Los restauradores ven inviable abrir terrazas con 4,8 personas en el primer escenario de la desescalada

Bares y restaurantes de Barcelona piden ampliar sus terrazas porque consideran que será la calle el espacio más seguro

En la imagen La Rambla Catalunya con las terrazas cerrdas. Foto: Massimiliano MinocriMASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

La mayor parte de las 6.000 terrazas de bares y restaurantes de Barcelona tienen un módulo de tres meses y 12 sillas y con la limitación de la primera fase de desescalada prevista por el Gobierno en terrazas al 30% de su capacidad representa un máximo de 4,8 personas. Algo completamente “inviable” a ojos del sector que opina que la reapertura de la mayor parte de la restauración optará por la fase 3, según apunta Roger Pallarols, director del gremio de restauración. Por su parte, ...

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La mayor parte de las 6.000 terrazas de bares y restaurantes de Barcelona tienen un módulo de tres meses y 12 sillas y con la limitación de la primera fase de desescalada prevista por el Gobierno en terrazas al 30% de su capacidad representa un máximo de 4,8 personas. Algo completamente “inviable” a ojos del sector que opina que la reapertura de la mayor parte de la restauración optará por la fase 3, según apunta Roger Pallarols, director del gremio de restauración. Por su parte, 2020 será un año que se da casi por perdido en las agencias de viaje catalanes que masivamente están ofreciendo canjear los viajes contratados por bonos a un año vista.

El gremio de restauración, de hecho, ha planteado la medida inversa al Ayuntamiento de Barcelona: que los bares y restaurantes puedan ampliar sus terrazas porque consideran que será la calle el espacio más seguro para los clientes y los trabajadores. Donde se podrán mantener mejor las distancias. Las relaciones de la restauración barcelonesa con el consistorio pasaban por su etapa más crítica con las limitaciones de las terrazas y el incremento de la tasa municipal. “Creemos que ahora, si se quiere ayudar al sector, no se puede tener una actitud restrictiva”, sostiene Pallarols que se reunió con Jaume Collboni, la semana pasada, para discutir sobre la situación. Un encuentro del que el gremio dedujo que el consistorio se avenía a dos de sus reclamaciones desde que ha estallado la crisis: bonificar la tasa de terrazas de este año y modificar las ordenanzas fiscales que supusieron un fuerte incremento de las tasas.

El gremio cree que la mayor parte de los 9.000 negocios de restauración optará por reabrir en la fase tres del proceso de desescalada que es la que permitirá mayor aforo. Bares y restaurantes también plantean la necesidad de extender los ERTE más allá del final del estado de alarma de manera que el personal se pueda incorporar a sus puestos a medida que se recupere el movimiento y con ello la facturación. Los hoteleros también demandan al Estado poder prorrogar los ERTE durante seis meses más por razones de fuerza mayor porque entienden que no podrán abrir unos establecimientos -500 en Barcelona con 82.000 unidades- si no hay clientes.

Bares y restaurantes exigen al sector inmobiliario y a los propietarios que se avengan a renegociar los alquileres para no abocar a cientos de negocios al cierre porque no podrán hacer frente a los alquileres mensuales en un contexto de decrecimiento masivo de clientes. La restauración barcelonesa depende, en buena parte, del turismo internacional que se da prácticamente por perdido este año. En ese sentido, Pallarols cree que se está confundiendo reapertura con reactivación al consumo y sostiene que esta última no se conseguirá hasta que pase mínimo un año. Es decir, hasta que se recupere, en parte, el turismo internacional.

Bonos canjeables

Es un cálculo de tiempo con el que trabajan diferentes sectores y agentes, como los hoteles y las agencias de viajes que en el caso de Cataluña han ofrecido masivamente a los clientes canjear los viajes que ya tenían contratados por bonos para realizarlos el año que viene. “Este año el turismo internacional se da por prácticamente por perdido con las fronteras cerradas y muchas compañías aéreas en situación de quiebra o a la espera de ayudas económicas”, sostiene Martí Serrate, presidente de la Asociación Corporativa de Agencia de Viajes Especializadas (ACAVE). El año pasado Cataluña recibió 19 millones de turistas internacionales: “este año hay que pensar en que solo tendremos turismo nacional”.

Serrate destaca que las agencias de viaje tienen ahora un contencioso con 34 compañías aéreas que se niegan a ofertar el bono canjeable en un año: “Si las compañías aéreas se niegan, las agencias estamos obligados por ley a responder ante el cliente lo que podría suponer el fin de muchas agencias”. El turismo de los grandes cruceros está en la misma situación ofreciendo bonos con validez de un año. La crisis sanitaria del coronavirus ha afectado de pleno a un sector, el turístico, que mueve el 13% de los puestos de trabajo en Cataluña y representa el 12% del PIB catalán.

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