El viaje a Baleares de los microplásticos de la petroquímica de Tarragona
Una expedición de la organización Good Karma Projects investiga cómo las corrientes arrastran los polímeros mar adentro
Son pequeñas bolas gomosas, de unos cinco milímetros de tamaño. Una canica chica, flexible al tacto, pero prácticamente indestructible. Se conocen como pellets y sirven de materia base para la fabricación de un gran surtido de productos plásticos. Son polímeros con un alto potencial contaminante y se han dispersado incontroladamente por varios puntos del litoral. En La Pineda, junto al puerto de Tarragona, se han descubierto picos de hasta 90 millones de pellets.
Una investigación científica trata de verificar si estos microplásticos producidos por las industrias petroquímicas de Tarragona han alcanzado las playas de Baleares. “Hay que analizar el ADN del polímero para saber si son los mismos, pero los indicios son inapelables”, manifiesta Jordi Olaria, uno de los ingenieros al frente de la organización Good Karma Projects. La entidad ha completado esta semana una travesía en velero desde Tarragona a las islas de Mallorca y Menorca. Durante el viaje han recogido diversas muestras para tratar de verificar la presencia de microplásticos en el canal marino. Los rastreos siguieron en las costas baleares, donde descubrieron destacables acumulaciones de pellets. Los hallazgos tuvieron lugar, sobre todo, en las playas de orientación norte, como la de Sóller en Mallorca, o Cavalleria y Cala Pilar, en Menorca. “El viento dominante es el mistral, que sopla de tierra a mar y facilita la conexión entre Tarragona y las islas”, razona Olaria.
Albert Font de Rubinat, otro de los impulsores de Good Karma Projects, alerta de la magnitud del fenómeno: “Tarragona es fuente de emisiones, ya lo sabíamos, pero hallar esto en Baleares nos da idea del impacto que puede llegar a tener”. Calculan que la industria química de Tarragona produce dos millones de toneladas de pellets al año.
Good Karma Projects es una organización sin ánimo de lucro que nació vinculada al surf, con la idea de concienciar sobre la necesidad de emplear materiales más sostenibles en el proceso de fabricación de las tablas. Su propósito inicial ha virado hacia el estudio y la difusión de la contaminación marina y, en especial, sobre la acumulación de microplásticos que hay en el litoral. Cuenta con el apoyo de Surfrider Foundation, una organización internacional que ha participado en la travesía Tarragona-Mallorca porque “la problemática de los pellets es grande”, afirma Simon Witt, coordinador de las campañas ambientales de Surfrider. “Necesitamos legislación a nivel europeo, sobre este tema”, demanda.
Good Karma Projects presentó su proyecto de investigación sobre los microplásticos al Congreso nacional de medio ambiente (Conama). “El estudio desmiente la teoría y falso mito sobre la proveniencia de los pellets de plástico en las playas de Tarragona, que hasta el momento se asociaba a pérdidas en transporte marítimo, y pone el foco en el Río Francolí y sus rieras que bajan cargadas de estos microplásticos”, refieren las conclusiones. Es decir, los microplásticos no llegan a la playa desde el mar sino que hacen el trayecto inverso, con lo que su origen queda estrechamente vinculado a las industrias que los producen y los manipulan. El Ministerio para la Transición Ecológica marcó el caso como línea prioritaria de investigación y después del verano los técnicos del Centro de estudios y experimentación de obras públicas (Cedex) abordarán un estudio sobre el terreno.
Por ahora, los barridos y muestreos realizados permiten hacer afirmaciones sobre qué clase de plásticos ensucian las playas, pero no hay datos suficientes para señalar culpables: “podemos saber de qué tipo de polímeros se trata, pero no quien los ha perdido”, indican los investigadores.
Jordi Olaria y Albert Font de Rubinat coinciden en que la cadena de valor de la fabricación de estos plásticos es “muy compleja”. Los fabricantes y distribuidores de este material se ubican en las inmediaciones del polígono petroquímico de Tarragona, al lado de la cuenca del río Francolí. “Hay una gran concentración de pellets en superficie en el norte del Cap Salou. Ciertas condiciones específicas han provocado grandes acumulaciones de estos microplásticos en la playa de La Pineda”, subraya Jordi Olaria. Pere Segura, alcalde de Vila-seca, apoya la investigación impulsada por Good Karma Projects. “La industria química es muy importante para toda la región del Camp de Tarragona, pero este es un problema que nos afecta a todos”.
Máximos estánderes de seguridad
Las empresas vinculadas a la Asociación Empresarial de Tarragona (Aeqt) fabrican 20 millones de toneladas al año, lo que supone el 50% de toda la producción química española. Fuentes del sector defienden que las compañías trabajan con “los máximos estándares de seguridad” para evitar fugas de producto. Unos estándares que, próximamente, se prevé exigir a todas las empresas auxiliares que trabajan en la manipulación y el transporte de los compuestos químicos.
La Aeqt destaca que participa en el programa Operation Clean Sweep (OCS): una iniciativa que persigue evitar que los pellets vayan a parar al medioambiente. Se trata de un programa voluntario para la gestión responsable, con el fin de que se apliquen buenas prácticas de limpieza y control de los pellets y evitar fugas y vertidos.
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