La libertina Manon, símbolo de la mujer fatal, irrumpe en el Liceo
El Teatro de La Rambla presenta la ópera de Jules Massenet con aroma de musical de la mano de Nadine Sierra y Michael Fabiano
El Gran Teatre del Liceu estrena este jueves Manon, del compositor Jules Massenet, la ópera sobre una joven sensual y transgresora, símbolo de la mujer fatal, rendida al lujo y a la frivolidad que acaba sucumbiendo y perdiendo la vida en brazos de su amante. Dirigida por el director de orquesta Marc Minkowski, que ya estuvo al frente de la orquesta la temporada pasada con la trilogía de Da Ponte, los norteamericanos Nadine Sierra (Manon Lescaut) y Michael Fabiano (el caballero Des Grieux) copan los roles principales. La soprano, omnipresente en todos los actos, cautivó al público en el ensayo del lunes en su interpretación de Manon, una símbolo de una mujer fatal pero que a la vez, subrayó Minkowski, es un juguete roto.
Con las luces de neón como telón de fondo, la producción de Olivier Py, realizada por la Opera cómica de París en colaboración con la de Ginebra, tiene en determinados momentos “cierto aire de musical” en palabras de Víctor García del Moral, director artístico del Liceo. “Hay veces que no sabes si estás en West Syde Story o en Manon”, afirma sobre la puesta en escena de la que asegura que ha respetado, aunque la actualiza, la dramaturgia. “Manon es sinónimo de perdición y de femme fatal pero también de la misoginia del siglo XIX”. La obra, que se representará en 11 funciones, estará en cartel desde este jueves hasta el 3 de mayo.
El abad Antoine Prebost escribió esta historia en el siglo XVIII sobre Manon, que parece, según el podcast del Liceu, que tenía ciertos tintes autobiográficos: el escritor ingresó en una orden benedictina pero renunció a ella después alegando que hizo un juramento falso. Después, conoció a una mujer holandesa de la que se enamoró y acabó arruinado. En la obra, la familia quiere que Manon ingrese en un convento para ponerla a raya pero se enamora de Des Grieux al que acaba abandonando por una tentadora propuesta, inducida por el padre de él, para acabar viviendo en el lujo como una popular cortesana. Los dos amantes vuelven a reencontrarse al final: el amor triunfa pero ella muere.
Massenet pero también Pucini, por ejemplo, entre otros, se sintieron seducidos por el personaje de Manon. El francés sitúa su ópera en el siglo XIX y esta producción apuesta por las luces de neón que iluminan un barrio rojo y cierta ambientación sórdida con, por ejemplo, bailarinas en toples que se pasean sobre otros que caminan a gatas. Hay momentos cómicos como cuando bailarines simulan boxear en medio del minué o como cuando Manon se mueve sensualmente con la máscara de una calavera. Todo eso contrasta con la escena final donde con el gris del convento donde Des Grieux llora su desamor o el fondo azul estrellado en el que desliza en un barco en el que Manon podría ir al exilio. Eso pasará en la ópera de Puccini pero no en la de Massenet donde, muy enferma, no logra sobrevivir.
“Manon acaba siendo un juguete roto en un mundo muy duro. Es una obra maestra en el repertorio lírico. No se representa tanto como se merecería. Y es la apoteosis de la sensualidad del arte francés”, dice Minkowski, que ha acelerado su recuperación -se lesionó un hombre- para dirigir la orquesta. Tras seducir al público del Liceo la temporada pasada con Lucía de Lammermoor, Sierra dijo que ya interpretó a Manon en Lyon antes de que el mundo se parara -en alusión a la pandemia- y que agradece esta segunda oportunidad. “Esta ópera va de que la vida no sirve de nada si se ha vivido sin amor. Pero ella se da cuenta demasiado tarde”, afirma señalando que la acústica del Liceo le parece “deliciosa”.
El Liceu quiere dedicar la función a Victoria de los Ángeles, considerada como una de las sopranos de toda la historia que mejor interpretó a Manon. Fabiano, muy amigo de Sierra, actuó también en Tosca y regresa al teatro de La Rambla tras la renuncia del tenor Camarena a interpretar al caballero Des Grieux. Comprensivo, Fabiano mostró complicidad con el mexicano. “Siento mucho respeto por él. Es un tenor excepcional. Hay que respetar a los cantantes. Tenemos dos músculos y no 500″, dijo en referencia a las cuerdas vocales. “Y si nos equivocamos ponemos en riesgo nuestra carrera”.
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