El PSC acoge con sorpresa y esperanza la opción de Illa
La militancia confía en aumentar aún más el crecimiento electoral que vaticinan las encuestas
La designación de Salvador Illa como candidato del PSC a la Generalitat pilló este miércoles por sorpresa a toda la militancia. Esa sorpresa se transformó al poco tiempo en esperanza de que con Illa haga posible un vuelco a las encuestas en el mes y medio que queda hasta el 14 de febrero. Solo el propio ministro y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, conocían en el partido la decisión...
La designación de Salvador Illa como candidato del PSC a la Generalitat pilló este miércoles por sorpresa a toda la militancia. Esa sorpresa se transformó al poco tiempo en esperanza de que con Illa haga posible un vuelco a las encuestas en el mes y medio que queda hasta el 14 de febrero. Solo el propio ministro y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, conocían en el partido la decisión hasta que por mañana empezaron a correr los rumores y eso provocó que se adelantara al mediodía la ejecutiva, previa al consejo nacional que aprobó la candidatura de Illa.
Miquel Iceta y Salvador Illa tienen una gran sintonía personal y política que se empezó a fraguar en noviembre de 2016, cuando fue elegido secretario de organización del PSC en contra del criterio inicial del líder del partido. En aquel congreso Iceta acabó cediendo a la presión de algunas federaciones, desistió de mantener a quien ocupaba ese cargo y desde entonces la lealtad mutua es total.
Tanto, que Illa ha aceptado ser el cabeza de cartel del PSC por petición de Pedro Sánchez y de Miquel Iceta, pero con unas candidaturas que no son las que él hubiera elaborado, porque apenas ofrecen la renovación que sí que transmite el nuevo presidenciable del PSC. La mayoría de los candidatos socialistas ya lo fueron en las elecciones de 2017 y ahora únicamente se ha producido algún retoque y alguna incorporación.
Se da la circunstancia, además, de que Illa será el candidato a la Generalitat sin dejar de ser secretario de organización del partido, y no el primer secretario, cargo que seguirá ocupando Iceta. El PSC celebró su último congreso en diciembre de 2019 y no se prevé un nuevo cónclave hasta por lo menos dentro de dos años. Ese era el momento en el que todos los cuadros y la militancia preveían que Illa se haría con las riendas del partido y sustituiría a Iceta para ser el cabeza de cartel en las elecciones catalanas que seguirán a las de este mes de febrero, pero finalmente se han precipitado los acontecimientos.
Con todo, el nombramiento de Illa ha sido aplaudido de manera casi unánime por los afiliados y dirigentes territoriales, aunque se ha incumplido el proceso democrático para la elección del candidato por el sistema de primarias, que no se han llegado a celebrar porque nadie se postuló como alternativa a Iceta. Illa ha sido nombrado a propuesta de la ejecutiva del PSC, opción prevista en los estatutos, que se reunió horas antes del consejo nacional, que avaló la elección con 233 votos a favor y 15 abstenciones.
Durante esa reunión Miquel Iceta aseguró que había decidido renunciar en favor de Illa para incrementar las opciones electorales del PSC el 14 de febrero, aunque hace apenas dos meses declaró en TV3 que él era mejor candidato que el ministro. Este miércoles, sin embargo, destacó las virtudes políticas de Illa, como su “profundo sentido institucional” y añadió que si había optado porque Illa encabezara la lista del PSC era porque deseaba que Cataluña tuviera un presidente de la Generalitat, no un candidato.
Si Miquel Iceta genera la simpatía y el apoyo en la inmensa mayoría de las federaciones como líder del partido, Salvador Illa provoca respeto por la gestión que ha hecho de la crisis del coronavirus, aunque unos meses antes de que se declarase la pandemia un grupo de militantes ya acuñaron una chapa con el lema El que digui el Salvador (Lo que diga Salvador).
”Un servidor público”
Illa intervino en el consejo nacional del PSC y se definió como “un servidor público” y por eso dijo que asumía la nominación como un acto para “ayudar a resolver problemas” si se lo pedía el partido. El candidato empleó por igual el castellano y el catalán para transmitir su mensaje, un guiño a ese electorado que no se moviliza en las elecciones autonómicas y que cuando lo hizo en 2017 fue para apoyar a Ciudadanos en un momento de máxima bipolarización tras la fallida declaración de independencia.
El panorama que dibujó Illa es que Cataluña se encuentra en un “punto crucial” en el que el elector habrá de elegir entre “miedo o esperanza, confrontación o reencuentro”, en referencia al mensaje del independentismo o al de los socialistas, aunque las formas del candidato son siempre respetuosas y no aludió a ningún partido ni ideología. Con todo, sí que advirtió que “habrá quien aprovechará para meter miedo por el virus y la economía y, si no, se inventarán conspiraciones fantasmales, problemas imaginarios”.
“Reencuentro sin venganza, volviendo al punto en el que dejamos de escucharnos”, fue otra de las ideas deslizadas por Illa, un mensaje que casa muy bien con la necesidad de “reconciliación” de la que habló Pedro Sánchez el martes, cuando sugirió que iban a indultarse a los presos del procés.