La unión de las líneas de Ferrocarrils obliga a cortar la calle Urgell de Barcelona durante un año a partir del 20 de enero
El Ayuntamiento desviará a 50.000 vehículos a diario por calles aledañas
Las obras de ampliación la línea 8 de los Ferrocarrils de la Generalitat de Cataluña avanzan a buen ritmo. Ayuntamiento de Barcelona y Generalitat han anunciado este miércoles que el próximo 2025 la calle Comte d’Urgell quedará cortada al tráfico en dos tramos durante todo un año para construir las futuras estaciones. Hace justo un año comenzaron las obras para unir la línea Llobregat-Anoia (que finaliza en la plaza Espanya) con la línea del Vallès (en el paseo de Gràcia). La unión de las dos líneas no se materializará, como pronto, hasta 2029 -de hecho la tuneladora no entrará en funcionamiento hasta 2026-, pero los trabajos para construir las estaciones provocarán ruido y muchas molestias durante años. Si hace unos meses los vecinos de Consell de Cent comprobaban como las pantallas acústicas, de seis metros de altura, tapaban la luz de sus comercios y viviendas, en enero será el turno de los vecinos de Comte d’Urgell.
Para realizar la unión de la línea de tranvía primero hay que abrir las estaciones. Una vez agujereados estos pozos hasta 82 metros de profundidad, la tuneladora irá atravesando cada uno de ellos y unirá un punto con otro. A principios de este 2025, las hidrofresas, máquinas que construyen las pantallas con las que se diseña el pozo de las estaciones, comenzarán a trabajar en dos tramos diferentes. El primero para construir la futura estación de Hospital Clínic y el segundo, para la estación Francesc Macià.
Para construir la estación Hospital Clínic se cortará al tráfico la intersección de Comte d’Urgell con Roselló. La noche del próximo 19 de enero en la calle quedará prohibido el tráfico entre Còrsega y Rosselló. Este corte durará todo un año. El corte de la estación de Francesc Macià se realizará el 23 de febrero. Afectará al tramo de Comte d’Urgell, entre la calle Buenos Aires y la plaza Francesc Macià, y también se extenderá durante doce meses.
El paso de peatones en ambos puntos está garantizado aunque estas zonas no regresarán a la normalidad absoluta hasta que finalicen las obras dentro de cinco años. Las administraciones se enfrentan ahora a dos grandes desafíos: por un lado, qué hacer con los 50.000 vehículos diarios a los que afectan los dos cortes de tráfico y, por otro, cómo intentar que los vecinos sufran las molestias acústicas de las obras lo mínimo posible.
El Consistorio admite que no hay ninguna calle que pueda asumir 50.000 vehículos más de golpe sin llegar al colapso por lo que el objetivo del Ayuntamiento es diseminar coches por las calles aledañas. Por un lado, el Ayuntamiento entiende que puede utilizar la calle Numancia para desviar 18.000 coches diarios que entran por la Diagonal y giran por Urgell. En la avenida Josep Tarradellas se habilitará un nuevo carril de bajada que también asumirá centenares de coches. Para los 32.000 vehículos que suben Urgell realizarán varios desvíos. Los que suben por Sant Antoni acabarán desviados por la calle Roselló (que sufrirá un cambio de sentido) hasta Calàbria. Los coches que llegan a Urgell por la calle Aragó se les desviará por Casanova o Aribau. Todas estas calles verán incrementado, y mucho, el volumen de vehículos actual.
Respecto a las molestias acústicas, el Ayuntamiento a contabilizado que las obras afectarán a 100.000 personas y 8.000 comercios sometidos a una presión acústica que solo disminuirá por la noche. El Departamento de Territori colocará barreras arquitectónicas de tres metros de altura (en Consell de Cent eran de seis metros) en las zonas próximas a los edificios mientras que las máquinas perforadores estarán rodeadas por otras pantallas de cerca de seis metros. Aún así, el ruido será inevitable hasta que comience a trabajar la tuneladora a 82 metros de profundidad. Entonces, Territori asegura que no se percibirá el ruido desde el exterior.
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