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Las bicis avanzan en las tres capitales valencianas con carriles propios

Valencia concluirá su segundo anillo de la red ciclista, Alicante empieza a remodelar su bulevar central y Castellón ganará en calidad y seguridad

Un ciclista local se cruza con un grupo de turistas que hacen su ruta por la plaza del Ayuntamiento de Valencia en bici.
Un ciclista local se cruza con un grupo de turistas que hacen su ruta por la plaza del Ayuntamiento de Valencia en bici.Monica Torres (EL PAÍS)

En España todavía no hay una Copenhague o una Rotterdam, ciudades donde los desplazamientos en bici son mayoritarios, pero muchas capitales españolas van dando pasos en esa dirección. Valencia apostó en 2015 por un modelo sostenible, que reducía el espacio al coche, y hoy tiene una red de carriles bici interconectados de 167 kilómetros, además de prioridad ciclista en la mayoría de sus vías, ha recordado este viernes su alcalde, Joan Ribó, en su visita a Ciclosferia, el primer certamen de ciclismo urbano que se celebra en la capital y que permanecerá abierto todo el fin de semana en el Tinglado 2 del puerto. “Hace unos años, en Valencia, los que pedaleaban lo hacían por ocio o deporte; ahora lo hacen para ir al trabajo, en traje, con tacones...; y también para llevar a los niños al colegio. Es un indicador claro”, manifestó el primer edil.

Uno de los hitos que han contribuido a la explosión del ciclismo urbano en Valencia fue la puesta en marcha en 2017 del anillo que bordea el casco histórico de la ciudad. “A diario 8.500 personas circulan por esta ronda frente a las 2.000 de media que la empleaban hace solo dos años y medio”, destacó el Gobierno local en el quinto aniversario del anillo en marzo pasado. Además, en avenidas tradicionalmente colonizadas por los coches, como la avenida del Puerto, el tráfico sostenible se ha incrementado conforme se abría espacio a bicis y patinetes.

Ahora hay menos contaminación y menos ruido, asegura el Ayuntamiento, que sigue planificando nuevos carriles. De hecho, entre 2022 y 2023, añadirá otros 17 kilómetros de viales exclusivos para bicis y VMP, incluido un segundo anillo que conectará los de Primado Reig y Maestro Rodrigo, ya existentes, con los nuevos de Rector Peset, General Avilés, Pérez Galdós y Cardenal Benlloch.

No hay secretos para promover los desplazamientos en bicicleta en una ciudad: una red amplia, bien conectada y segura, resumía el alcalde, que ayer incidió en un estudio realizado por la Organización de Consumidores Españoles (OCU) que, tras estudiar 13 ciudades españolas, colocaba a Valencia entre las tres mejores.

Pero no todas las capitales avanzan a la misma velocidad. “España está verde todavía a la hora de facilitar el uso de la bicicleta”, opina Rafa Vidiella, director de Ciclosfera, una publicación especializada con 10 años de vida, y promotor del evento ferial. “Hay que humanizar las ciudades, pacificarlas, pero no solo para los ciclistas sino para los peatones, el comercio de proximidad, para todos... La teoría dice que se construyan ciudades donde pueda moverse con seguridad un niño de siete años o un adulto de 87″, apunta. “Creo que la gente cada vez ve el uso de la bicicleta como una solución a problemas gordos como la contaminación de las ciudades o la pérdida de espacio público. Hasta la economía la favorece porque ahora mismo la gasolina y la electricidad se han encarecido”, apostilla el artífice de Ciclosferia.

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, conduce una bici en la feria de ciclismo urbano que abrió este viernes sus puertas en el Tinglado 2 del puerto.
El alcalde de Valencia, Joan Ribó, conduce una bici en la feria de ciclismo urbano que abrió este viernes sus puertas en el Tinglado 2 del puerto.Mao

Barcelona, Valencia, San Sebastián, Sevilla... son capitales adaptadas al ciclismo urbano, en opinión de Vidiella mientras que el “gran agujero negro” es Madrid. “Las cuestas o las distancias son una excusa desde que hay bicicleta eléctrica”, subraya, “Madrid se puede recorrer perfectamente en bicicleta y se tarda menos, es más saludable y divertido. Si la gente buscara para moverse en coche tantas excusas como para desplazarse en bici, nadie iría en coche”, concluye.

