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Las dudas en su electorado complican a Sumar el debate sobre el rearme

Más de la mitad de los simpatizantes del socio minoritario del Gobierno, contrario a subir el gasto militar, abogan por aumentar la capacidad defensiva de la UE

Yolanda Díaz, el jueves en Madrid.
Ángel Munárriz

El debate sobre la guerra, que tensiona a todos los partidos, es especialmente espinoso para Sumar. ¿Por qué? Los números muestran a su electorado potencial más dividido. Entre sus propios seguidores se extienden posiciones que chirrían con las adoptadas por sus principales dirigentes. Los electores que se declaran más próximos a Sumar tienen en conjunto las ideas sobre el rearme menos claras que los de Podemos, su rival en el espacio de la izquierda alternativa y con el que comparte —con matices— el rechazo al incremento del gasto militar.

Mojarse sobre la seguridad, la defensa, las armas y la guerra no le sale gratis a ningún partido. Es un debate intrincado en la geopolítica que reserva contradicciones a todos. Pero los datos del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) marcan un precio más alto para Sumar. Más de la mitad de los simpatizantes del socio menor del Gobierno, contrario a subir el gasto militar, abogan por aumentar la capacidad defensiva de la UE. Un dirigente de una de las formaciones que integran Sumar admite que hay “un problema de difícil solución a corto plazo”. “Hay un desplazamiento del sentido común, incluido el progresista, hacia el rearme”, admite este miembro de Sumar, que cree que la formación “ha tardado” en definir su posición por las discrepancias entre sus integrantes, que da por resueltas.

Cada partido ha adoptado una posición. El PSOE, con Pedro Sánchez al frente, asegura que el acercamiento al 2% del PIB en defensa es clave para defender la democracia en la UE, que se hará sin mermar el Estado del bienestar y que supondrá un avance industrial. Los socialistas no han convencido a Sumar, su socio en el Ejecutivo, que rechaza el incremento y lo vincula a recortes sociales. También se oponen algunos posibles aliados, como Podemos, más ruidoso aún en su negativa —llama a Sánchez “señor de la guerra”— y que presiona sin descanso a Sumar, un conglomerado en el que hay partidos con sensibilidades diferentes, como Más Madrid, Movimiento Sumar e IU. En el campo conservador, el PP apoya la idea del incremento, pero Alberto Núñez Feijóo evita a toda costa la imagen de unidad con el PSOE. Vox se muestra a favor de la subida, pero vinculándola a una amenaza de Marruecos.

Todo el debate sobre el gasto militar, que está por ver si se votará en el Congreso, está enmarcado en un panorama de opinión pública con claroscuros. Aunque el Eurobarómetro muestra a España como un país poco preocupado por la defensa en comparación con el conjunto de la UE, la impresión es distinta al cambiar la forma de preguntar. Así lo demuestra el último barómetro del CIS. Realizado entre el 28 de febrero —día en que Trump y J. D. Vance abroncaron a Volodímir Zelenski tras el acercamiento de EE UU a Rusia— y el 7 de marzo, la encuesta incluye la siguiente pregunta: “¿Considera necesario que la UE aumente su capacidad de defensa en el momento actual?”. Aquí no se sondea sobre varias preocupaciones, sino que se pregunta directamente. El resultado es alentador para quienes defienden el rearme: 75% a favor, 19,2% en contra.

Sumar frente a Podemos

Ese respaldo no es homogéneo. Sumar es la formación estatal que afronta un panorama más difícil, con un 52,3% de sus votantes defendiendo más defensa y un 43,4% en la posición contraria. Pero hay más letra pequeña, y tampoco es halagüeña para Sumar. Los datos anteriores muestran la división entre los que votaron a la coalición liderada por Yolanda Díaz en las generales de 2023. O sea, con Podemos dentro de las papeletas. Actualmente, ese espacio está roto. Ante la misma pregunta, los más próximos ahora a Sumar —una categoría construida con la intención de voto más la simpatía por la fuerza política— están más divididos que los más próximos a Podemos. Entre los primeros, el 57,5% está a favor de aumentar la capacidad de defensa de la UE, una posición que a grandes rasgos choca con la sostenida por Sumar. Entre los segundos, los del partido de Ione Belarra, solo el 32,9%.

