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Chute de optimismo en un Sant Jordi que mira al cielo

Sin restricciones de aforo ni obligatoriedad de llevar mascarillas, los libreros prevén volver a la normalidad de 2019 pese a la posibilidad de lluvia

La escritora Imma Monso durante el pregón de la fiesta de Sant Jordi en el Salón de Ciento en el Ayuntamiento de Barcelona.
La escritora Imma Monso durante el pregón de la fiesta de Sant Jordi en el Salón de Ciento en el Ayuntamiento de Barcelona.©Consuelo Bautista (EL PAÍS)
Gonzalo Moncloa Allison

Sant Jordi lucha por dejar atrás la pandemia. El resultado está a la vista. La Diada recupera este sábado en Cataluña la normalidad: sin restricciones de aforo ni controles de acceso, sin la obligatoriedad de llevar mascarillas... Queda, sin embargo, un último obstáculo: la alta posibilidad de lluvia en la comunidad, aunque se espera que esta descienda a lo largo del día. El optimismo, con todo, no decae. Mayores dragones ha tenido que sortear en los últimos tiempos la cita del libro y de las rosas. Después de dos años en los que Sant Jordi tuvo que celebrarse con esperanzas moderadas, con un clima extraño, renunciando al brillo de sus lugares emblemáticos, como la Rambla, o con autores firmando en la distancia de una caseta, este año Barcelona apuesta fuerte. El Ayuntamiento ha dispuesto una superilla literaria que le da protagonismo a los viandantes, con nuevos espacios, otros que se consolidan, y un sin fin de iniciativas por parte de instituciones, entidades, museos o librerías. Las expectativas son altas.

Los lectores se acercan a las librerías de manera creciente en los últimos días, según describe Carme Ferrer, presidenta del Gremio de Libreros de Cataluña; que también ve favorable para el sector del libro el hecho de que la gran fiesta cívica catalana se celebre en pleno fin de semana. “Puede ser un Sant Jordi como en 2019″, explica con entusiasmo. El espacio dispuesto también es un aliciente. La superilla literaria equivale a “20 campos de fútbol”, según subrayó hace unas semanas Jordi Martí, teniente alcalde de Cultura en el consistorio barcelonés. Las condiciones epidemiológicas favorables hacen posible un proyecto que se pensaba implementar en el 2020, hasta que la pandemia lo suspendió todo.

El Consistorio dispondrá un perímetro de 140.000 metros cuadrados en el centro de Barcelona que cortará el tránsito de vehículos este sábado desde la Diagonal hasta Gran Via, y de Balmes a Pau Claris, con la excepción de las calles Valencia y Aragón. Habrá dos espacios diferenciados: el paseo de Gràcia quedará reservado para los profesionales de los libros y las rosas; y la Rambla de Cataluña acogerá a entidades y asociaciones. Solo en Barcelona habrá casi 300 puestos de venta de libros en espacios profesionales, según el Gremio de Libreros de Cataluña. 103 de estas paradas se encontrarán frente a librerías y 170 de ellas estarán dispuestas para firmas de autores como Eduardo Mendoza (Paseo de Gràcia con Gran Via); Lucía Lijtmaer (Paseo de Gràcia con Gran Via), o Jordi Amat (Paseo de Gràcia con Mallorca).

Las actividades han sido exponenciales desde hace unos días, y prometen extenderse más allá de Sant Jordi. Escritores como el ruso Maksim Ósipov, del que acaba de salir Piedra, papel, tijera (Libros de Asteroide, con traducción de Ricardo San Vicente), o Agustín Fernández Mallo, que recientemente ha publicado El libro de todos los amores (Seix Barral), entre otros autores, han participado de los Diálogos de Sant Jordi, que se han celebrado en bibliotecas de Barcelona del 19 al 21 de abril. Además de las tradicionales firmas, también tendrán lugar el BCN Film Fest (del 21 al 29 de abril), que en su cuarta edición presenta ocho estrenos mundiales, o el retorno del Sant Jordi Musical (23 y 24); además de otras tantas actividades y jornadas de puertas abiertas.

Imma Monsó ofreció en la víspera una oda a la lectura. La novelista y ensayista leridana, autora de Un home de paraula y La dona veloç, entre otras obras, fue la protagonista del tradicional Pregó de Sant Jordí, que se celebró en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona. Al ritmo de la palabra recuerdo, que le marcaba el paso a la memoria, la escritora describió el proceso que desde su infancia la llevó a ser lectora: la casa familiar, “donde había libros, pero no una biblioteca”, y cómo no fue hasta los 12 años que pudo ir a una, cuando descubrió la importancia que este espacio le depararía en su biografía. Pronto, comentó Monsó, las bibliotecas dieron paso a las librerías: quería que los libros fueran suyos, poder doblarlos y subrayarlos.

Consolidar los buenos números

El sector del libro y el de las rosas comparten su optimismo. El Gremio de Floristas de Cataluña asegura que volverán en cifras globales “a un Sant Jordi normal”: la previsión de venta de rosas es de seis millones de unidades, cercano a los siete millones de 2019, el año que vendieron más. No se han repetido en la Diada de este año los problemas con los países proveedores (por motivo de la pandemia), lo cual resintió su capacidad comercial en 2021, cuando solo pudieron vender entre 3,5 y 4 millones de rosas.

Este Sant Jordi también puede “consolidar” el incremento de los índices de lectura alcanzados en los dos últimos años, ha subrayado Patrici Tixis, presidente de la Cámara del Libro de Cataluña. Además, según sugieren representantes del mundo del libro, las condiciones están dadas para que las ventas sean altas y se continúe con el crecimiento visto durante el 2021.

Todavía queda el recuerdo de la bonanza que vivió el sector durante este último ejercicio, cuando las cifras de ventas superaron al prepandémico 2019 en torno al 20%, según la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, que extiende las buenas señales del Día del Libro al conjunto de España. Los buenos datos del 2021, no obstante por debajo de la situación previa a la crisis económica del 2008, cuando el sector salió castigado con una caída del 30% de la facturación, dejó también otro dato prometedor: el 74% de los libros en papel que se venden en España lo hacen a través de las librerías.

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