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El Rey pide consenso y serenidad frente al ruido del debate público

Felipe VI sitúa la dana en un lugar protagonista para “no olvidar nunca el dolor y la tristeza” de las víctimas, entiende las críticas por la descoordinación entre Administraciones y pide abordar los grandes retos en inmigración y vivienda

El rey Felipe VI, durante el mensaje de Navidad, el 24 de diciembre de 2024, en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid.Vídeo: Casa Real
Belén Domínguez Cebrián

El Rey ha aprovechado este año el mensaje de Navidad, cuando millones de españoles escuchan sus palabras antes de sentarse a la cena de Nochebuena, para marcar los retos y prioridades que, a su juicio, afronta España como sociedad. Ante una contienda política “en ocasiones atronadora”, según sus palabras, el jefe del Estado ha pedido “serenidad” y diálogo “de altura” entre las diversas fuerzas políticas para hacer frente a los grandes desafíos, entre ellos el acceso a la vivienda, la gestión de la inmigración y la inestabilidad política internacional.

El recuerdo de la dana que azotó sobre todo a la Comunidad Valenciana el pasado 29 de octubre, dejando 231 fallecidos y cuatro desaparecidos, ha sido protagonista en el discurso. “No debemos olvidar nunca el dolor y la tristeza que ha dejado [la tragedia] en sus familias”, ha insistido junto a una fotografía ―la única del escenario en el que ha grabado su discurso― en la que se ve a civiles voluntarios y militares retirando lodo de las calles de Paiporta. “Hemos comprobado —y entendido— la frustración, el dolor, la impaciencia, las demandas de una coordinación mayor y más eficaz de las administraciones” en la gestión de la tragedia, ha afirmado el Rey, que ha pedido que las ayudas lleguen “a todos los que las necesiten”.

El undécimo discurso del Rey desde que fuera proclamado el 19 de junio de 2014 había suscitado una gran expectación. No solo porque se enmarca en el décimo aniversario de su reinado, sino también porque, aunque el Gobierno da su visto bueno final, es el primero que ha elaborado junto al nuevo jefe de la Casa del Rey, el diplomático Camilo Villarino, quien a lo largo de este año ha liderado profundas reformas en puestos clave de La Zarzuela. A través de los discursos pueden entreverse las prioridades de la jefatura del Estado. Además de situar a la dana como la gran prioridad y rendir tributo a los vecinos, voluntarios, protección civil, bomberos, cuerpos de seguridad, Fuerzas Armadas, ONG, y empresas que han donado fondos para la reconstrucción de las zonas afectadas por las riadas, el Rey ha querido lanzar un claro mensaje a los servidores públicos: se requiere diálogo, generosidad y serenidad.

Fotografía colocada en la mesa detrás del Rey durante el discurso, en la que aparecen militares, voluntarios y vecinos en Paiporta (Valencia).
Fotografía colocada en la mesa detrás del Rey durante el discurso, en la que aparecen militares, voluntarios y vecinos en Paiporta (Valencia).BIEL ALIÑO (EFE)

“Es necesario que la contienda política, legítima, pero en ocasiones atronadora, no impida escuchar una demanda aún más clamorosa: una demanda de serenidad”, ha sostenido el jefe del Estado ante, como es habitual, las banderas de España y de la Unión Europea (UE) y un facsímil de la Constitución de 1978, su gran referencia en “espíritu y letra”. El Rey ha lamentado el clima en el que se desarrolla “con frecuencia” el debate político ―del que no ha hecho ninguna alusión a la corrupción― y ha pedido que “no se convierta en un constante ruido de fondo que impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía”.

