en los golpes. Según fuentes cercanas a la investigación, el primer paso lo daban a a partir de las nueve de la noche, cuando el grupo o bien buscaba un automóvil que robar o sustraía unas matrículas a otro para ponérselo a uno de los suyos. Con este coche, que los agentes denominan “vehículo de seguridad”, los cuatro miembros de la banda recorrían zonas industriales donde pudiera haber almacenes o empresas de construcción que tuvieran camiones pluma. Una vez localizado uno de estos, lo sustraían y se escondían durante horas con él en un camino rural hasta la hora que consideraban más propicia para robar el cajero, que solía ser a partir de las tres de la madrugada.
Entonces iban a la entidad financiera elegida, siempre enclavada en pequeñas localidades, y acometían el robo con el camión pluma, en el que cargaban el cajero una vez arrancado del edificio. Tras el asalto, se volvían a trasladar a una zona aislada, no muy lejana, para abrirlo mediante herramientas especiales de corte y perforación que alimentaban con un generador portátil de gasolina que llevaban consigo. Con el botín ya en su poder, abandonaban el camión y el cajero, enterraban las herramientas que habían utilizado en un zulo y huían a un piso franco para, posteriormente, marcharse a sus lugares de residencia. “Fácilmente eran ya las ocho de la mañana cuando terminaban”, detalla uno de los agentes que ha participado en el operativo.
La investigación ha revelado que el grupo alternaba semanas de una actividad febril con periodos de inacción que podían superar el mes. Estos últimos coincidían con el momento en que los dos presuntos cabecillas de la banda abandonaban España una vez consideraban que habían acumulado un botín suficiente y se refugiaban en su país de origen para no arriesgarse a una detención. Mientras, los restantes miembros del grupo permanecía a la espera de que estos regresaran para volver a actuar.
Finalmente, el pasado 22 de noviembre la Guardia Civil detuvo a los siete presuntos integrantes de la banda después de detectar que preparaban un nuevo golpe. Solo tres días antes habían asaltado una entidad financiera en Olesa de Bonesvalls (2.100 habitantes, Barcelona), donde habían sustraído 42.720 euros que fueron recuperados por los agentes en los registros efectuados en los pisos que ocupaban. Tres de ellos fueron realizados en viviendas de la provincia de Alicante, uno en Sucina (Murcia), otro en La Rápita (Tarragona), uno más en Magán (Toledo) y el último en Madrid.
En esos registros, la Guardia Civil también localizó numerosos efectos utilizados para los robos, incluidos equipos de transmisiones, inhibidores de frecuencia, detectores de balizas para evitar seguimientos policiales y radiales para abrir los cajeros, así como útiles para la apertura de cerraduras de coches, dispositivos OBD (sistemas de diagnóstico de automóviles, en sus siglas en inglés) para el arranque de emergencia de vehículos y la ropa utilizada en algunos de los robos. Según destaca el instituto armado en su nota, todo este material “demuestran la alta profesionalidad de los criminales”.
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