La crisis deja en el aire 300.000 puestos de trabajo de la hostelería en Cataluña
La mayoría de los 500 hoteles de Barcelona cesarán temporalmente en su actividad
El parón que ha impuesto la alarma sanitaria por el coronavirus ha puesto en peligro la gran mayoría de los 300.000 puestos de trabajo del sector de la hostelería en Cataluña. Los sindicatos están recibiendo un aluvión de consultas por la cadena de Expedientes de Regulación de Empleo (ERTE) que se están presentando tanto en la hostelería como en la restauración. La gran mayoría de los 500 hoteles de Barcelona, por ejemplo, se prepara para cerrar temporalmente en los próximos días. Algunos ya lo han hecho esta semana y otros cederán sus habitaciones al dispositivo sanitario.
De las 300.000 personas que trabajan en la hostelería en Cataluña, más de la mitad son empleados de hoteles y apartamentos turísticos y entre 120.000 y 150.000 lo hacen en restaurantes y bares. Un sector que representa entre un 12% y un 15% del empleo catalán, según las cifras de los sindicatos CCOO y UGT que nunca se habían enfrentado a una petición de información tan masiva de trabajadores que se han quedado en sus casas de la noche a la mañana casi literalmente. “La fotografía de cómo quedará el sector hotelero no está clara todavía porque muchos están decidiendo qué hacer”, explica Jesús Lodeiro, delegado de UGT de Hostelería.
Una decisión que también tiene que ver con la mala imagen que para algunas grandes cadenas internacionales puede suponer echar el cierre. El Arts o el Hilton, por ejemplo, han decidido no cerrar. Otros todavía lo sopesan y lo discuten con sus trabajadores, y alguna cadena, como NH, ha optado por dejar un establecimiento abierto que en el caso de la capital catalana será el Melià Sarrià.
“Se barajan distintas posibilidades: expedientes de regulación parciales, adelantar las vacaciones, hacer turnos...”, añade Lodeiro. Se trata de que algunos hoteles permanezcan abiertos para reagrupar en ellos a las personas que todavía hay hospedadas en Barcelona y también para que puedan gestionar la llegada de otras y atender las reservas que se puedan producir.
Otros todavía lo sopesan y lo discuten con sus trabajadores, y alguna cadena, como NH, ha optado por dejar un establecimiento abierto que en el caso de la capital catalana será el Melià Sarrià.
“Se barajan distintas posibilidades: expedientes de regulación parciales, adelantar las vacaciones, hacer turnos...”.
La idea de reconvertir hasta tres hoteles en hospitales de forma provisional pretende resolver el alojamiento de sanitarios que vengan de fuera y el control de enfermos que todavía no puedan ser dados de alta hospitalaria pero que no requieren de infraestructuras para su cuidado, más allá de continuar aislados. Esa fue una petición del departamento de Salud que fue atendida por el gremio hotelero, apuntan fuentes cercanas al mismo. Y no sería improbable que esos hoteles estén cerca de los complejos hospitalarios.
Los sindicatos dan por descontado que la gran mayoría de los trabajadores del sector irán a los ERTE que se tienen que tramitar en un periodo de cinco días, por causa de fuerza mayor. “El problema que se está produciendo es que las oficinas físicas están cerradas, la tramitación tiene que ser telemática y eso obliga a tener unas claves de acceso que la mayoría ignoran”, añade Paco Galván, delegado de hostelería de la Federación de Servicios de Comisiones Obreras. Ni Galván ni Lodeiro creen que la situación se arregle en 15 días por lo que suponen que el desempleo será más largo. Nadie se aventura a poner fecha pero casi todas las partes implicadas ven difícil que el sector levante cabeza antes del verano.
Sola en el Hotel Sofía
Una única ocupante en el Hotel Sofía de Barcelona. Por extraño que parezca esa fue la situación que se produjo en la noche del lunes en el establecimiento hotelero de cinco estrellas con 495 habitaciones de la Diagonal. Una mujer, de nacionalidad ucraniana, se presentó en la recepción del hotel de retorno del aeropuerto de Barcelona pidiendo una habitación para pasar la noche porque su vuelo se había anulado y no podía partir hasta el día siguiente, ayer. Se convirtió, sin saberlo, en la única huésped de un establecimiento que ya había cerrado algunas de sus áreas, como el restaurante y las cocinas. Y sus 140 trabajadores se habían ido ya a sus casas con un ERTE que afectó a toda la plantilla.
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