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La Caixa expone el tapiz de Miró que dio origen a su imagen corporativa

La obra, que permaneció casi 40 años en la sede de la entidad, será restaurada en presencia del público

Tapiz Joan Miro
La Fundación La Caixa muestra por primera vez en cuatro décadas el tapiz que Joan Miró diseñó para la entidad en 1980.Carles Ribas

En su prolífica trayectoria artística, en la que experimentó con todo tipo de materiales y géneros, Joan Miró creó tan sólo siete tapices de grandes dimensiones, todos ellos a finales de los años 70, por encargo y para sitios concretos. Por primera vez en 40 años, con motivo de su restauración, se expondrá al publico el monumental tapiz que le encargó la Caixa, entonces Caixa de Pensions per a la Vellesa i d’Estalvis de Catalunya i Balears, del que salió la icónica estrella de cinco puntas, que se convirtió en la imagen de la entidad. “En una época en la que aún no se hablaba de identidad corporativa, encargar un proyecto de estas características a un artista como Miró, que en su obra aúna vanguardia y tradición, era absolutamente visionario”, aseguró en la presentación de la obra Elisa Durán, directora general de la Fundación la Caixa. Durán, que destacó el lenguaje evocador, sutil e imaginativo a la vez que elegante y sofisticado de Miró, incidió en el carácter universal y atemporal del tapiz, así como en el simbolismo de la paleta cromática, basada en el rojo y amarillo de Cataluña y el azul del Mediterráneo.

El tapiz de cinco metro por dos y 200 kilos de peso, se presentó el 20 de febrero de 1980 en la Casa Macaya, entonces sede la Fundación La Caixa. Entre 1981 y 1984 se expuso en el Museo de la Ciencia (el actual CosmoCaixa) y finalmente se trasladó a la sede central de la institución, en la Diagonal de Barcelona, donde en los últimos 38 años ha podido ser admirado solo por los empleados y los escasos clientes que allí se atienden. Este pasado fin de semana, por primera vez ha salido de la vitrina que lo alojó durante casi cuatro décadas, para ser instalado en CaixaFórum, donde quedará expuesto al público por lo menos dos meses. Será la primera vez en su historia que se podrá ver también la parte posterior de la obra, que se podrá rodear para disfrutarla a 360º. “Para ello retiraremos la tela original que protege el retro del tapiz”, indicó Anna Vila, conservadora científica de la Caixa, que empezó la delicada operación delante de la prensa.

Además durante las primeras cuatro semanas de permanencia en CaixaFórum, el público tendrá un incentivo añadido: asistir en vivo y en directo a la restauración de la pieza. “Pese a no estar en un espacio climáticamente controlado como un museo, el tapiz ha estado siempre encerrado en una vitrina, por lo que su estado de conservación es excelente”, aseguró Vila, subrayando que se eliminará el polvo acumulado con una micro aspiración de la superficie y se rehidratarán las fibras antes de que la sequedad las vuelva frágiles y quebradizas. Limpieza e hidratación servirán también para volver a dar brillo a los colores del tapiz, además de servir para identificar al detalle los materiales utilizados para confeccionarlo. A este propósito resultará valiosa la información recabada por los técnicos de la Fundación Miró, que en 2019 restauraron el otro tapiz del artista que se encuentra en Barcelona, tejido en 1979 con yute, cáñamo, algodón y lana. “El análisis de los materiales permitirá también diseñar las mejores estrategias de conservación y exhibición”, añadió la restauradora, que cuenta con la colaboración de la especialista en textiles, Marina Blanch. Para que el tapiz no sufra las variaciones de temperatura y humedad generadas por los visitantes, podrán acceder a la sala sólo 42 personas simultáneamente y con cita previa.

Además del de la Caixa y de la Fundación Miró, en Cataluña se conservan otros dos tapices: uno de 1972, se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Tarragona y otro pertenece a una colección privada. Los demás fueron confeccionados para el World Trade Center de Nueva York (y desapareció en el atentado de las Torres Gemelas), la National Gallery de Washington y la Fondation Maeght. A estos se añaden los sobreteixims, 32 obras de pequeño formato, entre la pintura, el collage y el tapiz, que también se produjeron en La Farinera, una antigua fábrica de Tarragona. “Para realizar este y los demás tapices, Miró que entonces tenía 77 años contó con la energía y los conocimientos de Josep Royo, que tenía 35 y la colaboración entre los dos duró desde 1969 hasta la muerte del artista en 1983″, indicó Durán, recordando también las cinco tejedoras que trabajaron con ellos y que aparecen con Miró en una de las fotos de la época que acompañan la exposición del tapiz.

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