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Los ‘otros’ otros catalanes: los inmigrantes sustentan la recuperación del empleo y ya son el 26% de los ocupados

Un informe de CC OO sobre el impacto de la población extranjera en el mercado de trabajo muestra que los trabajadores de origen foráneo tienen un nivel de estudios similar al de los locales, pero sufren mucha más precariedad: 160.000 están en situación irregular

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Una camarera en una terraza del paseo de Gràcia de Barcelona, en una imagen de archivo.LUIS SEVILLANO

En los años sesenta, el escritor y periodista Paco Candel publicó Els altres catalans [Los otros catalanes], un análisis del impacto de la inmigración en Cataluña. En aquella época eran originarios de otras provincias de España, se les llamaba despectivamente txarnegos y tuvieron un papel muy relevante en el desarrollo de la economía catalana. Las oleadas de migración del siglo XXI componen unos nuevos otros catalanes, y su rol en la economía es igualmente relevante. CC OO ha presentado este martes un informe muy detallado sobre el impacto de la población de origen extranjero en el mercado de trabajo en Cataluña y su presencia en el propio sindicato. No ocultan su objetivo: contrarrestar los bulos de la extrema derecha. Y las conclusiones del estudio son claras: si se ha revitalizado el mercado de trabajo catalán en los últimos años ha sido gracias a la llegada de estos migrantes, que representan ya el 26% de los ocupados. Sin embargo, y pese a que los recién llegados ahora muestran un nivel de estudios similar al que tienen los autóctonos, los inmigrantes ocupan los puestos de trabajo más precarios, tienen los salarios más bajos, abundan entre ellos los contratos temporales y las jornadas a tiempo parcial no deseadas, y también sufren las mayores situaciones de irregularidad: unas 160.000 personas están en situación irregular aunque estén ocupadas, y por lo tanto trabajan sin contrato, sin cotizar, sin asegurar y en la economía sumergida.

El peso de los extranjeros en el mercado de trabajo empieza por la demografía. Cataluña, como España, sufre un envejecimiento demográfico con proyecciones muy preocupantes: en 2050 los mayores de 65 años serán más del 30%. Pero la población de Cataluña ha ido creciendo, pasando de los 6,2 millones a principios de siglo a los actuales 7,8 millones. Esto solo se explica por la llegada de inmigrantes: en el año 2000 representaban el 4% de la población y ahora representan el 21,2%, una tendencia creciente que solo se pausó durante la crisis financiera. La gran mayoría de estas personas vienen en edad de trabajar (la población potencialmente activa, entre 16 y 65 años). Entre 2010 y 2023 el aumento de los nacidos en Cataluña en esta franja de edad fue de 22.700 personas, mientras que en el mismo periodo 375.000 personas venidas de fuera engrosaron el volumen de población que puede trabajar. Estos se establecen aquí más ahora que hace unos años: según la Encuesta de Población Activa (EPA), la media de años de residencia en el país el año pasado era de 15 años (en 2003 era de solo 6,8 años).

Y todo ello tiene un impacto en el mercado de trabajo: de los cerca de 800.000 nuevos afiliados a la Seguridad Social entre 2013 y 2023, uno de cada tres eran extranjeros. Así, el porcentaje de afiliados extranjeros sobre el total ha pasado del 12,5% al 17,1%. En cuanto al porcentaje de extranjeros que tienen trabajo, ha pasado del 19% en 2010 al 26,3% el año pasado. La tasa de empleo (la proporción entre ocupados y población activa) es del 66% en los extranjeros, y del 53,7% en los locales. Los inmigrantes, pues, vienen a buscar trabajo y además lo encuentran. “Estos datos desmontan buena parte del ideario de la extrema derecha. Si no fuese por las personas migradas probablemente no hubiésemos podido hacerle frente a la recuperación tras la pandemia. Este país ha sido capaz de crecer más que los países de su entorno gracias a la población de origen extranjero”, ha dicho el secretario general de CC OO en Cataluña, Javier Pacheco.

Pero el informe también pone de relieve que los trabajadores de origen extranjero asumen la peor parte del mercado de trabajo, trabajando ahí donde los locales no quieren. La rama de actividad donde hay más extranjeros (un 71,3%) es trabajo en el hogar, seguido de hostelería (59,9%), actividades administrativas y servicios auxiliares (42,1%), construcción (38,6%) y agricultura, ganadería y pesca (35%). También se ve por el tipo de cargo que asumen: mucho más en ocupaciones elementales que en puestos directivos. Y además, aunque hayan contribuido a la recuperación del empleo, también en proporción sufren más tasa de paro: el 40% de la población de origen extranjero está activa pero desempleada (con una proporción mucho mayor entre los que no vienen de países de la UE). Los datos también muestran una importante brecha salarial: la media del sueldo de una persona nacida en España es de 27.053 euros anuales, mientras que la de los nacidos en el extranjero es de 18.439 euros. Los inmigrantes también son los que tienen una tasa de temporalidad mayor (18% frente al 11,6%) y de parcialidad involuntaria (38,9% frente al 22,2% de los locales).

“La gente viene formada, cualificada y huyendo de conflictos a ganarse la vida, y terminan en puestos precarios o en la economía sumergida, que se ha normalizado. Es muy importante que se hagan políticas de inserción para las personas migrantes, y es imprescindible darle la vuelta a la ley de extranjería, abriendo las puertas de la acogida. Porque el debate no es inmigración sí o no, sino cómo somos capaces de establecer las reglas de la participación de estos trabajadores que necesitamos”, ha expresado Pacheco, quien también se ha puesto deberes en el propio sindicato: aunque la afiliación sindical entre las personas extranjeras ha subido hasta un 11,3% del total, los representantes sindicales de origen extranjero solo representan el 8,9%.

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