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Cataluña empieza a ver el final del túnel de la gran sequía tras las lluvias de junio

El Govern cree que se ha esquivado el escenario “más catastrofista” para este verano y se aleja el riesgo de restricciones duras

Sequia Cataluña
El pantano de Sau, que gracias a las lluvias de las últimas semanas ha alcanzado el 31% de su capacidad.Albert Garcia

Si mayo fue el mes que supuso el inicio del fin de la gran sequía de 2008 en Cataluña, el mes de junio de 2023 ha sido el revulsivo que ha roto la tendencia del periodo más largo con falta de lluvias del siglo. Desde el Govern dan por salvado el escenario más catastrofista para este verano del que se había alertado en marzo, cuando las reservas se situaron al 25% y se declaró el estado de excepcionalidad, la fase previa al de emergencia, cuando se aplican cortes de agua domésticos. Las intensas y repetidas lluvias caídas a lo largo de este junio en las cabeceras de los ríos han aumentado las reservas de agua del sistema Ter-Llobregat un 6% durante un período en el que acostumbran a bajar. Lo que aleja el escenario de emergencia que el Govern preveía declarar a finales de verano, y que ahora quedará aplazada, como mínimo, “semanas o meses”, dependiendo de los consumos y lluvias de este verano, advierten fuentes del Govern.

Los peores temores del Govern se han alejado, reconocen desde la Agencia Catalana del Agua (ACA), el máximo órgano en gestión de agua de la Generalitat, cuando menos se esperaba: en junio, un mes generalmente seco y en el que las reservas acumuladas en febrero, marzo y abril (este año extremadamente seco) empiezan a caer. Así, la lógica apuntaba a que la extrema falta de lluvias se mantuviera y se llegara a una situación muy comprometida ya a principios de verano. Pero no ha sido así.

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El pantano de Sau, el 15 de marzo y el 30 de junio. Gianluca Battista / Albert Garcia

Fuentes de la ACA, insisten en que las lluvias caídas en junio, que en algunos puntos han llegado a acumular hasta 100 litros por metro cuadrado en pocas horas, no resuelven la peor sequía que vive Cataluña desde que hay registros (1905), pero sin duda alejan los escenarios más pesimistas. Así, se cree que queda garantizado un verano “relativamente normal”, aunque advierten de que dependerá también de que los consumos de agua no se disparen. Con todo, las previsiones estacionales para julio, agosto y septiembre del Servicio Meteorológico de Catalunya (Meteocat) prevén un trimestre con lluvias por encima de la media.

Rosa Pruna, ganadera y presidenta de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), admite que las últimas precipitaciones “han venido bien” para los árboles frutales que eran los grandes perjudicados con la sequía. “Por otro lado, nunca habíamos visto lluvias así en un mes de junio y este agua perjudica la recogida del cereal. Con la falta de lluvia creció muy poco el trigo y ahora que hay que recogerlo se moja y puede llenarse de hongos”, lamenta Pruna. La ganadera mantiene que las lluvias son desiguales en toda Cataluña y hay zonas “como el Penedès” donde la falta de agua está afectando a la viña.

Pere Roqué es agricultor y presidente de Asaja en Lleida: “Estamos muy esperanzados con estas últimas lluvias. En abril se decidió cerrar al riego los canales y desde entonces los frutales solo han sido regados dos veces. La próxima semana tenemos la tercera. Si la crecida de agua en los pantanos nos permiten cinco o seis riegos más no solo habremos salvado los árboles sino parte de la cosecha. Perderemos mucho menos dinero del que pensábamos”. Pocas horas después de pronunciar estas palabras, la Confederación Hidrográfica del Ebro anunció este jueves un aumento del agua para regadíos con 50 hectómetros cúbicos para el canal de Urgell y 15 hectómetros cúbicos adicionales para abastecimientos.