En Alicante, donde la red no ha crecido a la misma velocidad, la insistencia de los responsables de la Oficina de la Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), situada a unos seis kilómetros del centro de Alicante, en la salida hacia Elche y Santa Pola, reveló todo un mundo de posibilidades para desplazarse de forma sostenible por la ciudad. Ahora, un carril para peatones, bicis o patinetes costea la carretera y se ha convertido en “un paseo muy agradable, a pesar del tráfico rodado”, cuya velocidad se ha reducido a 50 kilómetros por hora en este tramo junto al mar, que permite visitar el parque de El Palmeral de San Gabriel, comenta el coordinador de la Plataforma de Movilidad Sostenible de L’Alacantí, Iñaki Malluguiza. Ahora falta adecuar la salida opuesta, hacia el norte. “Es el mayor punto negro que hay que solucionar”, señala Malluguiza, “la conexión entre el Postiguet”, el arenal de Alicante, y la playa de la Albufereta, una vía verde que reutilizará el antiguo trazado ferroviario del TRAM, que bordea la costa y que, según anuncia la Consejería de Obras Públicas, saldrá a licitación este mes de mayo.

Alicante “es una ciudad con muchas condiciones” para el ciclismo urbano “por el clima, por su razonable tamaño” y porque “hay formas de evitar las cuestas” que, inevitablemente, conducen el trazado urbano hasta el mar. Pese a que “falta mucha inversión en infraestructuras”, reconoce Malluguiza, los usuarios de la bicicleta generan “un 1,5% de los desplazamientos” en la ciudad, asegura, que se aprovechan de un trazado de “carriles bici, pistas bici, sendas ciclables o ciclo-calles” que se extiende por “unos 200 kilómetros”, según las cuentas del Ayuntamiento.

Los últimos itinerarios son periféricos y se inscriben dentro de las vías que conducen hacia las playas, como la Avenida de Dénia, la Gran Vía o la Vía Parque. Pronto, tal como avanzó el concejal de Infraestructuras, José Ramón González, se unirá uno de los nervios centrales del centro alicantino, con la “mejora de la movilidad peatonal” de tres avenidas consecutivas, General Marvá, Paseo de Soto y Doctor Gadea, que unen las escaleras del instituto Jorge Juan con la Explanada, pasando por la Plaza de Luceros. Uno de los tramos se acaba de adjudicar por 2,8 millones de euros y, en un plazo de ocho meses, comenzará a “ampliar aceras y reducir los carriles de circulación” y creará “carriles bici adyacentes a ambos lados del bulevar central”.

Un ciclista en uno de los carriles bici de Castellón.
Un ciclista en uno de los carriles bici de Castellón.

Conexión con los polígonos

En Castellón, los últimos datos recogidos en el Barómetro de la Bicicleta del Instituto Nacional de Estadística, correspondientes a 2019 —los últimos que están actualizados— situaban a la capital de La Plana en el tercer puesto del ránking estatal de ciudades con más kilómetros de carril bici por habitante, sólo por detrás de Vitoria y de Albacete.

Los últimos carriles bici implementados son los nuevos tramos en la calle Herrero y avenida Chatellerault; el carril bici de la calle Músico Pascual Asensio, que conecta dos ejes principales como son la avenida Valencia por un extremo y la avenida Villarreal por otro; o los 4 kilómetros de vía ciclopeatonal habilitada en el renovado Camí de la Plana, que une la ciudad con la playa a través de un corredor verde y con más seguridad vial. La red ciclista urbana se ha extendido también por primera vez en los últimos dos años hasta polígonos industriales como la Ciudad del Transporte (que queda unido así al casco urbano) o a grupos vecinales periféricos como Lourdes o Camarillas, hasta la fecha aislados desde el punto de vista ciclista.

A pesar del ritmo ascendente de la red ciclista castellonense, desde el ayuntamiento de Castellón matizan que la construcción de nuevos carriles bici en la ciudad en los últimos meses no se ha traducido necesariamente en un incremento de metros totales, pero sí en un refuerzo de la calidad y seguridad de los mismos. Y es que en varios de ellos lo que se ha hecho ha sido eliminar las aceras bici existentes (vías ciclistas señalizadas sobre aceras) para ejecutar carriles segregados y exclusivos para la bici y, por tanto, más eficientes desde el punto de vista de la movilidad, y más seguros al estar protegidos del tráfico rodado.

Además, la ciudad de Castellón dispone de un servicio municipal de préstamo de bicicletas, llamado Bicicas, que cuenta con 33.650 personas usuarias registradas, de las que 5.325 tienen algún tipo de abono activo.

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