A esa ciudadanía anónima a la que se ha dirigido este martes le hizo varios guiños. “Por encima de las eventuales divergencias y desencuentros, prevalece en la sociedad española una idea nítida de lo que conviene, de lo que a todos beneficia”, ha dicho. Un “bien común” que Felipe VI ha repetido en hasta siete ocasiones a lo largo de su alocución, que ha tenido lugar en el Salón de Columnas del Palacio Real (Madrid). El entorno elegido para el discurso tiene un fuerte simbolismo. Allí se firmó la entrada de España en la UE ―acontecimiento del que en 2025 se celebrarán 40 años―, allí pronunció el discurso por el décimo aniversario de su proclamación como monarca —“me ciño y me ceñiré siempre a la Constitución y sus valores”, dijo―, allí entregó a la princesa Leonor el Toisón de Oro en 2018 y allí condecoró a ciudadanos anónimos con la medalla al Mérito Civil el pasado junio.

El “complejo” fenómeno de la inmigración

En los poco más de 15 minutos de mensaje (1.806 palabras), grabado por primera vez desde 2015 en el Palacio Real y no en La Zarzuela, Felipe VI ha dado una gran relevancia al debate migratorio, un fenómeno “complejo” y de “gran sensibilidad social”. Según datos de Interior, 31.155 personas llegaron a España hasta septiembre de manera irregular por tierra, mar y aire, un 66% más que el año anterior. La cuestión migratoria, además, ha marcado el paso del debate público por la imposibilidad de alcanzar un pacto para redistribuir entre las comunidades a los más de 5.000 menores migrantes que viven hacinados en centros de Canarias al toparse el Gobierno con la negativa del Partido Popular.

Sin la gestión adecuada, ha continuado Felipe VI, el debate podría derivar en tensiones que “erosionen la cohesión social”. Ante esto, el Rey ha invitado a una reflexión: se requiere un mayor esfuerzo en la integración, pero acompañado de una lucha firme contra las mafias y redes de tráfico de personas. El Rey ha recordado también que el debate migratorio ha de producirse de manera alineada con los socios europeos y con los países de origen y tránsito. “La manera en la que seamos capaces de abordar la inmigración (...) dirá mucho en el futuro sobre nuestros principios y la calidad de nuestra democracia”, ha advertido.

Un momento del discurso del Rey, este martes.
Un momento del discurso del Rey, este martes.

Las dificultades para acceder a una vivienda

Otro de los grandes asuntos que el jefe del Estado ha puesto encima de la mesa ha sido el del acceso a la vivienda, que este año ha provocado manifestaciones multitudinarias en las principales ciudades. Felipe VI ha mencionado las dificultades que sufren los más jóvenes y ha introducido la necesidad del diálogo entre los poderes públicos —“que todos los actores implicados reflexionen, se escuchen unos a otros”― para que faciliten el acceso a la vivienda en “condiciones asumibles”. No en vano, entre 2015 y 2023, la compra de vivienda en España se encareció un 47%, y el alquiler, un 58%, mientras que los ingresos de los hogares crecieron menos. Además, España es uno de los países de Europa con menos alquiler social: apenas el 2,5%, lejos del 17% de Francia y el Reino Unido o del 30% de Países Bajos.

Hace dos décadas, en España llegaron a construirse 600.000 viviendas en un año. Pero con la crisis financiera las grúas se retiraron de golpe y desde entonces cada año solo se construyen unas 90.000 viviendas. Tampoco hay casas protegidas (de precio asequible) para vender: desde hace casi una década, solo el 12% de las viviendas construidas en España son de protección pública.

Derechos humanos en cuestión

En el terreno geopolítico, con varios conflictos armados de primer nivel en los confines de la UE a los que no ha hecho alusión directa ―Ucrania, Gaza, Líbano, o la incertidumbre en Siria tras el derrocamiento del régimen de Bachar el Asad―, el Rey se ha preocupado sobre cómo “con demasiada frecuencia” se pone en cuestión el derecho internacional, el respeto a los derechos humanos o “el multilateralismo para afrontar los desafíos globales” como “las crisis climáticas y medioambientales”. Por eso, España y la UE “deben defender las bases de la democracia liberal”, ha pedido.

“Europa ―la idea de Europa― es una parte esencial de nuestra identidad compartida, del legado que debemos dejar a las generaciones venideras”, ha remarcado con esperanza antes de desear una “muy feliz Navidad” junto a la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía; y despedirse en las tres lenguas cooficiales: Eguberri On, Bon Nadal, Boas Festas.

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