El envés de la misma moneda se observa al analizar, en vez del apoyo, el rechazo a incrementar la defensa: 64% en Podemos, 38,4% en Sumar. Es decir, la sintonía entre el discurso de los dirigentes y el sentimiento dominante entre sus potenciales votantes es mayor en la formación morada que en Sumar.

Las diferencias reaparecen al preguntar sobre la preocupación por la “invasión de Rusia a Ucrania”, presentada por los partidarios del rearme como una de sus principales razones. Si quienes están “muy” o “bastante” preocupados en el campo de Sumar rozan el 78%, en Podemos el porcentaje baja al 55%.

El plan de Sumar

EL PAÍS preguntó a Sumar si hay preocupación por la división en su electorado sobre este tema y qué estrategia se va a seguir. En respuesta por escrito, un portavoz al mismo tiempo del grupo Sumar y del partido Movimiento Sumar se reafirmó en que “el plan de rearme de [Ursula] Von der Leyen” no garantiza la seguridad, por lo que la apuesta es “garantizar la inversión social”, “ampliar la noción de seguridad” y coordinar el gasto defensivo en toda la UE. “Lo haremos con debate, diálogo y acuerdo en el seno del Gobierno. Eso es lo que pide el espacio progresista”, añade.

Sumar ha tardado en encontrar su discurso no por “fallos de comunicación” o falta de “ideas” —no faltan perfiles con vasto conocimiento geopolítico, entre ellos Agustín Santos Maraver, exembajador de España ante la ONU—, sino por discrepancias internas, señala un dirigente de una de las formaciones. A su juicio, una vez encontrada la posición, en la que cree que predomina la visión de IU, toca darle “credibilidad” para que “no nos caricaturicen como ingenuos que no saben cómo funciona el mundo”. “Debemos trabajar pensando a medio-largo plazo, para estar ahí cuando quede en evidencia que todo este discurso del rearme europeo es suicida, también para populares y socialdemócratas, porque impone el marco del miedo que buscan las fuerzas más reaccionarias”, añade.

“Cartas horribles”

“El partido que lo tiene más difícil es Sumar. Su única ventaja es que no hay elecciones cerca y tiene tiempo”, explica Daniela S. Valencia, analista política y directora de la agencia Vibrante. A su juicio, el problema de conexión de Sumar con su electorado potencial en un tema tan sensible puede debilitar a la formación en el proceso de recomposición de la izquierda alternativa. No obstante, añade, esta debilidad se ve “compensada” por lo que considera una “victoria” de Yolanda Díaz: el acuerdo entre el PSOE y Sumar para que los perceptores del SMI no tributen en el IRPF.

Santiago Martínez Vares, especialista en campañas electorales y director de Rebellious Words, ve a Sumar “metido en un sándwich entre el PSOE y Podemos”. “Sus cartas son horribles. Primero, porque tiene discrepancias internas; luego, porque su electorado está dividido; y finalmente, porque compite con un PSOE que acaba ocupando mucho espacio con su discurso indefinido y con un Podemos que presiona por la izquierda”, señala. A pesar de que el electorado del PSOE tiene menor porcentaje de partidarios del rearme que el del PP, no ve en apuros a los socialistas. “Los grandes partidos del elenco de centro [en referencia al PP y al PSOE] tienen ganada la batalla del relato. La mayoría sabe que hay que reforzar la defensa, aunque desde la izquierda persistan actitudes que lo niegan, una posición que probablemente tenga algo de superficial, de boquilla”, señala.

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Sobre la firma

Ángel Munárriz
Ángel Munárriz (Cortes de la Frontera, Málaga, 1980) es periodista de la sección de Nacional de EL PAÍS. Empezó su trayectoria en El Correo de Andalucía y ha pasado por medios como Público e Infolibre, donde fue director de investigación. Colabora en el programa Hora 25, de la SER, y es autor de 'Iglesia SA', un ensayo sobre dinero y poder.
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