La mejor biblioteca pública del mundo está en Barcelona y se llama García Márquez

La biblioteca Gabriel García Márquez, en el distrito de Sant Martí de Barcelona, ha ganado el premio internacional a la Mejor Biblioteca Pública nueva de 2023. El anuncio se ha hecho este lunes a primera hora de la tarde en la ciudad holandesa de Róterdam, durante el Congreso Mundial de Bibliotecas e Información organizado por la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA en sus siglas en inglés). El equipamiento se ha impuesto a nuevas bibliotecas de las ciudades de Krsko (Eslovenia), Parramatta (Australia) y Shanghái (China). El premio se ha conocido a poco antes de las 16 horas y minutos después se ha anunciado por la megafonía del edificio, rompiendo el silencio que regala leer, y con aplausos de los usuarios como respuesta. En una celebración contenida, se han descorchado algunas botellas de cava, pero la fiesta grande queda para cuando la directora vuelva de Holanda y el resto del equipo de vacaciones. “Estamos muy contentos porque, además del edificio, es un reconocimiento a nuestro trabajo y a un proyecto que es muy querido”, celebra Pilar Banasco, del equipo técnico, que está de vacaciones pero se ha acercado hasta la biblio.

Abierta en mayo de 2022, la García Márquez se ha convertido en un exitoso equipamiento para el popular barrio de Sant Martí de Provençals. Llega a atraer a más de mil visitantes diarios y su directora, Neus Castellano, contaba en junio a la televisión de la ciudad, Betevé, que le hizo especial ilusión el día que un vecino se desplazó hasta Sant Martí para leer un libro tomado de préstamo de otra biblioteca de la ciudad. El atractivo del equipamiento ha trascendido, ya la han llamado “el Guggenheim de La Verneda” [en alusión al barrio vecino] y, redes sociales mediante, no es difícil ver turistas (respetuosos, eso sí) en su interior. También se ha debatido en redes sobre si gentrificará su entorno. Esta tarde una visitante japonesa leía tumbada en una hamaca mientras su pareja contemplaba el espacio desde una butaca. A pocos metros, otra visitante hacía fotos al busto de García Márquez que preside un espacio dedicado a contar la trascendencia del escritor y premio Nobel (1982) que vivió ocho años en Barcelona.

Para otorgar el premio, el jurado ha valorado cuestiones como la interacción del equipamiento con su entorno y la cultura local, la calidad arquitectónica del edificio, la flexibilidad de los espacios y servicios, la sostenibilidad, el compromiso con el aprendizaje y la conexión social, la digitalización de servicios y el cumplimiento de objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas. El comisionado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Marcé, ha recordado que la ciudad inició hace tres décadas un proceso de creación de bibliotecas “que se ha convertido en emblemático a nivel internacional” y ha recordado que la García Márquez es la número 40 de la red municipal. “El reconocimiento es una muestra de la aceptación y admiración del modelo bibliotecario de la ciudad, desarrollado por el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona”.

Ubicado en una esquina de la misma manzana donde hay una comisaría de Policía, el edificio donde mandan grandes cristaleras, madera y el color blanco, lo firman los arquitectos Elena Orte y Guillermo Sevillano (Suma Arquitectura). Se levanta sobre un podio, con volúmenes que evocan pilas de libros y se estructura en torno a una escalera central. Con espacios por los que se cuela la luz y se ven los árboles que la rodean, la García Márquez, está especializada en literatura latinoamericana y llama la atención por lo acogedores que son sus espacios: butacas, sillones colgantes, la citada hamaca, pufs, cojines y gradas de madera en la zona infantil. Con 4.000 metros cuadrados, la sensación de amplitud es mayor en el interior que en el exterior. Y facilita crear puntos de mayor o menor intimidad gracias a espacios con cortinas.

Los usos en el equipamiento se organizan por sus cinco plantas: sociales y comunitarios en la planta inferior (un patio, un auditorio, salas y un estudio de radio, Radio Macondo); la colección y espacios que facilitan la lectura en las primeras dos; el espacio infantil y juvenil en la tercera; y la última está destinada a quienes buscan mayor concentración. La biblioteca que lleva el nombre de Gabriel García Márquez también ganó este año el premio Ciutat de Barcelona de Arquitectura.

A partir de las cinco de la tarde, el silencio se ha roto definitivamente, por lo menos en la planta de la calle, cuando muchos usuarios felicitaban a las bibliotecarias con sonoros besos y abrazos por el premio. Jordi Triguero, de 63 años y veterano usuario de esta y otras biblios, recordaba “la antigua biblioteca, que era como un piso grande” y celebra la nueva, que le recuerda, dice, “la de Tromso, en Noruega, pero más moderna”. La utiliza a menudo, asegura, como Rita Pau, que declara que acude con su hija a leer cuentos: “Es lo único bonito que tenemos en el barrio”, apunta sobre una biblioteca que forma parte de lo que el sociólogo Eric Klinenberg llamó “Palacios del pueblo”: Equipamientos o espacios públicos que además de funciones específicas (cultura, salud, educación, ocio...) son infraestructuras de proximidad y de cohesión social.

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