Vegetación en el pantano de Sau, este viernes: una imagen en color verde que no se veía desde hacía semanas en este embalse de Cataluña.
Vegetación en el pantano de Sau, este viernes: una imagen en color verde que no se veía desde hacía semanas en este embalse de Cataluña.Albert Garcia

A principios de mayo, los agricultores que se nutren del canal de Urgell daban por perdida la cosecha y aseguraban que se perderían 164 millones de euros. Si, además, no se proporcionaba agua a los frutales y se morían los árboles las pérdidas estaban valoradas en 764 millones solo en los árboles del canal de Urgell. El presidente de la Comunidad de Regantes de los Canals d’Urgell, Amadeu Ros, asegura ahora que las previsiones no se cumplirán. “Las lluvias han salvado los árboles. Es posible que salvemos buena parte de la cosecha”, mantiene.

Si se cumplen las previsiones meteorológicas del próximo trimestre y no hay un desfase de consumos se podría llegar a final de verano con un volumen de agua embalsada igual o superior al de ahora (30%). Un enorme respiro teniendo en cuenta que las previsiones que el Govern manejaba en marzo eran que están podrían situarse por debajo del 17%, momento en el que se declararía la situación de emergencia y los cortes de agua.

Está previsto que el próximo martes, tras la reunión semanal del Govern, la portavoz del Govern, Patricia Plaja, y el director de la ACA, Samuel Reyes, den cuenta de la actualización de los datos. No se prevé, sin embargo, ningún cambio en la fase de declaración de la sequía pese a que las reservas se sitúan a día de hoy un 5% por encima de la barrera del 25%, la que marca la fase de alerta; ni que se relajen limitaciones de consumo (como levantar el veto total a regar jardines o disminuir la restricción del riego del 40% al 25%). Esta decisión no se tomará, explican desde la ACA, hasta que los volúmenes estén claramente estabilizados. Y añaden que la escasez de agua en al comunidad no se podrá dar por superada hasta que se alcanzan un 60% de reservas, un escenario todavía muy lejano. Tampoco está previsto que la desaladora de El Prat, a máximo funcionamiento desde hace un año, reduzca su ritmo de producción.

Las últimas lluvias que han caído en de junio, además, han sido mucho más efectivas de las que ya cayeron en mayo. Los alrededores de embalses y ríos vuelven a estar verdes, con el terreno húmedo. Esto es así gracias a que las lluvias de mayo lograron humedecer un terreno sediento y ahora el agua caída del cielo llega con más facilidad a los ríos, que han aumentado significativamente su caudal y hacen llegar más agua a los principales embalses. El caudal del Ter, que abastece los embalses de Sau y Susqueda (los dos con mayor capacidad) se ha llegado a disparar por momentos hasta los 150 metros cúbicos por segundo durante algunos episodios de lluvia. Así, los volúmenes que bajan desde hace semanas, independientemente de que ese día llueva o no, triplican en algunas zonas a los que había a principios de mayo. Eso supone que el caudal aumenté con mucha más facilidad cuando cae agua. También ha aumentado el caudal del Llobregat, que abastece el embalse de Baells.

La recuperación durante las últimas semanas es muy visible en el pantano de Sau. El embalse, cuya agua fue trasvasada al vecino Susqueda para evitar que se pudriera, ha pasado del 6% de principios de mayo al 31,4% actual. Ya supera incluso en porcentaje al de Susqueda (29,5%). Las ruinas del pueblo hace décadas sepultado tras la construcción de la presa se han vuelto a cubrir de agua estos días y ahora solo queda al descubierto su iglesia románica.

En comparación con las cuencas hidrográficas de la Península, la catalana ha sido una de las que más se ha beneficiado de las borrascas de junio. En mayo el sistema hidrográfico de las cuencas internas era el segundo con un volumen menor de agua embalsada solo por detrás del Guadalquivir (hoy al 23,6%). Ahora, el catalán ha pasado a ser el cuarto (también por encima del Guadiana y del Guadalete-Barbate). Aunque todavía se sitúa muy por debajo que la media española (47%).

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