Los Mossos retiraron sus investigaciones del sistema informático por miedo a injerencias políticas
La unidad anticorrupción trabajó fuera de los servidores en 2020 después de que el gabinete del comisario Sallent solicitase acceso a todas las investigaciones, incluidas las confidenciales
La unidad anticorrupción de los Mossos d’Esquadra decidió en junio de 2020 operar fuera de los servidores internos de la policía catalana. La decisión se tomó después de que el gabinete del entonces comisario jefe Eduard Sallent solicitase por escrito y verbalmente acceso a todas las investigaciones, incluidas las confidenciales. La policía catalana investigaba en aquel momento, con Quim Torra (Junts) al frente de la Generalitat de Catalunya, al consejero del Interior, Miquel Buch, por la escolta de Carles Puigdemont en Bélgica. Sallent es de nuevo el jefe de los Mossos después de la destitución del máximo responsable del cuerpo en la fractura abierta en el Departamento de Interior, que dirige ERC. Este martes en el Parlament, el presidente Aragonès deberá enfrentarse a la crisis sin apoyos parlamentarios.
Los Mossos d’Esquadra tienen diversos niveles de protección interna de la información: normal, confidencial, reservada y secreta. En función del lugar de trabajo y el cargo, se tienen acceso a unas u otras. La petición por escrito, que también se comunicó verbalmente, por orden del comisario jefe, se refería “al máximo nivel”: lo que incluye también los casos judicializados y secretos. La petición supuso el final de una sucesión de desconfianzas por parte de la Comisaría General de Investigación Criminal (CGIC) de los Mossos, que temía las injerencias políticas por parte de la jefatura. Antes de que esos privilegios pudiesen utilizarse, decidieron trabajar fuera del sistema, indican fuentes de investigación de la policía catalana. Esas mismas fuentes admiten que no tienen constancia de que llegasen a usarse nunca.
Los accesos permitían conocer a las “entidades” investigadas: personas, vehículos, teléfonos móviles… y las diligencias que escribían los Mossos destinadas al juez. Fuentes policiales lo vinculan al episodio anterior de injerencias políticas, ubicado en la misma época, que ha denunciado el exjefe de investigación de los Mossos d’Esquadra, el intendente Toni Rodríguez, destituido con la llegada de ERC a Interior. En la demanda contra el Departamento por su cese, asegura que el comisario jefe Sallent pidió verbalmente, mediante terceros, los atestados de la investigación que afectaban Buch, ya parcialmente públicos, algo a lo que se negaron. El actual consejero del Interior, Joan Ignasi Elena (ERC), indicó que el comisario Sallent le negó “absolutamente” haber solicitado esos documentos.
Fuentes de la jefatura de los Mossos d’Esquadra restan importancia a la petición de máximo acceso a la información de investigación, lo desvinculan de las causas de anticorrupción, y defienden la legítima revisión de diligencias de investigación por parte de los responsables operativos del cuerpo. También niegan cualquier tipo de injerencia, ayuda o interés de entorpecer investigaciones de cualquier tipo, incluida la de Buch, para quien actualmente la Fiscalía pide seis años de prisión y 27 de inhabilitación por malversación. También recuerdan la comunicación verbal del comisario Sallent, nada más llegar a la jefatura, de quedar al margen de las investigaciones y critican la campaña de deslegitimación del actual jefe del cuerpo, que ha asumido de nuevo la máxima responsabilidad después de que el comisario Josep Maria Estela pidiese su cese a Interior, perdiese el pulso y fuese destituido el lunes.
Que la jefatura de los Mossos pueda consultar directamente informaciones confidenciales o secretas es “inusual” o “extraordinario”, coinciden diversas fuentes policiales consultadas. Aseguran que ese tipo de permisos se reducen a las personas que llevan las investigaciones de los casos y a los mandos de investigación, que luego rinden cuentas a la cúpula policial. También sostienen que en la actualidad no existe ese tipo de accesos y que tampoco se dan intromisiones de ningún tipo en su trabajo diario. Un escenario que se repite en los servicios de información de la policía catalana, donde se manejan informaciones delicadas, e igualmente aseguran que trabajan libremente y sin injerencias.
La independencia de los Mossos está en el centro del debate después de que EL PAÍS desvelase una fractura en la cúpula elegida por el consejero Elena hace menos de un año. En junio, quien hasta el lunes fue comisario jefe de los Mossos, Josep Maria Estela, pidió el cese de quien entonces era su segundo, el comisario Sallent, entre quejas de injerencias políticas y deslealtades. El Departamento de Interior mostró su apoyo incondicional al comisario Sallent, apeló al trabajo en equipo y rebajó la crisis abierta. Pero el viernes, la incapacidad de pactar la lista de los nuevos comisarios rompió definitivamente las relaciones entre el Departamento y el comisario jefe. Y el lunes, el consejero de Interior destituyó a Estela. Este, en su carta de despedida al cuerpo, reivindicó la “máxima y radical neutralidad política”.
Disputas internas
Sallent ha asumido de nuevo las funciones de comisario jefe del cuerpo envuelto en la polémica. A las disputas internas, se suman las graves acusaciones vertidas por el exconsejero del Interior Miquel Sàmper (Junts), que lo cesó del cargo en 2021 para restituir al mayor Josep Lluís Trapero. Sàmper aseguró, en declaraciones a Rac1, que había mandos de Mossos que “obstruían” investigaciones policiales. Y criticó la designación de Eduard Sallent al frente de los Mossos d’Esquadra, en la etapa de Miquel Buch (Junts): ascendiendo el mismo día a comisario y a jefe de los Mossos. Trapero fue cesado por Elena (ERC) en diciembre, y substituido por una cúpula coral, con Sallent de segundo y ahora como máximo jefe de nuevo. El galimatías de nombres y jefes en la policía catalana se arrastra desde 2017, con siete jefes en cinco años, y una situación de inestabilidad agravada por la actual crisis abierta en el Departamento.
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